La intolerancia a la lactosa se define como un trastorno que aparece en el paciente después de que este ingiera algún producto con lactosa (un disacárido que está presente en los productos derivados de lácteos).

Se trata de una condición ampliamente distribuida en el mundo, pues según el grupo etario y la etnia analizada, hasta el 65 % de la población puede llegar a presentarla. Resulta interesante conocer que la prevalencia de esta intolerancia depende ampliamente de la etnicidad del individuo, pues las personas afroamericanas, asiáticas y latinas tienen mayor predisposición a sufrirla. 

leche
 

El individuo afectado no puede digerir los azúcares presentes en la leche, lo que le produce malestar intestinal, hinchazón abdominal, gases y diarrea

 

Las bases biológicas de la intolerancia a la lactosa

Antes de evaluar la situación mundial de este trastorno y cómo se reparte por la población, tenemos que asentar ciertas bases en lo que a las causas de la enfermedad se refiere.

Como ya hemos dicho, la intolerancia a la lactosa es una patología que se produce cuando el individuo afectado no puede digerir los azúcares presentes en la leche, lo que le produce malestar intestinal, hinchazón abdominal, gases y diarrea.

Es interesante conocer que la lactosa es el carbohidrato primario que compone la leche (incluida la de origen humano). Fisiológicamente hablando, este azúcar disacárido no puede ser absorbido por el intestino de nuestra especie, por lo que requerimos de la actuación de la enzima lactasa, un tipo de β-galactosidasa que se encarga de disgregar a este azúcar complejo en los monosacáridos glucosa y galactosa.

 

Tipos

La deficiencia de la enzima lactasa puede ser congénita o adquirirse a lo largo de los años. Dependiendo del motivo subyacente a la patología, se pueden describir cuatro tipos de intolerancia a la lactosa:

1. Deficiencia primaria de lactasa

Es la causa más común de intolerancia a la lactosa. Estudios epidemiológicos reflejan que, por ejemplo en México, el 30 % de los adultos presentan este tipo de deficiencia. Los síntomas comienzan a aparecer tras la ingestión de productos lácteos en la etapa adolescente o durante la edad adulta, pues el descenso de la enzima lactasa comienza en la infancia y continúa a lo largo de la vida del individuo.

2. Deficiencia secundaria de lactasa

Diversas enfermedades pueden dañar a la mucosa del intestino delgado, lo que naturalmente se traduce en una disminución de producción de enzima lactasa. Algunas patologías que pueden desencadenar esta deficiencia secundaria son las gastroenteritis, la celiaquía, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerativas o el uso de ciertos fármacos y la quimioterapia.

3. Otras causas

Podemos listar otras dos causas, que si bien son mucho menos comunes, están presentes en la población. La deficiencia congénita es un caso especial en el que el recién nacido no es capaz de digerir los productos lácteos por una mutación de carácter autosómico recesivo.

Por otro lado, la deficiencia durante el desarrollo encuentra su causa en los infantes que nacen de forma prematura, pues su intestino delgado no se ha terminado de formar del todo y la actividad de hidrolización de la lactosa se ve comprometida.

 

Resumen

Como hemos podido ver, la intolerancia a la lactosa es un trastorno que va mucho más allá del malestar gastrointestinal del paciente. Se trata de una patología de sumo interés tanto epidemiológico como evolutivo, pues resulta muy difícil de explicar el hecho de que ciertos grupos humanos comenzaran a beber leche de forma asidua como adultos si, claramente, no estaban preparados para ello como especie.

Estudios como los que hoy te hemos mostrado plantean más preguntas que respuestas, pues explicar el origen exacto de las mutaciones que permitieron el desarrollo de tolerancia a la lactosa y su papel en las distintas sociedades es cuanto menos complejo. Desde luego, espacios como este no hacen más que evidenciar las miles de incógnitas que sigue encerrando el cuerpo humano.