Los hematomas, esas marcas que van del rojo al morado y luego al amarillo verdoso, son comunes en muchas personas. Sin embargo, algunas parecen desarrollarlos con mucha más facilidad. Entender las razones detrás de esta predisposición puede ser clave para determinar si es simplemente una peculiaridad del cuerpo o el signo de una condición subyacente más grave.

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El consumo excesivo de ajo produce un efecto anticoagulante/ Foto: Unsplash

 

 

¿Qué es un hematoma?

Un hematoma ocurre cuando los vasos sanguíneos se rompen y la sangre se filtra al tejido circundante. Esto puede suceder por una lesión, aunque ligera, que rompe estos vasos. Los hematomas varían en severidad y tamaño, desde pequeños puntos de sangre debajo de la piel (petequias) hasta grandes manchas que se extienden por grandes áreas del cuerpo.

 

Factores que influyen en la aparición de hematomas

  1. Edad: Con la edad, la piel se vuelve más delgada y pierde parte de la capa protectora de grasa, lo que hace que los vasos sanguíneos estén menos protegidos y, por tanto, más susceptibles a romperse.

  2. Género: Las mujeres tienden a tener más hematomas que los hombres, especialmente debido a diferencias hormonales. Los estrógenos influyen en la permeabilidad vascular, haciendo que las mujeres sean más propensas a desarrollar hematomas.

  3. Medicamentos: Algunos medicamentos, como los anticoagulantes y los antiplaquetarios, pueden aumentar la facilidad con la que se forman los hematomas. Esto se debe a que estos medicamentos afectan la capacidad de la sangre para coagularse, lo que aumenta el tiempo de sangrado.

  4. Suplementos y alimentos: El consumo excesivo de alimentos o suplementos que tienen un efecto anticoagulante, como el ajo, el jengibre, la vitamina E y el omega-3, también puede contribuir a la facilidad de formar hematomas.

  5. Enfermedades y condiciones médicas: Condiciones como la hemofilia, la enfermedad de von Willebrand, y el escorbuto pueden hacer que una persona sea más propensa a tener hematomas. Las enfermedades hepáticas, que afectan la producción de factores de coagulación, también pueden ser un factor.

  6. Estilo de vida y actividad física: Las personas con estilos de vida muy activos o aquellas que participan en deportes de contacto tienen un riesgo más alto de traumatismos repetidos, lo que puede resultar en hematomas frecuentes.

 

Mantener un estilo de vida saludable, revisar los medicamentos con un profesional de la salud, y usar protectores en actividades de alto riesgo son pasos importantes

 

¿Cuándo preocuparse?

Si bien es común tener un hematoma de vez en cuando, especialmente si uno se acuerda de haberse golpeado, hay situaciones en las que es recomendable buscar asesoramiento médico:

  • Si los hematomas aparecen sin razón aparente.
  • Si los hematomas son muy grandes o dolorosos.
  • Si se acompañan de sangrado en otras partes, como encías o nariz.
  • Si no desaparecen en un par de semanas.
  • Si ocurren junto con un aumento de fatiga o palidez (lo que podría indicar anemia).

 

Prevención

La prevención de hematomas comienza con la comprensión de las causas subyacentes. Mantener un estilo de vida saludable, revisar los medicamentos con un profesional de la salud, y usar protectores en actividades de alto riesgo son pasos importantes. Para aquellos con trastornos de la coagulación, seguir los planes de tratamiento y las recomendaciones médicas es esencial para controlar la condición y reducir la incidencia de hematomas.

 

En resumen, la facilidad para desarrollar hematomas puede ser una simple molestia o un signo de algo más serio. Prestar atención a los patrones y a las circunstancias puede ayudar a determinar cuándo es necesario buscar una opinión profesional y cómo manejar mejor esta condición.