La meditación ha ido ganando terreno en los últimos años por convertirse en un arma eficaz contra los males que persiguen a la sociedad contemporánea, entre ellos, los problemas de corazón.

Sí, meditar está de moda. Pero no por eso debemos pensar que es un invento moderno. Ni mucho menos. Desde que el hombre es hombre, en su mente siempre ha existido un pequeño espacio para la reflexión. Y es que al final la meditación no es más que eso: un momento de intimidad con nosotros mismos, donde nos desnudamos el alma y reconectamos con nuestro cuerpo, que a veces se nos olvida que es una prolongación de lo que sentimos.

Porque sí, meditar tiene consecuencias directas en él, aunque no lo veamos. Igual que nuestras emociones provocan reacciones físicas, malas o buenas, que se manifiestan en el organismo

Meditación
Meditación

En un estudio publicado, tras un seguimiento de más de cinco años y un programa de meditación trascendental (realizado por 102 de los participantes) el resultado fue que aquellos que se sometieron al programa redujeron el riesgo de mortalidad en un 48%,  la presión arterial, el riesgo de infartos, el estrés y la ansiedad.

La historia de la meditación es milenaria

Es decir, que la ‘paz mental’ obtenida mediante esta práctica protege el corazón, uno de los más maltratados por los malos hábitos de vida de la población actual: dietas altas en azúcares, grasa saturada y alimentos procesados, estrés, sedentarismo…

Como explica de manera más técnica la FEC, la meditación reduce la activación del sistema simpático y la liberación de hormonas como cortisol y adrenalina, contrarrestando los efectos desfavorables del estrés crónico sobre la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Por otra parte, asegura que la meditación trascendental es una técnica que se practica de 15 a 20 minutos dos veces al día, y en una postura cómoda, sentado y con los ojos cerrados mientras se repite un mantra (palabra o conjunto de palabras).

En definitiva, que el cuerpo y la mente están más unidos de lo que parece. Algo que quien ha practicado la meditación, o disciplinas como el yoga, ha podido comprobar. Y es que ambas actividades están conectadas, ya que desde sus orígenes, el yoga es un arte que combina cuerpo y mente, aunque cuando surgió en la India, estaba más vinculada a la teología y la espiritualidad que al movimiento corporal como quizá lo esté ahora.

De hecho, seguramente te sonará por sus ásanas o posturas corporales, ideadas precisamente para incitar a la meditación y como medio de unión con Dios y la naturaleza. Entre las más conocidas figuran la postura de loto o flor de loto, y el saludo al sol.

Por eso, rutas de senderismo que te dejen disfrutar de la naturaleza y los paisajes como estas son también un buen lugar donde pararse a meditar, ¿te animas?