Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de fijarnos metas y objetivos que nos ayuden a avanzar en una dirección y a mantenernos motivados con la celebración de la consecución de éstos. Si tu meta es la pérdida de peso o mejor dicho, la reducción de grasa corporal, te interesará este artículo.

Son muchos los mitos y leyendas que rodean el complejo mundo del «peso.» Nos encanta compararnos y nos cabrea especialmente que, nuestra amiga del alma -igual de alta y con el mismo peso que nosotros- se vea tonificada y en forma, mientras que nosotros siempre nos encontramos nuestros queridos michelines, imposibles de ocultar.

Son muchos los mitos y leyendas que rodean el complejo mundo del peso

¿Cómo puede ser esto?

Entre las medidas que más se usan para saber si estamos mejorando cuando comenzamos un programa de pérdida de peso, están la altura, el peso y el porcentaje de grasa corporal, siendo este último el más significativo.

Bascula
Bascula

Nuestro cuerpo está formado por dos componentes:

  • El peso corporal magro: formado por músculos, huesos, piel y los órganos internos.
  • El peso corporal graso: formado tanto por la grasa esencial, aquella que está almacenada en la médula ósea, en el sistema nervioso central y en los órganos; y la grasa almacenada, aquella que el cuerpo acumula bajo la piel en diferentes lugares.

De hecho muchas personas activas pueden ser diagnosticadas con sobrepeso siguiendo la formula estándar, cuando realmente lo que tienen es un gran desarrollo de su masa muscular, del mismo modo que es posible que una persona con sobrepeso aparezca según los baremos dentro de su peso normal, si tiene una estructura ósea y muscular pequeña.

Es por ello que no podemos quedarnos solo en los valores que nos indican la báscula y el medidor de altura para saber si tenemos o no tenemos exceso de grasa: Se trata de determinar qué cantidad de nuestro peso puede ser atribuida a la grasa corporal y qué cantidad no.

A diario nos encontramos con la misma pregunta: ¿Por qué he engordado si estoy cuidando mi dieta y estoy haciendo más deporte que nunca? El hecho de ganar peso -que no engordar- es real y puede ser muy desconcertante para cualquiera que no tenga claro este concepto, resultando muy desmotivador cuando estamos inmersos en la ardua tarea de mejorar nuestra dieta y nuestro entrenamiento. Aunque parezca precisamente lo contrario, este hecho indica que realmente se está haciendo un gran progreso y tiene una sencilla explicación si conocemos cómo funcionan las estructuras de nuestro cuerpo.

¿Cómo se calcula la grasa corporal?

Existen varios métodos para hacerlo. Sin embargo la más frecuente es midiendo los pliegues de la piel con un instrumento llamado Caliper. Seguro que lo has visto: es como una pinza que se aplica sobre la piel, cogiendo un pellizco y midiendo con su escala el tamaño del pliegue en milímetros en varias zonas del cuerpo. Las zonas más comunes son:

  • Los bíceps
  • Los tríceps
  • Las escápulas
  • Zona suprailíaca
  • El abdomen
  • Los muslos

Estas medidas nos dan un estimado del porcentaje de grasa corporal, ya que existe una correlación entre la cantidad de grasa subcutánea existente y el total de grasa corporal interna. Así que no te obsesiones con la báscula porque el estado físico no tiene que ver con la cantidad del peso sino con su composición.