Los expertos en salud visual insisten en que al menos una vez al año acudamos al oftalmólogo o al profesional óptico-optometrista para revisar nuestra visión. Este consejo es especialmente recomendable a partir de los 40, pues en torno a esta edad aumenta el riesgo de padecer disfunciones visuales, como la presbicia o vista cansada. Para compensar este defecto fisiológico, hay varias alternativas. Además de técnicas quirúrgicas, las lentes progresivas son la mejor solución. Pero adaptarse a estas gafas lleva su tiempo.

Cada vez más personas necesitan gafas

Consejos para adaptarse a las gafas progresivas

Pero, a pesar de un mayor conocimiento del sistema visual y del desarrollo de las técnicas y materiales de fabricación, la adaptación del présbita a las lentes progresivas requiere entrenamiento. ¿Cuánto tiempo se tarda en acostumbrarse a las gafas progresivas? Por lo general, el periodo de adaptación se alarga unos 10-15 días, pero todo dependerá de la persona, la graduación y del tipo de progresivo escogido.

Gafas Progresivas
Gafas Progresivas

¿Cómo hacerlo rápido y de manera satisfactoria? Estos son algunos trucos para facilitar la adaptación:

  • Deja tus viejas gafas. No alternes su uso con las lentes progresivas.
  • Llévalas puestas todo el tiempo que te sea posible, a no ser que te marees o notes fatiga visual.
  • En posición frontal, mueve la cabeza un poco para arriba o para abajo hasta ver bien.
  • Para mirar lo que tienes a tu izquierda o derecha, o seguir movimientos laterales de objetos, mueve con suavidad la cabeza. No mires de reojo por los laterales, ya que verás borroso.
  • En la visión de lejos, es sencillo: mira de frente por la parte superior con la cabeza recta. Por ejemplo, si quieres ver la tele, hazlo sentado o en una posición lo más recta posible, y con la parte de arriba de la gafa (estas gafas no son apropiadas para hacerlo tumbado en la cama o el sofá).
  • El suelo, a efectos de las gafas progresivas, también se considera lejos. Así que, si tienes que mirarlo, lleva la barbilla al cuello para enfocar bien.
  • En una visión intermedia, como la que necesitas con el ordenador, apunta con la nariz el objeto que quieres mirar; así coincidirá la zona intermedia de enfoque.
  • Para mirar objetos cercanos, utiliza la parte inferior de las gafas. Baja los ojos hasta encontrar el punto de enfoque.
  • Al leer, sigue la lectura con la cabeza, y no solo con los ojos. Y si lees en la cama, hazlo sentado.
  • Empieza los ejercicios de entrenamiento en casa, sentado en el sofá. Practica los cambios de enfoque entre la televisión (lejos) y el móvil (cerca). Repítelo mientras te sientas y te levantas mirando un punto fijo. El cerebro se aclimata así a los nuevos campos de visión.
  • Subir y bajar escaleras. Baja la cabeza para enfocar los peldaños o el bordillo de la acera con la parte superior de las lentes. Para bajar los escalones, mira de frente. Si lo haces con la parte inferior, puedes perder el equilibrio.
  • Trabajar con el ordenador. Adapta la altura de la pantalla para que esté a la altura de tu enfoque medio: su centro debe estar a 15-20 cm por debajo de la línea de tus ojos.
  • Conducir. Es una actividad de riesgo, así que hasta que no termines el proceso de adaptación y te sientas seguro, no conduzcas.

¿Qué pasa si no me adapto a las gafas progresivas? En este periodo puedes sentirte algo mareado, como que pierdes el equilibrio, o hasta tener náuseas o dolor de cabeza. Tómate un descanso, pero no abandones. Si pasa un mes, y aún has logrado adaptarte, consulta con tu óptico-optometrista.