¿Sabes qué es exactamente el entrenamiento funcional? Descubre sus peculiaridades, y comienza a entrenar tu cuerpo para las actividades de tu vida diaria. El sistema nervioso central, como todos sabemos, es el principal motor de nuestro funcionamiento; es quien recibe un estímulo o señal, lo interpreta y manda una respuesta hacia la parte del cuerpo deseada generando así, un movimiento. Bien, pues cuando una persona durante su día a día adopta malas posturas, ya sea por las actividades de la vida diaria o las actividades de la vida diaria laboral (AVD, AVDL), o realiza según qué movimientos que se salen de la seguridad de la estructura movilizada durante un tiempo prolongado, nuestro cerebro adopta estos patrones de movimiento y nuestras estructuras dejan de funcionar de la manera en la que han sido diseñadas (pérdida de funcionalidad). Esto puede desencadenar desde una simple dolencia o una pequeña disminución de la capacidad de realizar un movimiento con todo el potencial, hasta lesiones graves como una hernia discal.

¿Qué es el entrenamiento funcional?

El entrenamiento funcional es todo conjunto de ejercicios capaces de mejorar la función de cada una de nuestras articulaciones, corregirla e incluso prevenirlas con el propósito de cumplir un objetivo específico.

El entrenamiento funcional consiste en, previamente analizando el estado en que se encuentra cada una de nuestras regiones articulares, y entendiendo cuál debe ser su funcionamiento, mejorar el funcionamiento de éstas o bien prevenirlas de posibles alteraciones e incluso potenciarlas en el caso de que funcionaran como es debido. La finalidad de estos entrenamientos se marca dependiendo del tipo de cliente y sus objetivos.

El entrenamiento funcional es todo conjunto de ejercicios capaces de mejorar la función de cada una de nuestras articulaciones

Entrenamiento Funcional
Entrenamiento Funcional

¿Cómo debería aplicarse el entrenamiento funcional?

Uno de los principios del entrenamiento personalizado es, precisamente, el principio de individualidad; entendiendo, así, que cada persona es única y tiene unas necesidades específicas y una rutina de entrenamiento nunca debería ser igual a la de otro cliente. Puede darse el caso de dos chicas, con el mismo peso, misma altura, mismo % graso e, incluso, mismo objetivo, pero con distintas actividades en su día a día, diferentes antecedentes en la familia y un largo etcétera que harán que sus necesidades específicas desde el punto de vista muscular y anatómico-biomecánico nunca sean iguales; por lo tanto el enfoque de los ejercicios planteados deberá ser totalmente diferente.

Bien, pues después de hacer un estudio minucioso de la persona, el trabajo del entrenador personal es elaborar una planificación, donde normalmente seguimos una progresión lógica: desde los ejercicios más de control, aislando lo máximo posible la musculatura concreta de una región articular a trabajar, con el objetivo de reeducar al sistema nervioso y corregir posibles alteraciones en la funcionalidad de este; hasta los ejercicios de integración, donde se reproducen situaciones de la vida real, o del deporte a practicar, trabajando varios grupos articulares a la vez y añadiendo, además, factores como la velocidad.