Sufrir dolores de espalda es un suplicio para muchas personas. Las molestias se convierten en un dolor puntual que un día no se va y llega a ser crónico. Esa lucha es muy común y una buena medida para intentar mitigar todo lo posible es hacer ejercicios de espalda para acabar con ese dolor.
Ejercicios de espalda
Se cree que casi el 85% de la población occidental tiene problemas de espalda, una cifra que crece con el sedentarismo y entre las personas que no hacen deporte y no tienen hábitos saludables. Para aliviar estos problemas es recomendable hacer algunos ejercicios de espalda, que nos ayudarán a mitigar esas molestias.
-
Rodilla al pecho: nos colocamos boca arriba, con los pies apoyados en el suelo y las rodillas estiradas. Primero se lleva una rodilla al pecho con la ayuda de las manos y se deja 15 segundos flexionada; al bajarla, se sube la otra pierna y se repite la operación. Puede hacerse también con las dos rodillas a la vez.
-
El rezo: nos colocamos de rodillas y apoyamos las manos en el suelo a la altura de los hombros. Dejamos la cabeza erguida y los pies estirados hacia atrás. Echamos la espalda muy despacio hacia atrás hasta que los glúteos toquen y se monten sobre los talones y aguantamos unos segundos.
Se cree que casi el 85% de la población occidental tiene problemas de espalda

-
El gato enfadado: nos colocamos en posición de cuatro patas con la espalda recta y la vista hacia abajo. Con la cabeza, cuello y espalda alineados hay que encorvar la espalda hacia arriba, al igual que hacen los gatos cuando se sienten amenazados. Se aguanta arriba unos segundos y se regresa a la posición inicial.
-
El arco: nos colocamos tumbados boca arriba, con la espalda y los pies pegados al suelo y las rodillas dobladas. Elevamos entonces los glúteos un palmo aproximadamente y mantenemos la posición unos segundos.
-
Piernas cruzadas: nos sentamos en el suelo con una pierna estirada y cruzamos la otra por encima de la rodilla, posando el pie de la pierna cruzada sobre el suelo. Agarramos la rodilla cruzada con el brazo contrario y tiramos hacia atrás. Mantenemos la posición unos segundos.
-
El Cristo: nos tumbamos boca arriba con la espalda pegada al suelo y los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo, mientras flexionamos las rodillas flexionadas y apoyamos los pies. Con las piernas dobladas, las giramos hacia un lado, sin despegar la parte superior de la espalda del suelo, y después hacia el otro tras pasar por la posición inicial.