Hacia los 40 años bastantes personas sufren lo que se conoce como crisis de la mediana edad. Más concretamente, entre un 10 y un 15% de la población, según los estudios. Es normal que a esa edad a las personas les invada una cierta nostalgia por los años pasados, que tienen a recordarse como los mejores de la vida. Pero cuando esos sentimientos se vuelven persistentes y acompañados de tristeza o angustia, puede llegar a convertirse en un problema.

La ciencia ha analizado este periodo de tiempo, de hecho el término de crisis de la mediana edad fue propuesto en 1965 por el psicoanalista Elliot Jacques. En los casos más graves puede llegar a producir una depresión debida a un fuerte sentimiento de pérdida y de sensación de que el final de la vida se va acercando.

Cuando no afecta tanto, puede provocar sentimientos de insatisfacción con la vida, falta de objetivo o pérdida del propósito de la vida, mayores pensamientos sobre la muerte, menor energía, fatiga inusual, menos motivación, cambios de humor, que incluyen ira, irritabilidad y tristeza y cambios en el deseo sexual. 

Sin embargo, lo cierto es que la mediana edad no tiene por qué ser una etapa de crisis y tristeza, sino más bien de cambios positivos en la vida de una persona. Estos son algunos consejos para lograr este cambio de visión.

Recuperar la energía

Uno de los síntomas de la crisis de la mediana edad es la sensación de agotamiento, bien sea por la cantidad de trabajo o por el cuidado de la familia –ya sea hijos o familiares enfermos–. Pero es importante centrarse en uno mismo y llevar a cabo una serie de hábitos que mejoren el bienestar, como una alimentación equilibrada o la práctica regular de ejercicio físico de manera moderada.

Apuntar los cambios que quieres llevar a cabo

A estas alturas de la vida se puede hacer una revisión de en qué situación de la vida se encuentra una persona y qué cambios quieres afrontar. Con la edad se va perdiendo el miedo a lo que piensen los demás y poco a poco las personas se conocen más. Por este motivo, es aconsejable coger un papel y un lápiz y ponerse a escribir los cambios que uno quiere plantearse para ponerlos en marcha.

Aprender algo nuevo

Como demuestra este estudio publicado en The Journal of Gerontology, existen múltiples beneficios para la salud mental de las personas adultas que deciden aprender algo nuevo en la vida. Puede ser algo que siempre se ha deseado pero no se ha llevado a cabo o cualquier otro interés, pero mantener la mente activa bien sea aprendiendo un idioma, un curso o incluso una carrera universitaria puede ser de gran ayuda para encontrar motivación en la vida.

Mujer estudiando / Unsplash
Mujer estudiando / Unsplash

Reconectar con amigos y familiares

Las conexiones sociales son importantes para la salud mental, como recoge este estudio de la Universidad de Cambridge. A esta edad los hijos suelen ser más mayores y puede haber más tiempo libre, por lo que sería aconsejable retomar amistades o relaciones con familiares que se han tenido abandonadas en los últimos años.

Dar una oportunidad a la vida amorosa

Muchas parejas viven las crisis en la mediana edad, de hecho es cuando las cifras de divorcios se disparan. Pero no tiene por qué ser así. Es una buena época para analizar cómo está la relación con el otro y cambiar el rumbo dedicándose más tiempo el uno al otro. Y para aquellos que se han separado, la ilusión de una nueva relación puede suponer la recuperación de la alegría en el día a día.