Los antihistamínicos son los fármacos más recetados a la población general y se utilizan para tratar diversos tipos de reacciones alérgicas, ya sea a ciertos alérgenos que se pueden evitar (como por ejemplo a algunos alimentos) como a factores ambientales de difícil control (como puede ser el polen durante la primavera).

Los antihistamínicos se dispensan en la farmacia sin receta, pero es muy recomendable que sea un médico quien los prescriba para que pueda recetarnos aquel que mejor se adapta a nuestra afección y a nuestro estilo de vida, y para que pueda realizar un seguimiento del paciente.

Y es que no todos los antihistamínicos son iguales: podemos encontrarlos de primera, segunda y tercera generación, y aquello que los distingue son las partes de nuestro organismo a las que afectan y los efectos secundarios que nos pueden generar.

antihistaminico

Antihistamínicos, un clásico en primavera

Los efectos secundarios de los antihistamínicos

Los antihistamínicos de primera generación, que han sido los más utilizados hasta hace poco tiempo, actúan directamente sobre todo nuestro sistema nervioso central y pueden causar numerosos efectos secundarios entre los que se encuentran el cansancio, la somnolencia, la visión borrosa, el estreñimiento, etc. Es necesario tener mucha precaución a la hora de utilizarlos ya que puede ser peligroso hacerlo si vamos a llevar a cabo actividades de riesgo como la conducción, o pueden interferir en el rendimiento en el trabajo o en la escuela. Entre los antihistamínicos de primera generación podemos encontrar la difenhidramina, el dimenhidrinato, la clemastina, la doxilamina o la clorfeniramina.

Los antihistamínicos de segunda generación también son conocidos como antihistamínicos no sedantes, ya que se introducen menos en nuestro sistema nervioso central evitando esa sensación de somnolencia y cansancio tan típica del uso de estos fármacos. Podemos tomarlos sin que interfieran en gran medida en nuestra vida diaria y podemos seguir realizando tareas que requieran de nuestra concentración, como conducir o estudiar. Entre los antihistamínicos de segunda generación podemos encontrar la loratadina, la cetirizina, la ebastina y la rupatadina.

Medicamentos cada vez más desarrollados

Los antihistamínicos más avanzados

Actualmente existen antihistamínicos muy avanzados, conocidos como «de tercera generación», que derivan de los de segunda generación y consiguen potenciar más su efecto sin los indeseables efectos secundarios. Los antihistamínicos de tercera generación actúan de forma selectiva sobre los receptores de histamina periféricos (la histamina es una sustancia que se encuentra en los tejidos corporales y que se activa frente a una reacción alérgica) y no penetran en la barrera hematoencefálica, por lo que no tienen efectos secundarios negativos sobre el sistema nervioso central.

Además de reducir significativamente los efectos secundarios, los antihistamínicos de tercera generación tienen una duración mayor, en algunos casos de hasta 48 horas, por lo que sus tomas son menores y más espaciadas en el tiempo.