1. Ir acompañado

Ir al gimnasio acompañado por un amigo es una de las mejores decisiones que se pueden tomar. Hacer que la hora o el rato que estés en el gimnasio pase a ser ameno es factible si mientras entrenas hablas con un amigo de tus últimas novedades. El tiempo irá mucho más deprisa, y entre conversaciones se realizarán los ejercicios casi sin darnos cuenta. Las primeras semanas en el gimnasio siempre son algo incómodas, ya que es un lugar nuevo y hay muchas máquinas y herramientas que no son fáciles de utilizar. Pero con la compañía de un amigo, la confianza aumenta, y entre los dos siempre es más llevadero pasar ese posible mal rato.

Entre conversaciones se realizarán los ejercicios casi sin darnos cuenta

 

2. Si vas solo, escucha música o un podcast

Puede que no exista la posibilidad de ir con alguien, bien porque los amigos vayan a otro gimnasio o porque los horarios no coincidan. En ese caso, es aconsejable llevar unos auriculares para poder escuchar música o algún podcast. Estar tanto rato en el gimnasio sin ningún estímulo que te evada, por muy concentrado que se esté en el entrenamiento, es poco recomendable. Se terminará viendo el entrenamiento como algo largo y aburrido. Por el contrario, utilizar ese rato para escuchar un podcast que nos interese o para descubrir nuevas canciones harán del entrenamiento un rato más agradable.

deporte acompañado
deporte acompañado

3. Obtener fotos de los resultados

Una de las cosas que más motivan a la hora de planificar un entrenamiento es observar los cambios en el cuerpo. Por ello, es fundamental ir tomando fotos de las distintas etapas de la rutina, para ir notando el cambio y que eso ayude en la motivación de continuar. Es más, en las primeras semanas es bastante habitual ir notando algún cambio, y si eso se compara con la foto tomada el primer día, no hay mejor muestra de que con un buen entrenamiento se pueden alcanzar los objetivos. Si los cambios son pequeños, no se debe caer en pensamientos negativos, y seguir insistiendo para comparar los resultados a la larga con la primera foto. Ahí seguro que notaremos el cambio, aunque en el día a día no se aprecie tanto.

4. Mantener la calma y no tener prisa con el cambio físico

Si bien es cierto que las primeras semanas se suelen notar los cambios, cada cuerpo es un mundo y debemos estar preparados para todo. Si los cambios no aparecen en las primeras semanas, se debe seguir insistiendo, ya que el cuerpo se terminará adaptando a esa nueva rutina de ejercicios. Por otra parte, quienes sí noten resultados inmediatos, quizás a medio plazo noten un estancamiento, pero eso tampoco debe acabar con nuestra motivación. En definitiva, es fundamental confiar en que una rutina constante nos llevará a un buen puerto, y no hay que perder la cabeza por no obtener los resultados inmediatos esperados.