Antonio Pinel, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de la Mina de Sant Adrià de Besòs ha comparecido este miércoles a la Comisión de Territorio y Vivienda del Parlamento, a petición de los Comuns, para informar sobre la situación actual del barrio, según informa la ACN. En una bronca generalizada ha denunciado que el barrio "está del todo abandonado" y los problemas, que cada vez son más y mayores, llegarán a ser "imposibles" de solucionar si la Generalitat y el Ayuntamiento no actúan.
Pinel ha defendido la actividad asociativa y la oferta cultural de la Mina, pero en un discurso donde ha afirmado que las carencias del barrio superan cada vez más sus virtudes, ha acabado denunciando que "se pisan los derechos de la ciudadanía cada día". Por ejemplo, ha lamentado que cada vez se limpien menos las calles, llegando a acumularse altas cantidades de basura. También, con respecto a la seguridad, ha acusado a los cuerpos policiales de no ser lo bastante sensibles a las exigencias y necesidades del barrio y ha afirmado que además de patrullar poco, algunos agentes "a veces ven cosas flagrantes ante las cuales no se detienen y pasan de largo".

A pesar de no negar la larga lista de problemas sociales de la Mina, ha afirmado que "el problema realmente grande es político" y ha reprochado a la Generalitat y al Ayuntamiento las "condiciones penosas" con que entregaron el barrio cuando hace 25 años impulsaron una transformación. Por eso, ha instado a las dos administraciones a afrontar una inversión transversal, "si no en la Mina no se solucionará nada". Todos los partidos han mostrado su apoyo ante las reclamaciones de la asociación.
El derribo del edificio Venus
En relación con el derribo del edificio Venus, anunciado en el 2001, Pinel ha denunciado la incertidumbre que tienen que hacer frente las 244 familias, muchas de ellas vulnerables, que han visto cómo la actuación se ha ido retrasando sistemáticamente. Ha criticado que no se haya construido un edificio alternativo y que la indemnización y realojamiento de algunas de estas familias "no hace más que trasladar el problema de una calle hacia el resto del barrio". Aunque el Consorcio de la Mina prevé que el derribo sea en el 2030, el vicepresidente de la asociación de vecinos se ha mostrado escéptico ante el cumplimiento de este hito.