Ada Colau cerrará las terrazas de los bares de la Sagrada Família en pleno verano y con la temporada turística bien entrada en un año de ocupación histórica en la costa catalana, también en Barcelona. Después de que en abril el Ayuntamiento de la capital catalana aprobara una normativa singular para estos establecimientos de restauración, y de idas y venidas de los abogados de los pequeños autónomos y propietarios de estos bares, finalmente el Consistorio ha optado por no darles ningún tipo de margen y les dejará sin terrazas seguramente antes de julio.

Así lo han explicado varios propietarios de estos locales a El Nacional, que han querido subrayar que el Ayuntamiento les hizo una "emboscada" ayer por la mañana, cuando los citó para hablar sobre esta cuestión. La sorpresa, sin embargo, fue que, al llegar, se encontraron con que les plantaban enfrente el documento —la resolución administrativa que hace efectiva la extinción de la licencia— que les informaba de que en un plazo de cinco días tenían que cerrar las terrazas. Los abogados les aconsejaron que no lo firmaran, pero ahora ya "solo para ganar días, y no meses" porque "ya no hay nada que hacer".

Si ayer hubieran firmado el documento, el lunes o martes ya se hubieran quedado sin terrazas y, de esta manera, lo podrían alargar hasta finales de la próxima semana. El Consistorio dejará así a estos nueve bares afectados por la normativa singular —que establece que solo nueve establecimientos tendrán que quedarse sin terrazas— apenas entrado el verano. Y al turismo.

La táctica de BComú

"Quedamos muy sorprendidos con la táctica", ha querido poner de relieve el abogado que lleva el caso, Juan Carlos Valverde, que ha añadido que, a pesar de que él ya esperaba las alegaciones, ha asegurado que "no me esperaba que nos citaran para entregar personalmente las notificaciones a todos a la vez y sin dar explicaciones por haber dictado las resoluciones".

Aunque Valverde tiene claro que se puede recorrer, ha lamentado que "mientras tanto están en la obligación de aplicar" la resolución y ha afirmado que ahora depende del Ayuntamiento los días que les quedan de tener terraza porque dependerá de cómo resuelven las medidas cautelares.

En su opinión, la ordenación "no está basada en criterios objetivos, sino erróneos y subjetivos" y más teniendo en cuenta que la normativa de las terrazas se modificó y aprobó en abril de 2016. Esta ordenanza municipal colgaba de la versión original de la normativa de toda Barcelona.

Valverde ha querido subrayar que "dependemos de la postura social y política del Ayuntamiento, que tiene cierto margen sin incurrir en la ilegalidad, por no llevar a cabo la ejecución inmediata". En caso de que las retiren, y años más tarde decidieran devolverles las licencias, "los daños a los titulares y trabajadores de los establecimientos serán igualmente irreparables", ha señalado.

Aparte de eso, también ha recordado que "no se entiende que ocurra eso después de todo el tiempo que ha pasado desde que estos locales están (37 y 44 años) y han sufrido situaciones críticas en beneficio de la ciudad, como la línea del AVE, las reformas de la L5 del metro, los Juegos Olímpicos o las obras de la Sagrada Família. Esto nunca nadie se lo ha compensado", ha sentenciado.

Salvar el McDonald's

La "curiosa" normativa singular, no afecta de la misma forma a la terraza del McDonalds y tampoco del Costa Coffee ni de la Farggi, tres establecimientos que forman parte de cadenas mundiales y que, además, tienen las terrazas situadas justo delante del templo; la acera tiene el mismo ancho que el resto y no dan trabajo extra a los trabajadores, que no salen a las terrazas a servir. Estos tres locales, que tienen las terrazas seguidas, solo perderán una de las dos hileras de mesas de estas.

Imagen de la calle Provença donde está la terraza del McDonald's, del Costa Coffee y de la Farggi / Google Maps

Las medidas de las aceras, sin embargo, son las mismas, y tanto las terrazas de la calle Provença del lado de montaña, como las de los chaflanes de la calle Mallorca, disfrutan de los, como mínimo, 4,5 metros reglamentarios. De hecho, las esquinas de los alrededores de la basílica ya se ampliaron en 2012, cuando se eliminó un carril de circulación de vehículos para hacerlas crecer de los 5 metros que medían, hasta llegar a los 7,5 metros como mínimo. Aquel mismo año, el gobierno de Xavier Trias prohibió el acceso de los autocares a la isla del templo y desvió sus rutas dos calles más abajo para evitar colapsos de personas delante de la basílica.

Mientras tanto, el Ayuntamiento ha reprochado a los nueve pequeños autónomos que se quejen ahora por quedarse sin terrazas porque, según han explicado algunos de estos propietarios a este diario, "tendrían que estar agradecidos de que todo este tiempo les hemos dejado hacer negocio con el espacio público". Hay que recordar que estos bares no disfrutan del espacio de manera gratuita, sino que cada año pagan religiosamente la licencia. Una licencia que, a pesar de las intenciones del Consistorio, este año también se concedieron.

Aparte de eso, la familia de las hermanas Giralt se ha lamentado a El Nacional que, mientras otros bares han tenido la opción de instalar plataformas desmontables y mantener así en gran parte la terraza, a ellos no les han dado ninguna opción. "Que me cobren el doble de la licencia, si quieren, pero que no me saquen la terraza", ponen de manifiesto, al mismo tiempo que cargan contra el Consistorio por quererles dejar sin parte de un negocio familiar con 37 años de historia. Y es que, recuerdan, allí no sólo va el turismo a tomar algo, sino también los trabajadores del templo y de los alrededores que les gusta hacer la pausa con un café y un cigarrillo.

El miedo de los trabajadores

Esta decisión, que se aprobó en una comisión de gobierno —y, por lo tanto, no hizo falta recibir ningún tipo de apoyo del resto de grupos municipales—, ha dejado a los trabajadores de estos establecimientos con el miedo en el cuerpo. "Ya sabíamos que pasaría, pero no esperábamos que fuera tan pronto", han confesado, y han añadido que "tenemos miedo porque no sabemos quién irá a la calle y se quedará sin trabajo".

Y es que algunos locales de restauración ya aseguraron a este diario que es probable que tengan que despedir entorno de un 50% de la plantilla, siempre dependiendo del local y de la cantidad de mesas que tengan. De hecho, el presidente del Gremio de Restauradores, Roger Pallarols, ya puso de relieve que todo ello "pone en peligro la viabilidad profesional" y "amenaza la viabilidad de aquel negocio" porque, aparte de que "las aceras tienen espacio para todo", el conflicto, aseguraba, "no es tan grande como parece".

El Ayuntamiento ha justificado la medida por los 3.200.000 visitantes anuales que disfrutan de la belleza del interior de la Sagrada Família, más los 10.000.000 que se pasean por el entorno, y teniendo en cuenta las quejas vecinales, el flujo de peatones y los "criterios paisajísticos", el Ayuntamiento justifica la medida bajo el argumento que las aceras de los alrededores del templo "sufren una congestión que dificulta el uso cotidiano de estas, dificultando el acceso a las viviendas y al comercio".

L'Ajuntament ha justificat la mesura pels 3.200.000 visitants anuals que gaudeixen de la bellesa de l'interior de la Sagrada Família, més els 10.000.000 que es passegen per l'entorn, i tenint en compte les queixes veïnals, el flux de vianants i els "criteris paisatgístics", l'Ajuntament justifica la mesura sota l'argument que les voreres del voltant del temple "pateixen una congestió que dificulta l'ús quotidià d'aquestes, complicant l'accés als habitatges i al comerç".

El Gremi de Restauradors ha pedido al Ayuntamiento que "paralice la supresión de terrazas como muestra de voluntad en la negociación y se ha lamentado que no entiende que el consistorio "profundice en la herida de la ordenanza cuando las negociaciones están avanzadas".