Catalunya vive esta semana una temprana primera ola de calor del año con temperaturas que han superado los 35 °C en Lleida. Ante de las altas temperaturas que se esperan para las semanas más complicadas del verano, Barcelona busca alternativas para combatir el calor y del 2 al 6 de junio una prueba piloto con pavimento reflectante en Les Corts para reducir el efecto isla de calor. En concreto, la prueba se hará en un tramo de la calle de Martí i Franquès, entre la calle de Menéndez y Pelayo y la calle de Baldiri Reixac. Se utilizará un aglomerado especial que tendría que rebajar la temperatura del pavimento y contribuir a la reducción de este efecto. Se llama así la tendencia de las ciudades a tener unas temperaturas más elevadas en comparación con otras zonas menos urbanizadas.
Comparación de la temperatura
La prueba comparará el nuevo aglomerado con un tramo de asfalto negro convencional. Se comprará la temperatura y reflectancia de los dos tramos y en función de las conclusiones se valorará implementar el nueve en otros puntos de la ciudad. La instalación de este pavimento, que se implanta con el apoyo técnico de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), forma parte del Plano Clima del Ayuntamiento. Se engloba en el conjunto de acciones destinadas a aumentar la resiliencia en el calor del espacio público y las infraestructuras y reducir el efecto isla de calor con el incremento del verde urbano y con la utilización de materiales reflectantes en pavimentos y terrados.
¿Qué es el pavimento reflectante?
Las grandes ciudades sufren el efecto isla de calor, que supone que las temperaturas sean más elevadas en comparación con los espacios rurales, a causa de la capacidad de materiales como el asfalto y el hormigón de absorber y retener el calor. Eso pasa porque los materiales que habitualmente se utilizan en las infraestructuras urbanas absorben más radiación solar y liberan calor lentamente, elevando así la temperatura media. Los pavimentos reflectantes pueden servir para bajar la temperatura del suelo. En concreto, estos pavimentos reflejan la energía solar para reducir la temperatura ambiente gracias a la modificación de su color, disminuyen la absorción y retención de calor en comparación con los materiales convencionales.
Un estudio publicado en la revista Environmental Science and Technology, apunta que los pavimentos frescos y su implementación podrían reducir la temperatura del aire a Boston y Phoenix hasta 1,7 y 2,1 grados Celsius, respectivamente. Con eso también se reducirían las emisiones de gases de efecto de invernadero; en el caso de Boston sería hasta un 3%, mientras que en Phoenix en un 6%. Sin embargo, estas reducciones dependerán de la implementación de estrategias de pavimento frío de acuerdo con el clima, el tráfico y las configuraciones de los edificios de cada vecindario.