La bronca que se llevó a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en su intervención en el acto del pregón de la Festa Major de Gràcia, protagonizado por el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, llegó precedida de otra al concejal de este distrito, Eloi Badia, ampliamente criticado por colectivos de todo tipo por su gestión en Gràcia, pero también por toda la ciudad por su papel como concejal de emergencia climática y transición ecológica y como tal, responsable de la limpieza -o de la suciedad- de la ciudad.

Las lágrimas de Colau, que necesitó la ayuda de Cuixart para poder seguir su parlamento, fueron producidas por una parte del público asistente, que la abucheó tan pronto como se silenciaron los gritos de independencia con que se cerró la intervención del pregonero. Entre los silbidos hubo gritos de componente político donde se le reprochaba que no fuera independentista, pero también hubo muchos otros referidos a problemáticas sociales como la gentrificación, los desahucios y los pisos turísticos.

 

 

De hecho, las cuestiones sociales son las que marcaron la pitada que se llevó Badia, que contó con la participación del colectivo 'Cap esplai sense local' que el mismo día había hecho un llamamiento en redes sociales donde se informaba que, junto con "otros colectivos del barrio" se tenía la intención de "hacer ruido" para que no se pudiera oír el parlamento del concejal, "igual que él no nos escucha a nosotros".

Un problema que hace un año que dura

El colectivo 'Cap esplai sense local' reivindica un espacio fijo para dos esplais del barrio, el Matinada-Pòrtics y l'Espurna de Gràcia, que el 31 de agosto del 2020, prácticamente hace un año, se quedaron sin su local habitual en la calle Jaen, 7.

Según un manifiesto colgado en su web y firmado por la asamblea de monitoras se recuerda de que después de hacer uso del local desde el 2014, a mediados del año pasado no se renovó el contrato de alquiler "firmado entre Carmelites –las monjas a cargo de la gestión del espacio– el Ayuntamiento y los dos espalis" por lo cual lo tuvieron que abandonar a finales de agosto.

Pregón fiestas de Gràcia Carlos Baglietto27

Pancarta exhibida por el colectivo 'Cap espali sense local' durante el discurso de Eloi Badia / Carlos Baglietto

Como una de las partes firmantes es el ayuntamiento, desde los esplais acusan al consistorio de haberlos dejado sin local y ofrecerles soluciones temporales que no consideran suficientes y reivindican espacios en condiciones para poder llevar a cabo las actividades de los dos centros con normalidad.

Toda esta situación llevó a organizar el colectivo y preparar movilizaciones entre las cuales "silbar y sacar una pancarta cuando habló Eloi Badia", según apunta a elNacional.cat una miembro de 'Cap esplai sense local', que añade que no se participó como entidad en el abucheo posterior a Colau, donde tampoco mostraron la pancarta reivindicativa.

Con todo, ha sido gracias a las lágrimas de Colau que el colectivo ha podido observar como su problemática "ha podido salir fuera de Gràcia", captando la atención de medios de comunicación de ámbito más generalista. Ahora, esta plataforma reivindicativa prepara nuevas movilizaciones todavía por definir cuando justo quedan una docena de días para que haga un año de su situación.

Acusan a Badia de no dialogar

En su parlamento, el concejal Bahía se dirigió a los colectivos que protestaban asegurando que después podrían hablar, pero desde 'Cap esplai sense local' niegan que se produjera este diálogo.

 

Asimismo lo resumió el miércoles la ANC Gràcia en una concentración de la Plataforma Gràcia Llibertat, donde además de secundar el abucheo a Colau reconoció que Badia se ganó la bronca de los dos esplais y también de otros colectivos, como "els Tres Lliris, els de l'Alzina, los de Vallfogona, la Abaceria y tantos otros" porque "de poco sirvió que dijera que podíamos hablar después, porque si alguna cosa ya ha constatado a la gente es que hablar no es de las cosas que hagan o tengan ganas de hacer mejor".

Badia y Colau, cada uno con su pitada, fueron la previa y el colofón al pregón de Cuixart.

 

Imagen superior: Eloi Badia fue regañado antes del pregón de Jordi Cuixart / Carlos Baglietto