"Imaginad que las calles fueran para pasear, las intersecciones para jugar y los coches casi nunca fueran permitidos. Eso, que parece un sueño para el peatón y una pesadilla para los conductores, se está convirtiendo en una realidad en Barcelona". Con esta descripción el diario norteamericano The New York Times introduce a sus lectores la filosofía de la superilles del Poblenou.

El diario, que define Barcelona como un centro del turismo, la cultura y los negocios, más de moda que Madrid; asegura que la ciudad ha vivido un aumento de su popularidad desde los Juegos Olímpicos que ha ido acompañado de un aumento también de su congestión en las calles y aceras.

Por eso, asegura que el ayuntamiento de la ciudad está buscando maneras de reconstruir su paisaje urbano, entregando espacios destinados a los coches para los peatones. Eso, aseguran que atrae la atención internacional. La iniciativa pretende reducir el tráfico pero también la contaminación y utilizar el espacio público de manera más eficiente, haciendo los barrios más agradables.

El periodista que firma la información cita palabras de la concejala Janet Sanz que explica que la iniciativa es para "recuperar las calles", y también que la perspectiva es que el año 2018 se hayan implantado, como mínimo cinco superilles, en varias zonas de la ciudad. Sin embargo, también explican que cuando se implantaron hubo varias reacciones entre los vecinos de la zona.

Comparativa con Nueva York

Una vez explicado el proyecto de Barcelona, el diario refleja y explica qué pasaría si eso se hiciera en la ciudad de Nueva York. La ciudad norteamericana ha hecho de hace un tiempo acá una especie de plazas por peatón, el diario, sin embargo, advierte sus lectores que no tiene nada que ver con la filosofía de la superilla de Barcelona. "Las superilles representan un enfoque más radical, que cuestiona fundamentalmente la idea de que las calles son para los coches", dice el diario.

En un plano de la ciudad explican que una firma de arquitectos de la ciudad planeó como y en qué zonas se podría aplicar la idea de superisla al conocido barrio de Manhattan. Según esta firma, este diseño se podría implantar perfectamente en esta zona de la ciudad, ya que "la gran mayoría" del, residentes en Manhattan no tienen coche. En este sentido, aseguran que "sus calles están principalmente utilizadas por los coches" y que por lo tanto, "hay una enorme necesidad de crear lugares seguros para caminar e ir en bicicleta".