Una vez el viernes pasado el Ayuntamiento de Barcelona procedió a la sustitución de las placas de la plaza de Antonio López, que de ahora en adelante tendrá el nombre de plaza de Idrissa Diallo en la banda que da a la Ribera y de plaza de Correus en el lado que da al Barri Gòtic, varios colectivos antirracistas, de migrantes y de personas racializadas de Barcelona han criticado que aunque se haya cambiado el nombre de la plaza se mantengan todavía elementos en honor al esclavista. Estos vestigios son visibles en la peana del monumento, que permanece en su lugar aunque la estatua fue retirada en marzo del 2018, es decir, ya hace cuatro años.

En un comunicado firmado por una veintena de colectivos, se reprocha al consistorio de la capital catalana que se haya decidido mantener en su lugar la peana del negrero y esclavista. Para los firmantes, ha sido positivo que finalmente "se haya materializado el esperado cambio de nombre de la plaza", ya que se ha dado respuesta a una reclamación de estos mismos colectivos que ya "impulsaron el cambio de nombre de la plaza en el año 2018, recogiendo a pie de calle 18.500 firmas (validadas 17.840), de vecinos y vecinas de la ciudad", pero al mismo tiempo lamentan que las instituciones "no han respondido con el compromiso y la coherencia política que implica transformar el pasado colonial y racista de la ciudad".

En este sentido, lamentan que todavía hay monumentos dedicados a personajes como Cristóbal Colon, el general Prim o Joan Güell i Ferrer, pero especialmente critican que más allá del cambio de placas, se mantenga "la peana de la escultura", ya que "enaltece a un personaje clave en la historia colonial de la ciudad". Según los colectivos antirracistas, la peana "sigue glorificando al esclavista" y lamentan que la respuesta del ayuntamiento, a través de la Concejalía de Memoria Democrática, haya sido que la política actual no pasa por eliminar la peana que ocupa el espacio central de la plaza, sino por "contextualizarlo". De hecho, apuntan que lo único que quiere hacer el consistorio es colocar un atril en un extremo de la plaza, donde se explique "el motivo del cambio de nombre".

"Nos parece inadmisible la convivencia de una peana que enaltece a un personaje clave en la historia colonial de la ciudad, con unas placas que dedican el renombramiento de la plaza a Idrissa Diallo, víctima del racismo institucional, muerto un 6 de enero de 2012 en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona por negligencia médica", apuntan, y por eso reclaman que se elimine el pedestal y lamentan que el Ayuntamiento de Barcelona "haya dado nuevamente la espalda al antirracismo".