La asociación Barcelona Futur celebró este miércoles por la tarde una nueva mesa redonda dentro del ciclo de conferencias anual que inició a principios de año. Este abril la temática se centra en el turismo en Barcelona y, concretamente, el acto de ayer, en la ilegalidad vinculada a la actividad turística en la ciudad. Justo acabada la Semana Santa, en la cual se han registrado unos niveles de empleo muy similares a los de antes de la pandemia, la entidad preguntó a diferentes agentes turísticos cómo les afectan los pisos turísticos ilegales, los hogares compartidos, la vuelta de los top manta, mojiteros y otras actividades irregulares.

En la mesa redonda que presentó el presidente de Barcelona Futur, Gerard Esteva, participaron Enrique Alcántara, presidente de Apartur; Macarena Bergada, presidenta de la Aguicat (Associació de Guies de Catalunya); Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de vecinos de la Barceloneta; y Manuel Baena, director de comunicación y marketing del Gremio de Hoteles de Barcelona, una charla que estuvo patrocinada por Agbar, SABA, FIATC y Mémora. Todo ellos concluyeron que se tenía que hacer frente común a todos los tipos de ilegalidades que hay en torno a la actividad turística en la ciudad con la voluntad de que haya una buena convivencia y que el turismo que llegue sea de calidad.

Durante su intervención, la presidenta de la Asociación de Guías de Catalunya, Macarena Bergada, remarcó el trabajo de los guías acreditados con los múltiples conocimientos que tienen que tener de la ciudad para dar un buen servicio a los turistas que contratan sus servicios. "Los free tours desprestigian nuestra profesión. Las administraciones han tomado decisiones que nos afectan y no nos lo hacen saber, como por ejemplo la zona de estacionamiento delante de la Pedrera. Nosotros velamos por la buena convivencia entre ciudadanía y turistas". En este sentido, destacó el éxito de Barcelona y afirmó: "Los servicios que ofrecemos tienen que ser de calidad para atraer turismo de calidad".

Los pisos turísticos ilegales también son uno de los puntos más críticos y generadores de conflictos en barrios como el de la Barceloneta. El vicepresidente de la asociación de vecinos, Manel Martínez, explicó que estos podrían suponer un fraude de unos 10 millones de euros por temporada: "Hemos sufrido la ilegalidad durante mucho tiempo. El precio del alquiler se ha llegado a multiplicar por cinco y nos obliga a marcharnos del barrio. Es incomprensible que entre los años 2018 y 2019 desaparezcan los inspectores turísticos cuando el gobierno hacía bandera de querer acabar con los pisos turísticos ilegales".

En este mismo sentido, se pronunció Enrique Alcántara, que avisó: "Nos tiene que preocupar que la ilegalidad se vea como una oportunidad de negocio. A las plataformas no les puede interesar que las vinculen a la irregularidad". Por su parte, Manuel Baena declaró que lo que más preocupa al gremio es la afectación que la ilegalidad tiene en la sociedad, "especialmente en la calidad de vida y del producto turístico de Barcelona". Una nueva modalidad que también pone en alerta al sector es el hogar compartido. Preocupa sobre todo la dificultad de control del alquiler de habitaciones, aunque el Ayuntamiento de Barcelona ha prohibido esta modalidad. Por eso, Alcántara reclamó actuaciones inmediatas por parte de las administraciones con la recuperación de las inspecciones. Por su parte, Martínez mostraba su preocupación: "La gente que hasta ahora tenía un piso turístico ilegal, ahora puede tener alquiler de habitaciones. Y cómo controlar que la propiedad del inmueble conviva es complicadísimo". Manuel Baena destacaba que esta podía ser una nueva oportunidad para las mafias turísticas.

Reaparición del top manta

Los vendedores ambulantes han vuelto a aparecer estas últimas semanas en zonas habituales como la Barceloneta o el paseo de Colom. Por eso, los ponentes coincidieron en la "necesaria prohibición de estas actividades". "No solo porque perjudican a vecinos y comerciantes, sino que también atentan muchas veces contra la salud pública". El sector considera que las campañas emitidas por el consistorio para prevenir la compra de bebidas en la calle "no atacan el problema, solo desvían su solución".

La conclusión final fue la de apostar por un modelo turístico basado en la calidad más que en la cantidad: "Barcelona se puede permitir escoger el tipo de visitante que quiere, pero para atraer turismo de calidad tenemos que mejorar los servicios, los espacios públicos y las prácticas turísticas. Para tener turismo de calidad primero tenemos que ofrecer servicios de calidad", concluyó Bergada. El sector propone "la profesionalización, la apuesta por el turismo de negocios, la recuperación de las inspecciones para detectar alojamientos turísticos ilegales y la erradicación y el control de las actividades irregulares". Todo con la pretensión de acabar con una práctica “insostenible” como es la ilegalidad.