Barcelona tendrá las tiendas abiertas los domingos y festivos. La medida, que ahora depende de los últimos trámites administrativos, se ha hecho con el consenso de todos los actores sociales, políticos y económicos de la ciudad. En una rueda de prensa conjunta, el primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni; la concejala de Comercio, Mercados, Consumo, Régimen Interno y Hacienda, Montserrat Ballarín; el presidente de la Fundació Barcelona Comerç, Salvador Vendrell, y el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, han presentado la nueva propuesta.

Más allá de la pandemia y sus consecuencias negativas, había prisa por cuestiones jurídicas. El próximo 3 de agosto de 2021 se cumplirán cuatro años desde que entró en vigor la nueva Ley de Comercio de Catalunya y toca renovar un nuevo acuerdo: adoptar otro o permitir la liberalización total de zona y calendarios que se aplicaría automáticamente tal como marca la ley española.

Por eso, Collboni no ha negado la evidencia: "Tenemos una cierta prisa por aprobar en el plenario este sistema que proponemos a la Generalitat y que esta lo haga posible". Este sería el último trámite antes de pasar por el próximo plenario del Ayuntamiento de Barcelona previsto el 23 de junio. La medida entraría en vigor el año 2022 e incluye los meses de mayo y setiembre.

Acuerdo entre el comercio del centro y el de barrios

La propuesta se ha enmarcado a través de la Fundació Barcelona Comerç y Barcelona Oberta, dos entidades confrontadas históricamente por la representación del eje comercial del centro frente el de barrios, pero que ahora se han puesto de acuerdo a pesar de las discrepancias. Ballarín ha puesto sobre la mesa los puntos comunes que han encontrado entre ellas: "La irrupción del ecommerce. Había competencia entre ejes de barrio y céntricos y eso ha cambiado absolutamente con la potenciación del ecommerce. Los de barrio saben que su competencia no es el centro de la ciudad. Dentro de este panorama, la pandemia también lo ha facilitado. Es un buen acuerdo en términos de reactivación de la actividad económica y nos permitirá seguir avanzando".

Desde el Ayuntamiento hablan de "recoser la herida entre el presidente de la Fundació Barcelona Comerç, Salvador Vendrell, y el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené". Los acuerdos anteriores han demostrado que no han funcionado y este parece que sí puede ir en la buena dirección. Hay que recordar que previamente, el año 2014, se aprobó abrir de julio a septiembre de 10-18h para atraer los cruceros y "fue un fracaso"; posteriormente, en el 2016, se consensuó abrir cinco domingos de mayo a octubre y "no quedó claro el calendario, nadie lo conocía". Ahora, se quieren facilitar las cosas sin negar que el polo de atracción con el que se centran son los turistas.

Los presidentes de las dos entidades que representan el comercio barcelonés no han negado las discrepancias mantenidas pero también se muestran satisfechos. Lo más relevante es que generarán puestos de trabajo estables, con cinco meses de trabajo consecutivos, el horario marcado es de un solo turno de trabajo y ayudará la manera de contratar, se entiende en clave de ciudad global ya que agrupa los 45 ejes municipales y los turistas podrán comprar y dejarán de percibir una "carencia horaria". Por todo ello, Collboni ha definido el acuerdo "de histórico en términos de oferta de ciudad".

Ahora, habrá que ver si todo se traduce en revertir la grave crisis que sufre el sector. La actividad comercial continúa a 13 puntos por debajo de la de hace poco más de un año, antes del estallido de la Covid-19. En algunas zonas, como el distrito de Ciutat Vella, se ha perdido un 40% del comercio y sigue habiendo negocios con un alto riesgo de cerrar, trabajadores en situación de ERTE y otros que han acabado en el paro. Los cálculos estimados prevén aumentar en 3.200 lugares nuevos de trabajo y que se pueda hacer de la manera más rápida posible.

Fotografía de portada: los principales actores que han promovido este acuerdo en Barcelona