¿Puede haber una simbiosis entre arte urbano y promociones inmobiliarias? Aunque de entrada puede llegar a parecer que la construcción de obra nueva y el mural y el grafiti puedan situarse en posicionamientos opuestos, la respuesta no solo puede ser afirmativa, sino que incluso puede ser, además, positiva, ya que en una Barcelona donde es frecuente el vandalismo, sumado a una cierta dejadez del gobierno municipal con respecto a la protección del patrimonio, siempre es una buena noticia que haya iniciativas privadas que ayuden a dignificar la ciudad, y más todavía si aportan un valor artístico.

DANI BUCH NN WALLERY ART URBÀ mural / Foto: Montse Giralt
Dani Buch pone ante la obra 'Gatitos enredados', donde dos gatos caen en una metáfora de la noche barcelonesa / Foto: Montse Giralt

Dicho de otra manera, ¿qué ayuda más a dignificar la ciudad, una valla, un muro, una persiana de tienda o una puerta de parking sucios, degradados y vandalizados o los mismos elementos mejorados con obras artísticas que les dan un valor añadido y que, además, ayudan a que el espacio se mantenga limpio? Pues todo eso es lo que se consigue con la iniciativa NN Wallery, un proyecto de arte urbano impulsado por la promotora y constructora inmobiliaria barcelonesa Núñez i Navarro con la colaboración de Norma Còmics, la galería de diseño Il·lacions y la coordinación de la agencia de publicidad Chârles Barcelona, que desde el 2018 aporta arte y color a las calles de la capital de Catalunya.

Obras permanentes y obras efímeras

El proyecto tiene dos vertientes, por una parte, mejorar los entornos de los edificios en construcción a través de obras efímeras en los muros perimetrales que protegen a los peatones y de la otra promover intervenciones permanentes en espacios como persianas de establecimientos comerciales y puertas de aparcamientos. Todas las dos opciones tienen nexos en común, como una paleta de colores inspirada en la imagen corporativa de la inmobiliaria -básicamente, amarillos y verdes-, y la petición expresa a todos los artistas hacer obras de alguna manera inspiradas en la ciudad de Barcelona. Según apuntan fuentes de la inmobiliaria, el objetivo es "mejorar el espacio, sobre todo allí donde hacemos promociones que sabemos que durarán al menos dos o tres años".

DANI BUCH NN WALLERY ART URBÀ Brosmind / Foto: Montse Giralt
En la avenida de la Riera de Cassoles, número 6, en el distrito de Gràcia se puede admirar esta obra efímera del artista Brosmind, ejecutada en 2020 y que ya empieza a sufrir los efectos del vandalismo. Cuando se acabe la obra, el muro donde está la pintura será derribado / Foto: Montse Giralt

El proyecto se inició en 2018 con una primera intervención en Sant Joan Despí y durante todo este tiempo, a pesar del paro obligada por la covid-19, ya se han ejecutado doce obras temporales y veintiocho permanentes en prácticamente todos los distritos de la ciudad, a cargo de artistas -muralistas, ilustradores o grafiteros- como Pez, Daniel Torres, Laia López, Nadia Hadif, el alemán DXTR o el dibujante, pintor, grabador y escultor Dani Buch, que ha mostrado a elNacional.cat su obra permanente situada en la puerta basculante de la entrada del aparcamiento del edificio situado en la calle Marqués de Sentmenat, 54, en el distrito de les Corts.

Espráis y rotuladores

Después de ser contactado por Núñez i Navarro, Buch se mostró bastante interesado en un proyecto que "involucra a todo el barrio" y por eso pintó la obra Gatitos enredados, un trabajo hecho con espráis y Posca "un tipo de rotulador permanente pensado para trabajar sobre pared", que remite, según la interpretación del artista a "la nostalgia de la noche de los 90 en una Barcelona menos gentrificada y más libre", donde los gatos en caída serían una imagen de la noche y las banderolas remiten más a la fiesta y los festivales más actuales, buscando una relación entre "nostalgia y actualidad" que permite interactuar a los ciudadanos.

DANI BUCH NN WALLERY ART URBÀ parquing / Foto: Montse Giralt
La obra de Dani Buch está situada en la puerta basculante de un aparcamiento. El mismo autor recuerda que fue "una aventura" trabajar en ella, ya que los coches seguían entrando y saliendo con toda normalidad / Foto: Montse Giralt

De hecho, el artista relata que durante el proceso de ejecución de la obra pudo interactuar con los vecinos, en algunos casos a la fuerza, porque el mural está hecho sobre una puerta basculante de un aparcamiento que siguió en uso, con vehículos entrando y saliendo, pero también con la gente que paseando se quedaba a contemplar el avance del mural. De hecho, para un artista acostumbrado a trabajar en la calle, los comentarios de los vecinos son un valor añadido, y por eso también relativiza el riesgo de que la obra pueda ser vandalizada o se deteriore con el tiempo: "Trabajar en la calle es democrático y nunca sabes qué pasará con tu obra", afirma, para mostrar su confianza de que esta obra no se estropee en poco tiempo, ya que está "en un lugar muy específico protegido por la entrada del parking; a no ser que alguien lo quiera vandalizar directamente puede durar un año o cinco o diez o lo que dure la misma persiana".

Dar valor artístico

En todo caso, el valor de la obra es el hecho de dignificar un espacio con una obra que, además, ayuda a mantenerlo limpio. Como señala Buch, con actuaciones como la suya "se da valor artístico a la zona y la ciudad se revaloriza", y apunta, además, que ha habido un cambio en los últimos años porque en la actualidad "el grafiti ya no es solo de los grafiteros, hay muchos artistas e ilustradores" que también se dedican a lo que es mejor llamar arte urbano. En este sentido, desde Núñez y Navarro recuerdan que todo el proyecto está "comisariado" por expertos que hacen la elección de los artistas.

DANI BUCH NN WALLERY ARTU URBÀ retrato / Foto: Montse Giralt
Dani Buch es pintor, dibujante, grabador y escultor y ya ha hecho exposiciones en Barcelona y Ciudad del Cabo (República de Sudáfrica) / Foto: Montse Giralt

Aunque la de Buch es una obra permanente, el artista también reivindica las efímeras -de hecho, de las doce obras efímeras del proyecto NNWallery, diez ya han desaparecido, aunque han quedado registradas en la web del proyecto-, porque considera que "todas las obras de la calle son efímeras y tienen una caducidad, o alguien interviene o se degrada; así es la calle". En paralelo, desde Núñez i Navarro se defiende la "voluntad mejorar el entorno" mientras duran las obras de construcción, pero siempre teniendo en cuenta que una vez acabado el edificio, el muro perimetral será derribado. Lo que sí que queda claro con todo ello es que, efímera o permanente, es posible esta simbiosis entre construcción de nuevos edificios y arte urbano, y que Barcelona sale ganando con ello.