Iñaki Urdangarin lleva ya unos cuantos días recluido en la prisión de Brieva, solo como un búho en un módulo de 450 m² para él solito. Paredes de colores llamativos, comida deliciosa, salita con televisión, biblioteca, gimnasio y servicios religiosos: unas comodidades que le harían una pizca más soportable este mal trago.

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EFE

Recibir visitas ayuda mucho, claro está, y parece que el exduque estaría exprimiendo de su derecho. La primera en ir a verlo fue su mujer, la infanta Cristina, quien habría utilizado el parking del personal para entrar sigilosamente y no llamar la atención de los fotógrafos. El objetivo era claro: evitar fuera como fuera que se publicara una imagen suya entrando en la cárcel a visitar al marido.

Todo apunta a que sus visitas siempre serán así de privadas, de igual manera que la de su madre. Tampoco hay fotografías de la entrada de Claire, sabiéndose que visitó al hijo por filtraciones desde dentro pero no por pruebas gráficas.

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Ahora bien, parece que no toda la familia está tan obsesionada con pasar desapercibido. Así lo han demostrado las hermanas de Iñaki, las que han sido fotografiadas por paparazzi de la revista ¡Hola! a las puertas del recinto.

Laura y Ana Urdangarin han ido a verlo acompañadas de sus maridos, entrando con una gran bolsa en la que podría haber algún objeto personal del preso. Según el medio, habrían estado con el hermano unas tres horas, disfrutando del vis-a-vis.

Un desfile de familiares que continúa, haciendo más ligeras estas primeras semanas del vasco en la prisión. La visita más esperada es la de sus hijos, pero todavía no se sabe si llegarán a visitarlo o preferirán no verle en esta situación. Sólo hay que esperar más filtraciones.