Que conste que antes de saber lo que ha explicado la actriz Clara Lago, ya nos parecía maravillosa. Pero ahora, aún más. La intérprete madrileña se come la cámara desde que la empezamos a ver en el cine de bien pequeña con El viaje de Carol. Después vendría la película que lo cambió todo, con la que lo petó de mala manera, aquella exitosísima Ocho apellidos vascos donde hacía de vasca que se enamora del andaluz Dani Rovira y que hizo añicos las taquillas españolas hace unos años. Aparte de su peli más icónica, a Lago la hemos podido disfrutar en muchos otros films como Primos, Tengo ganas de ti, Ahora o nunca, Ocho apellidos catalanes, El cuento de las comadrejas, o series como Compañeros, Hospital Central, Los hombres de Paco, El vecino, Cites y tantas otras, aparte de obras de teatro.
Ahora, Clara ha pasado por uno de los pódcast más imprescindibles que hay, La Ruina, de Ignasi Taltavull y Tomàs Fuentes, un pódcast que no nos cansamos de recomendar, donde diferentes personas, empezando por famosos y siguiendo por la gente del público, confiesan sus ruinas, esos momentos tierra, trágame que todos hemos vivido, momentos en los que desearías esconderte debajo de la cama de la vergüenza, esas situaciones lamentables que quien más quien menos ha tenido. La actriz, al sentarse a la mesa y empezar a desahogarse, reconoce que tiene ruinas para parar un tren, y que le ha costado elegir entre alguna escatológica, alguna con otros famosos, o todo a la vez. Finalmente se ha decantado por una de sensacional... que tiene como protagonistas invitados inesperados, ni más ni menos que a los reyes de España. Unos Felipe y Letizia que cuando pasó la situación, aún eran príncipes, "antes de chutar al viejo a Abu Dhabi", dice Fuentes, provocando la risa generalizada.
Explica que en 2014 estaba haciendo una obra de teatro en Madrid, 'La Venus de las pieles', junto al actor Diego Martín, y dirigidos ambos por David Serrano. Era en el teatro del Matadero de Madrid, y después de la obra, fueron a tomar una copa a 'La Cantina', un local que hay allí. Pero antes de entrar en materia con lo que le pasó, pone en contexto sobre un hecho que se produce mucho en grupos de amigos, cuando se repiten frases o se dicen cosas que solo entienden los que forman parte de ese círculo de amigos, aquellos comentarios o palabras que cuando se pronuncian, los entienden solo los amigos, "un código muy establecido con un colega, como un botón, que te sale como una coletilla, que te sale solo... es importante entenderlo para que entendáis qué me pasó".
"De repente empiezan los dos, Diego y David: 'Mira, tío, tío, mira... Letizia y Felipe... los de verdad", comienza ella. "Siempre han dicho que son muy cinéfilos, y que apoyan mucho la cultura", dice de los reyes. Los amigos de Clara la emplazan a que vaya hacia ellos y les diga que vayan al teatro a ver la obra. Y Clara, que no se corta, "y que cuando me he tomado dos vinos, no tengo vergüenza", se levanta y va hacia el Borbón y su mujer. "Fui haciéndome un poquito la interesante, no directamente, paseándome por delante, como buscando a alguien"... Hasta que de repente, "hay contacto visual con Doña Letizia" después de la performance. La asturiana se la queda mirando y la saluda por el nombre: "'¡Hola, Clara!', y yo: '¡Hombre! ¿Qué tal'', pero así, como si nos conociéramos de todos los jueves". No quedó ahí la cosa.
Ella empieza a decirles que estaba haciendo la obra de teatro, hasta aquí, todo bien. Pero de repente, justo antes de que la actriz se marchara, Leticia la mira, la toca, y le dice: "Ay..., pero qué delgadita estás!"... Y Tomàs Fuentes reacciona verbalizando lo que todos pensamos: "Le dijo la sartén al cazo". Y es que las dos "somos delgaditas, fibrositas, de la misma constitución", sigue ella. Momento en el cual, a Clara, le pasó aquello que comentábamos de una frase, un código interno entre amigos, una coletilla que te sale sola. Tiene que ver con una amiga íntima suya, la actriz catalana Íngrid Rubio, con quien fueron vecinas en Madrid. "En esa época estábamos todo el día juntas, e Íngrid tiene una manera particular de hablar, muy graciosa, siempre está 'Nena, nena, ¿cómo estás, nena?'".
Y una de las frases que decía siempre Ingrid, que su amiga siempre le decía a ella, tocándole el brazo, fue una frase que le vino en aquel encuentro con Letizia y Felipe, una frase que le salió del alma, de manera espontánea, cuando Letizia le dijo que estaba muy delgada. Clara coge el brazo de Letizia y le suelta: "Uy, pero qué chiquitita, qué flaquita, mírala, si pareces una figurilla de pesebre...". Letizia se quedó sin palabras, dice Lago, mientras que "a Felipe le hizo un poco de gracia, o tenía aquella risita nerviosa. Se quedaron los dos como..., y yo: 'Bueno, pues nada'", y se marchó sin saber dónde esconderse:
"... por lo que fuera, no vinieron a ver la obra. Letizia, si me estás escuchando, te pido perdón", dice la actriz, once años después, entre las risas de todos. Clara Lago, maravillosa.