De montarse sus propias gafas a liderar un equipo de más de 40 personas. Project Lobster es una start-up barcelonesa que ha agilizado el sector de las ópticas. La firma montada hace cinco años de la mano de Oscar Valledor ha creado un proceso tecnológico con el objetivo de reducir los intermediarios y entregar las gafas a los clientes en el menor tiempo posible. Además, una cuarta parte de la plantilla son profesionales de la visión, por lo que los usuarios pueden repararse y cambiarse las tiendas in situ. Nacida 100% como comercio online, la compañía ha arrancado un fuerte plan de expansión con el que pretende acabar el año con 11 tiendas repartidas por España, frente a las cinco que tiene ahora. 

El primer punto físico fue en Barcelona, el segundo en Valencia y más tarde abrieron un segundo local en la capital catalana. Cuando llevaban unos meses abiertos estalló la pandemia, donde el peso del online se volvió más fuerte. Fue en 2020 cuando estuvieron muy cerca de la rentabilidad y con la caída de las restricciones, volvieron a encender la maquinaria de expansión.

"La tercera tienda en Barcelona es la más especial, era un proyecto que nos encontramos de casualidad y nos lanzamos a la piscina cuando nadie confiaba en el retail", señala Valledor a ON ECONOMIA. "Ya teníamos claro que los puntos físicos tenían sentido, pero con esa apertura todavía más, ya que diseñamos las múltiples estancias, las salas de visión, el taller e incluso la terraza", añade el emprendedor. "El mercado en España es de 2.300 millones de euros, en el país hay más de 11.000 ópticas y tenemos cinco. El potencial de crecimiento es gigantesco". 

Project Lobster apuesta por la expansión nacional 

La firma catalana arrancó con una inversión inicial de 40.000 euros, entraron en el programa de aceleración de Lanzadera de Juan Roig y cuando acabaron llevaron a cabo una ronda de inversión con Cabiedes&Parners y Abac Capital, entre otros inversores, en la que lograron 300.000 euros. Con todo, el negocio empezó a crecer y a internacionalizarse. Project Lobster vende especialmente en países escandinavos, Francia y Holanda y por ahora descartan un punto de venta físico fuera de España. "Creo que podemos ser los mejores en el país, pero en Inglaterra, Alemania y Francia ya hay gente que lo está haciendo muy bien", indica Valledor a este medio. 

La empresa cuenta con cuarenta trabajadores, el 25% son profesionales de la visión y dos se dedican al diseño de gafas. ¿La clave del éxito del proyecto? "Tenemos un público objetivo muy amplio, de entre 25 y 45 años, y servimos las gafas en menos de 72 horas, a veces incluso en menos de un día", declara. Además, apunta que como no cuentan con intermediarios y un producto que se vende por 300 euros, ellos lo hacen por 100. "Vamos directos al consumidor, no queríamos ni intermediarios ni distribuidores y de momento el negocio funciona".

En total, Project Lobster suma más de 23.000 clientes activos y en 2021 facturaron 1,3 millones de euros. "El ejercicio del 2022 todavía no lo hemos cerrado, pero estoy seguro de que vamos a crecer". De cara al 2023 prevén un crecimiento sano, mejorar aquello que les funciona y seguir engrosando su cartera de usuarios. "Lobster no es un proyecto de llegar muy rápido, sino llegar lejos, ganar dinero con cada venta y con cada tienda". ¿Sois rentables? "Todas las tiendas lo son", recalca Valledor. 

"No somos ni una marca de gafas ni una óptica"

Para el año que viene la compañía espera seguir creciendo, ser rentables y apostar por las tiendas físicas. "Lo que más ruido hace es tirar el ladrillo por la ventana, es importante seguir trabajando esto con la apertura de tiendas". "Al final, con un punto físico nos acaba conociendo más gente, ya no solo los que saben quienes somos, sino alguien que no nos tiene en el radar", matiza. 

¿Cómo os definís? "Nosotros no vendemos gafas, vendemos que la gente vea bien. Esto es importante entenderlo porque no somos ni una marca de gafas ni una óptica, es una marca de visión", aclara Valledor. "Una óptica te vende el servicio, es como un marketplace online, y una marca de gafas diseña productos, pero nada más, nosotros lo hemos unido todo", puntualiza.

"El emprendedor es hombre orquesta"

¿Y cómo te defines tú? "El emprendedor es hombre orquesta, lo debe hacer todo y cuando tiene que pasar a liderar un equipo, tiene que centrarse, ordenar la casa, trabajar los modelos de negocio e ir puliendo lo que gusta y lo que no. Nosotros hemos conseguido crear conceptos de tiendas pequeñas, estratégicas y eficientes y yo me encargo de la dirección creativa. El lado creativo se me ha manifestado por aquí y estoy muy contento con ello", acaba.