La start-up ITSX, que está desarrollando un dispositivo que permitirá conectar a los vehículos de dos ruedas con automóviles para advertirles de su presencia y poder reducir los accidentes, busca financiación. La compañía catalana, que nació a mediados del año pasado, espera en un par o tres de meses, como máximo, cerrar su primera ronda de financiación y levantar entre 100.000 y 150.000 euros. Con esta primera inyección, la compañía calcula poder incorporar el dispositivo en dos bicicletas para que se puedan comunicar entre ellas y así poder demostrar la efectividad del producto.

Actualmente, la empresa creada de la mano de Aleix Grífol, Albert Soto y Miguel Fornell, está acabando el producto mínimo viable (MVP) y tienen previsto finalizar el desarrollo este año y entre finales de 2025 y principios del año siguiente tener el producto listo en el mercado.

Tecnología para anticiparse a los accidentes

A través de la tecnología vehicle-to-everything (V2X), la start-up quiere conectar vehículos, infraestructuras y peatones entre sí, mediante una red propia, sin cables ni necesidad de internet. "Con esta estructura, los vehículos serán conscientes de las posiciones y trayectorias de los otros usuarios en la carretera, intercambiando mensajes con información como la velocidad, la posición del vehículo o la aceleración y con el sistema, un coche será capaz de anticiparse a un accidente con un ciclista y accionar los frenos de manera automática", defiende Grífol, cofundador del negocio.

¿Cómo se conecta? El aparato trabaja con una red sin hilos, sin necesidad de internet y tiene unas bandas reservadas. Grífol lo explica como una red wifi que va enviando pulsaciones de los obstáculos que se va encontrando. Por lo tanto, para que se puedan comunicar los diferentes elementos, es necesario que lleven el dispositivo incorporado.

"Nosotros vendemos un producto, que consiste en un hardware y un software y pondremos en las bicicletas este aparato para comunicarse con coches que tengan esta misma tecnología". Disponen de un proveedor en Corea del Sur que hace el hardware y ellos se centran en el software. "Sin embargo, pretendemos vender la solución completa", matiza el emprendedor, que añade que buscarán alianzas con proveedores para que les faciliten el dispositivo y ellos pondran el soporte encima, adaptándolo en función de lo que les pida a cada cliente. "Lo más importante es que te vean, pero con esta tecnología tú también los podrás ver a ellos". ¿Y su coste? "Al ser una tecnología nueva, este dispositivo es caro, costará unos 1.000 euros, pero esperamos que con el incremento de la demanda llegue a valer entre 200 y 300 euros", argumenta.

La micromovilidad, la clave del negocio

La empresa, por ahora, está centrada en la micromovilidad, por lo cual descarta enfocarse en coches y camiones. "Hay una empresa en Hungría que ya hace muchos años que es el principal proveedor de este tipo de automoción. Por eso, como hay más competencia, nos hemos decantado hacia el sector de la micromovilidad y hemos visto que hay bastante oportunidad de negocio".

"Para que esta tecnología sea efectiva tiene que llegar al máximo de vehículos posible. En el mundo de la automoción hace años que se están haciendo pruebas y ahora se empieza a poner en los coches nuevos", destaca Grífol. En este sentido, el emprendedor comenta que empresas como Volkswagen y Audi ya lo empiezan a incorporar. Ellos se centran en bicicletas y motos, así que empresas como el Bicing serían sus principales clientes. "Creo que a la larga este elemento será obligatorio, básicamente para intentar frenar los accidentes o, por lo menos, reducirlos al máximo".

Vulnerabilidad en la carretera

La idea surgió porque, según sus fundadores, "no todo el mundo se atreve a circular por Barcelona en bicicleta por el riesgo" y, según un estudio del RACC, el 62% de los ciclistas se sienten vulnerables cuando se mueven por la ciudad y su entorno metropolitano. "Con este dispositivo, los vehículos de micromovilidad, los más vulnerables en caso de accidente, podrán intercambiar mensajes con el fin de anticiparse a posibles colisiones y así evitarlas".

ITSX ha sido aceptado en el programa de preincubación de Barcelona Activa, también está en contacto con ACCIÓ de la Generalitat y con Start-Up Capital. "Está bien que se destine dinero público para la innovación, en Catalunya se está potenciando mucho este modelo, sobre todo en las start-ups y hay mucha inversión extranjera interesada en empresas de aquí". De hecho, afirma que durante el Mobile World Congress muchos inversores de fuera se interesaron por el negocio, pero indica que "suelen invertir en fases más avanzadas, por lo cual nos quieren tener en el radar y cuando seamos más grandes invertir".

A largo plazo, Grífol se imagina la empresa con el producto ya comercializable e instalado en flotas de diferentes vehículos europeos. "Europa y sus capitales están promoviendo las bicicletas compartidas y sus responsables aseguran que la micromovilidad será la movilidad del futuro, para ser más sostenible, inteligente y económica, además de práctica y segura. Creemos que en cinco años lo tendrán instalados la mayoría de coches y nosotros ya estaremos preparados para incorporarlo a las bicicletas", acaba.