En los últimos 10 años, Catalunya ha vivido un auge de proyectos en torno al sector de la bioenergía. El empuje se ha traducido en el desarrollo de toda la cadena de valor de esta fuente de energía renovable, producida a partir de materiales biológicos y de todo su proceso: desde la obtención del recurso hasta su valorización energética y el tratamiento de los residuos que genera. Eso ha dado pie al impulso de las plantas de biomasa y de biogás. Eso ha dado pie al hecho a que en Catalunya hay, a estas alturas, 72 plantas de biogás en funcionamiento, y representan el 45% del sector de la bioenergía.
No obstante, se trata de un ámbito energético en desarrollo y todavía se considera una actividad secundaria. La causa radica en el hecho de que las plantas de biogás se despliegan para dar salida a la gestión de los residuos generados en instalaciones empresariales y se destinan a producir energía para el autoconsumo. Es por eso que el Gobierno insta en el tejido empresarial a hacer un giro para encontrar oportunidades de negocio con esta energía. El último informe de Acción -agencia para la competitividad de la Generalitat- apunta que la mayor parte de la tecnología que se utiliza en estas plantas es de importación, de manera que este segmento ofrece oportunidades de negocio para la empresa catalana, que hasta ahora se ha centrado en la fabricación de componentes genéricos, pero pocas se dedican a la tecnología propia.
Elaborado en colaboración con el Clúster de la Bioenergía de Catalunya, el mencionado informe revela que el sector de la bioenergía en Catalunya agrupa 365 empresas, que facturan de manera agregada 872 millones de euros y dan trabajo a 2.650 personas. La bioenergía permite proporcionar calefacción, refrigeración, vapor, electricidad y combustible para el transporte. Las principales categorías que se distinguen en el ámbito de la bioenergía son la biomasa sólida (como deyecciones ganaderas, residuos orgánicos urbanos o biomasa forestal, entre otros), el biogás y biometano, y los biocombustibles líquidos.
La cadena de valor de este sector se divide en proveedores del recurso (sea biomasa sólida o biogás), las empresas y agentes dedicadas a su transformación (tanto la producción de biocombustibles como el aprovechamiento del biogás, además de la consultoría y la ingeniería) y, finalmente, la distribución (hacia el mercado energético, el de bioproductos y el de la gestión de la sostenibilidad).

Falta de industria auxiliar
Según se desprende del estudio, a Catalunya, la cadena de valor de este ámbito está muy enfocada en el aprovechamiento del recurso y su transformación, mientras que la industria auxiliar no tiene todavía un papel relevante. Así, el 46% de la facturación la generan las empresas de biomasa sólida. Por otra parte, una cuarta parte (24,2%) de las empresas son filiales de compañías extranjeras. También se subraya que, más allá de empresas, el ecosistema de la bioenergía en Catalunya está formado por asociaciones y por el Clúster de la Bioenergía de Catalunya (y otros que tienen vinculación), además de centros de investigación|búsqueda, universidades, ferias y congresos.
La bioenergía permite proporcionar calefacción, refrigeración, vapor, electricidad y combustible por|para el transporte. Las principales categorías que se distinguen en el ámbito de la bioenergía son la biomasa sólida (como deyecciones ganaderas, residuos orgánicos urbanos o biomasa forestal, entre otros), el biogás y biometano, y los biocombustibles líquidos.
Acelerar la producción hasta 6 TWh
Tanto la Generalitat como el Gobierno impulsan estrategias para la promoción del biogás y para desarrollar su potencial como fuente de energía renovable. En este sentido, se prevé que mercado español podría llegar a producir 20 TWh anuales de biogás el año 2030, de los cuales Catalunya y el Norte de Aragón concentrarían casi el 30% (5-6 TWh). En comparación, en el 2019 Catalunya producía tan solo 0,577 TWh, hecho que indica un crecimiento muy significativo si se cumplen las proyecciones. Si se consigue este ritmo de producción, también se calcula que los ingresos actuales del sector podrían multiplicarse por doce.
Cabe decir que Catalunya dispone de materia prima abundante para producir biometano, como es el caso de residuos procedentes de purines, agrícolas o de la industria alimentaria, entre otros. Eso genera una oportunidad de negocio, al mismo tiempo que es necesario gestionar retos medioambientales vinculados con la gestión y valorización de los residuos, en línea con la promoción de la economía circular. Al mismo tiempo, el biometano puede tener un coste ventajoso respecto de otras tecnologías utilizadas en la generación de energía para procesos industriales.
Desde el punto de vista de los retos, el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la biomasa, la diversificación de fuentes de aprovechamiento de estos recursos o la producción de combustibles avanzados son algunos de los principales escollos a que se tiene que enfrentar el sector en Catalunya. Al mismo tiempo, la atracción de talento especializado y su formación son otros requisitos que serán clave para impulsar este ámbito, mientras que las empresas tendrán que definir estrategias de diferenciación para ofrecer un valor añadido con respecto a su competencia. Otros aspectos como aquellos vinculados a la cadena de suministro y a la logística, a la regulación, así como el desarrollo de nuevos segmentos de mercado también serán relevantes.