No todo el mundo, cuando pasea por el idílico entorno montañoso de la Vall Fosca, es consciente de que de 26 lagos de la región que se muestran en perfecta quietud acaba saliendo, por canales interconectados bajo tierra, electricidad para miles de personas a toda Catalunya. Es el caso de los embalses de Estany Gento i Sallent, donde está la central hidroeléctrica más potente de Catalunya con 425 MW y una de las más importantes de España. Además, inaugurada el año 1985, se trata de la primera y de una de las pocas centrales de bombardeo o reversibles, que no solo permiten generar electricidad, sino también almacenarla.
Costa de imaginar, en medio de los bucólicos paseos con vacas paciendo, valles verdes y sensación de reconexión con la naturaleza a 1.700 y 2.100 metros de altitud cada uno de los lagos, que dentro de la montaña se esconde una especie de bate-cueva, una gruta dentro de la roca llena de salas de control, cables, y maquinaria. Y cuatro grandes turbinas que giran a gran velocidad bajo tierra para transformar en electricidad la presión de los chorros de agua que caen de cañerías desde Estany Gento. También al revés, aprovecha la electricidad para enviar agua de Sallent hacia arriba, de forma que sirve como herramienta de almacenaje eléctrico.
La energía hidroeléctrica es la primera energía renovable, procedente de la naturaleza y que no genera emisiones de CO₂, que se creó. La primera central empezó a producir electricidad el año 1880 en el Reino Unido, mientras que la primera en España fue la de Cabdella, que está a pocos kilómetros de la de Sallent, también en la Vall Fosca y se inauguró el año 1915. Estany Gento, de hecho, fue creado por aquella época para dar energía a Ovilla.
Durante aquellos primeros años del siglo, la construcción de la central transformó totalmente la región. Fue la que propició la creación de una carretera, la que dio electricidad a todos los habitantes de la región y la que impulsó un cambio de modelo económico con más servicios y capitalismo en un contexto en que todo era economía tradicional. El ferrocarril que antes servía para transportar material de construcción es hoy ruta turística y la casa donde vivía el ingeniero, un refugio de montaña. Después, la de Estany Gento se creó para alimentar las crecientes exigencias eléctricas de Barcelona.
En Catalunya, la energía hidráulica es la principal fuente de origen renovable con un 8,9% del mix eléctrico, en parte por una eólica y una fotovoltaica que están muy estancadas por la lentitud burocrática y que, sumadas a la hidráulica, tan solo generan un 21% de la producción total y un 16% de la demanda catalana de electricidad, muy lejos de la media española.
Para acceder a la central de Sallent, hay que atravesar un túnel con una longitud de 600 metros. Durante los días de invierno en que hay riesgo de avalanchas de nieve, el túnel de entrada y salida es uno alternativo por debajo de tierra. La hidroeléctrica de Sallent tiene 425 MW, que representan un 3,32% de la electricidad instalada en Catalunya.
Después del túnel, hay una enorme sala bajo la cual están las grandes turbinas. Al final de este espacio abierto bajo la roca, encontramos la sala de control, que puede estar vacía porque "solo se utiliza para mantenimiento, pruebas y problemas de comunicación, ya que la operación se hace desde el centro de control de Lleida, en cooperación con Madrid", relata Gerard Guàrdia, técnico de la central.
Cuando bajamos las escaleras, podemos ver el gran tamaño de los 4 generadores. Desde bajo las dos torres que hay en la parte frontal de l'Estany Gento, bajan un desnivel de 400 metros por debajo del agua dos grandes cañerías de agua que se dividen en dos cada una para hacer mover la turbina, que al mismo tiempo hace girar el rotor del generador en el proceso electromagnético que convierte el movimiento en electricidad.
"Con el fin de turbinar, hace falta que primero los generadores bombeen 8 horas a máxima potencia, de forma que llenan el lago de Estany Gento para estar preparado para generar electricidad de nuevo", explica Guàrdia. El movimiento que transmite el agua en las turbinas, a alta presión, funciona como la dinamo de una bicicleta a la hora de transformarlo en electricidad. Los mismos generadores que con su movimiento transforman en electricidad el agua que reciben pueden funcionar como bombardeo cuando recogen el agua de Sallent para enviarla hacia arriba. En un momento en el que las renovables van ganando peso y, por lo tanto, hay más momentos de excedente de electricidad, en la que se puede generar más de la que se consume, las tecnologías de almacenaje ganan importancia tanto para guardar este excedente como para compensar la carencia cuando esta generación no se dé o bien por otras circunstancias se puedan desactivar los generadores.
"Normalmente, las dos cañerías funcionan a la vez, o bien las dos suben agua o bien las dos bajan, aunque se podría llegar a alternar," explica Guàrdia. Cada generador tiene un transformador que eleva el voltaje de electricidad y lo lleva a la subestación eléctrica, donde otro transformador, este mucho mayor y que ocupa una sala enorme, lo vuelve a hacer para enviarlo al voltaje requerido a la red de distribución, que ya es de Red Eléctrica.