Desde el 2008, con la implementación del plan de acción climática Torres & Earth, la bodega Familia Torres ha invertido más de 23 millones de euros en medidas para combatir el cambio climático y para alcanzar el objetivo de ser una bodega de cero emisiones limpias en el 2040. El balance, a cierre de 2024, mostraba cómo el grupo ha conseguido reducir, en 16 años, el 40% las emisiones de CO₂ por botella en todo su alcance, desde la viña al consumidor. Según el balance auditado del 2024 (correspondiendo a Miguel Torres S.A.), esta reducción es todavía más significativa y roza el 60% si se consideran únicamente las emisiones directas.

Una parte significativa de esta inversión la ha destinado a la reducción de su huella de carbono, priorizando proyectos relacionados con la autogeneración de energías renovables. De hecho, su bodega de la finca Mas La Plana, en Pacs del Penedès (Barcelona), genera más del 50% de la energía consumida gracias a las placas fotovoltaicas y la caldera de biomasa. También han llevado a cabo actuaciones para la promoción de la movilidad sostenible, con el uso de vehículos híbridos y eléctricos y un tren eléctrico solar en su centro de visitas enoturísticas.

La compañía ha destacado, en un comunicado, que la bodega ha pasado del 30% al 40% de reducción de sus emisiones de CO₂ en los últimos 5 años, lo cual "supone una consecución significativa". "No podemos detenernos, tenemos que seguir trabajando con determinación y con la vista puesta en la ambiciosa meta que nos hemos marcado para el futuro. La acuciante necesidad de actuar ante la crisis climática nos exige responsabilidad, compromiso y trabajar de manera colaborativa. Estoy convencido de que el vino puede convertirse en un símbolo de resiliencia en la lucha contra el cambio climático", ha manifestado el presidente del grupo, Miguel A. Torres.

Nuevas iniciativas para el 2025

Con el objetivo de llegar a sus compromisos de lucha contra el cambio climático, los esfuerzos de Familia Torres continúa este año. Focalizadas, en parte, a reducir especialmente las emisiones que provienen de sus proveedores, dado que estas representan cerca del 90% de la huella de carbono de la bodega. Así, prevé disminuir las emisiones asociadas al transporte, promoviendo el uso del tren para la distribución de sus vinos en Europa y reduciendo todavía más el peso de las botellas con la utilización de la botella de vino más ligera del mercado, que pesa 300 gramos, para algunos de sus vinos. Hoy por hoy, el 99% de las botellas de vino que utiliza ya son consideradas ligeras (menos de 420 gramos).

Con respecto a las emisiones directas, la bodega instalará este año baterías de litio en su centro de visitas del Penedès para acercarse a la autosuficiencia energética y seguirá extendiendo la viticultura regenerativa al resto de sus viñas en Catalunya y plantando árboles para compensar parte de sus emisiones con recursos propios. Asimismo, participará en proyectos de investigación que persiguen validar de manera científica soluciones más sostenibles en viña y bodega, como el proyecto de agrovoltaica Solarwine o el de agroforesteria Vitibosc.

Desde el 2008, año en que la bodega cuantificó por primera vez su huella de carbono, la bodega ha llevado a cabo infinidad de acciones: medidas de adaptación, acciones de reducción de emisiones, gestión del agua y reforestación, entre otros. Entre las soluciones más innovadoras que la bodega ha puesto en marcha para reducir sus emisiones en los últimos años, destacan la captura y reutilización del CO₂ generado durante la fermentación del vino gracias a un sistema pionero implantado en el 2021; una planta regeneradora de agua en la bodega, en funcionamiento desde el 2016, que permite reutilizar cerca de la mitad del agua de proceso depurada, y la implementación de la viticultura regenerativa en más de la mitad de sus 1.000 hectáreas ecológicas en Catalunya, una práctica que mejora la calidad del suelo, la resiliencia de la viña y su capacidad de absorber CO₂ atmosférico.