¿Qué está pasando con la productividad?

- Joan Ramon Rovira
- Barcelona. Viernes, 30 de mayo de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Hay varias formas de medir la productividad del trabajo. Dos muy utilizadas son el PIB por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo y el PIB por hora trabajada. Estas dos medidas pueden seguir evoluciones diferentes, pero es raro que den resultados contradictorios. Y esto es precisamente lo que observamos en los datos de la Contabilidad Trimestral que publica el INE (Instituto Nacional de Estadística) para la economía española. (Desafortunadamente, no es posible comparar la evolución de estas dos variables para la economía de Catalunya, ya que tanto la contabilidad trimestral como las cuentas anuales que publica el Institut d'Estadística de Catalunya no ofrecen el detalle de las horas trabajadas.)[1]
En el caso de la economía española, mientras que el PIB por hora trabajada ha aumentado un 3,4% entre el primer trimestre de 2019 (IT19) y el primero de 2025 (IT25), el PIB por puesto de trabajo equivalente ha caído un 3,4% a lo largo del mismo período. De estos resultados se puede deducir que las horas trabajadas por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo han disminuido. Efectivamente, al hacer el cálculo (dividiendo horas por puestos) en la serie estadística, se observa una reducción del 6,6% entre los primeros trimestres de 2019 y 2025. Más concretamente, se ha pasado de las 1.901,8 horas registradas en IT19 a 1.776,8 en IT25. Lo más sorprendente es el hecho de que este último valor se sitúa incluso por debajo de los mínimos registrados durante la pandemia. ¿Cuál puede ser la explicación?
Mientras las horas pactadas en convenio prácticamente no han cambiado entre 2018 y 2024, las horas efectivamente trabajadas se han reducido un 2,4%
Una forma de contrastar estos resultados es analizando los datos que facilita la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, también publicada por el INE. Esta encuesta ofrece información sobre las horas pactadas, horas totales no trabajadas, horas extraordinarias y horas efectivas. También desglosa las horas no trabajadas entre las posibles causas: por vacaciones y festivos, incapacidad temporal y otras causas. Según esta fuente, las horas pactadas en convenio por jornada completa prácticamente no han cambiado entre 2024 y el promedio de los dos años anteriores a la pandemia (2018 y 2019). Tampoco han variado mucho las horas pactadas efectivas (sumando a las pactadas las horas extra y descontando las no trabajadas por vacaciones y festivos): de 1.834,2 horas de media en 2018 y 2019 a 1.826,6 en 2024.
Lo que sí ha cambiado significativamente son las horas efectivamente trabajadas, cuando se descuentan las no trabajadas por motivos distintos a vacaciones y festivos, que se han reducido un 2,4% entre los dos períodos de referencia. Aquí podría estar parte de la explicación. Entre el último trimestre de 2008 y el último de 2019 la relación entre horas no trabajadas totales y horas pactadas se mantuvo bastante estable (en torno al 14,5%), para dispararse al alza durante la pandemia, alcanzando máximos superiores al 20% (principalmente como consecuencia de los ERTE: expedientes de regulación temporal de empleo). Pasada la pandemia, esta relación se redujo, pero ya no volvió a los valores anteriores (la media de 2024 entre horas no trabajadas totales y horas pactadas fue del 16,6%).
Un descenso de la productividad por puesto de trabajo, con tasas de actividad y de ocupación estables, reduce el PIB per cápita de un país y su capacidad para generar y distribuir riqueza
A su vez, las horas no trabajadas por motivos distintos a los festivos pactados en convenio pueden deberse a incapacidad temporal y otras causas. Sumando estos dos componentes y poniéndolos en relación con las horas pactadas efectivas (sumando las extraordinarias y restando vacaciones y festivos) se observa un aumento desde valores en torno al 5% antes de la pandemia a un 7,3% de media en 2024. Centrándonos en las horas no trabajadas por incapacidad temporal como porcentaje de las horas pactadas efectivas, se observa cómo esta variable evoluciona de manera inversa a la tasa de paro. Durante la fase recesiva, a medida que la tasa de paro aumentaba, el porcentaje entre horas no trabajadas por incapacidad temporal y horas pactadas efectivas fue disminuyendo desde el 3,5% registrado en 2008 hasta mínimos del 2,7% en 2013. En cambio, a partir de 2014, cuando comienza la recuperación y la tasa de paro tiende a disminuir, las horas no trabajadas por incapacidad temporal aumentan en relación con las pactadas efectivas, alcanzando el 4,2% en el último trimestre de 2019, justo antes de la pandemia. La pandemia acentúa esta tendencia al alza, que se mantiene posteriormente, hasta alcanzar un máximo del 5,6% en el último trimestre de 2024.
En resumen: la evolución contradictoria de la productividad del trabajo según se mida en horas o en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo es un reflejo de la reducción continuada de las horas trabajadas en jornada completa. Esta reducción es atribuible principalmente al aumento de las bajas por incapacidad temporal, intensificado después de la pandemia. Es importante no olvidar que la prosperidad de un país depende del PIB per cápita, que a su vez es el resultado de multiplicar el PIB por puesto de trabajo por el porcentaje que representan los puestos de trabajo en la población total. Un descenso de la productividad por puesto de trabajo, manteniendo estables las tasas de actividad y de ocupación, reduce el PIB per cápita de un país y su capacidad para generar y distribuir riqueza. Conviene tenerlo en cuenta en el debate sobre la reducción de la jornada laboral.
[1] Las cifras reportadas están calculadas a partir de los valores acumulados de cuatro trimestres de las variables de referencia.