En un movimiento estratégico destinado a reconfigurar el panorama tecnológico del continente, la Comisión Europea ha presentado una ambiciosa estrategia diseñada para impulsar herramientas de inteligencia artificial fabricadas en Europa. Este plan, que aspira a movilizar hasta 1.000 millones de euros, no se limita a una mera reacción ante la dependencia tecnológica, sino que quiere erigirse en el pilar de una nueva soberanía digital europea. El núcleo de la iniciativa radica en la implantación de esta IA "hecha en la UE" en diez sectores considerados críticos, que abarcan desde la defensa y la sanidad hasta la automoción, la robótica y, significativamente, el sector cultural.

El trasfondo de esta ofensiva es la constatación de un retraso peligroso. Según el informe del año pasado del expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que la Comisión cita como referente crítico, solo entre un 13% y un 21% de las pymes europeas utilizan inteligencia artificial. Esta cifra, que refleja una fractura digital profundamente arraigada, ilustra la magnitud del reto: no se trata solo de crear tecnología, sino de facilitar su adopción masiva por parte de la espina dorsal de la economía europea.

La Comisión no se queda en la teoría. El plan desglosa aplicaciones concretas para cada eje estratégico, pintando un panorama futurista con los pies en la tierra. En el sector de la defensa, se promueve el "desarrollo y entrenamiento de modelos de defensa de IA" capaces de analizar enormes volúmenes de datos de campo de batalla en tiempo real, asistiendo a las autoridades militares en la toma de decisiones tácticas y estratégicas con una velocidad y precisión sin precedentes.

Para la sanidad, Bruselas propone la creación de una red de centros de detección de enfermedades impulsados por inteligencia artificial. Estos centros, equipados con algoritmos de alto rendimiento, estarán diseñados para mejorar radicalmente la velocidad y precisión del diagnóstico de patologías complejas, desde cánceres hasta enfermedades raras, y para personalizar los tratamientos, abriendo la puerta a una medicina verdaderamente predictiva y preventiva. En el campo de la automoción, la visión pasa por la creación de una alianza entre ciudades europeas que sirva de laboratorio a escala real para "acelerar el uso de vehículos autónomos". Esta iniciativa no solo impulsará la tecnología de los coches sin conductor, sino que también abordará los complejos marcos legales, éticos y de infraestructuras que esta revolución requiere.

La lista de sectores se completa con la robótica, el energético, el climático, el agrario, las comunicaciones electrónicas, el manufacturero y, de manera especialmente innovadora, el cultural. En este último ámbito, la Comisión prevé fomentar la creación de estudios especializados en la "creación virtual mediante la IA", una apuesta por posicionar a Europa en la intersección entre el arte, la narrativa y la tecnología, asegurando que las voces y los patrimonios culturales europeos tengan un lugar en el ecosistema creativo del futuro.

Esta estrategia sectorial se inserta dentro de un plan más amplio y ambicioso para la promoción de la inteligencia artificial en la UE. Dos pilares destacan por su ambición y escala. Por un lado, la creación de hasta cinco "gigafactorías" de computación de alto rendimiento que, según las previsiones, cuadruplicarán la capacidad de cálculo de los actuales superordenadores europeos. Estas instalaciones serán el cerebro físico que alimentará el entrenamiento de los complejos modelos de IA, una capacidad estratégica actualmente dominada por grandes corporaciones norteamericanas y chinas.

Por otro lado, y con una mirada puesta a largo plazo, la Comisión también ha presentado un plan específico para la inteligencia artificial en el ámbito científico. Su objetivo declarado es "atraer talento global" hacia los centros de investigación europeos, deteniendo la fuga de cerebros y convirtiendo la UE en un polo de atracción para los mejores investigadores del mundo. La comisaria europea de Investigación y Desarrollo, Ekaterina Zaharieva, lo resumió con claridad: "Daremos a nuestros investigadores, start-ups y pymes las herramientas para convertir ideas en avances tecnológicos, impulsando la competitividad y pasando más rápidamente del laboratorio al mercado".

Aunque la lista de diez sectores es exhaustiva, fuentes europeas han abierto la puerta a incorporar nuevos ámbitos en el futuro, en función de la evolución tecnológica y las necesidades emergentes. La vicepresidenta de la Comisión para la Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen, encapsuló el espíritu de la iniciativa: "Con la estrategia de inteligencia artificial aplicada ayudaremos a nuestras empresas de sectores clave, desde el manufacturero al sanitario y al sector público, a utilizar la IA para aportar beneficios a nuestros ciudadanos europeos". Se trata, en definitiva, de una apuesta decidida por asegurar que la revolución de la inteligencia artificial se gobierna desde Europa y se pone al servicio de su modelo social, económico y de valores. La carrera por la supremacía digital acaba de abrir un nuevo frente en el Viejo Continente.