Brookfield Asset Management ha anunciado el lanzamiento de un programa de inversión valorado en 86.000 millones de euros destinado exclusivamente a desarrollar la infraestructura física que requiere la inteligencia artificial. Esta ambiciosa iniciativa cuenta con el apoyo tecnológico de Nvidia y con el apoyo financiero de la Autoridad de Inversiones de Kuwait, uno de los fondos soberanos más importantes a escala global.
El vehículo de esta inversión es el Fondo de Infraestructura de Inteligencia Artificial de Brookfield, conocido como BAIIF, que se presenta como respuesta a las necesidades energéticas y de cómputo sin precedentes que exige la expansión de la inteligencia artificial. El fondo, que ya ha conseguido compromisos de capital por valor de 4.300 millones de euros de los socios fundadores.
El alcance de este proyecto se extiende sobre todos los elementos esenciales que conforman la espina dorsal de la infraestructura digital. El fondo se centrará en la creación de centros de computación de alto rendimiento diseñados específicamente para las demandas de la inteligencia artificial, llamados fábricas de IA, que funcionarán mayoritariamente sobre arquitectura tecnológica de Nvidia. Paralelamente, el programa incluirá inversiones directas en generación de energía dedicada, asegurando el suministro eléctrico necesario para estas instalaciones sin depender exclusivamente de las redes eléctricas convencionales.
La visión del consorcio también comprende el desarrollo de soluciones de computación integradas para gobiernos y grandes corporaciones, así como el establecimiento de alianzas estratégicas con actores clave a lo largo de toda la cadena de valor de la inteligencia artificial. Este enfoque integral refleja la comprensión de que el progreso de la IA depende de la existencia de una infraestructura robusta y especializada.
Sikander Rashid, director de Infraestructura de IA en Brookfield, ha situado este reto en perspectiva histórica, señalando que "la IA está creando uno de los mayores desarrollos de infraestructura de la historia, comparable a la formación de la red eléctrica moderna y las redes de telecomunicaciones globales, pero a un ritmo mucho más rápido y a una escala significativamente superior". Sus declaraciones cuantifican la oportunidad global en siete billones de dólares de inversión necesaria durante la próxima década.
Jensen Huang, fundador y consejero delegado de Nvidia, ha enfatizado el carácter transversal de esta transformación: "La IA está transformando todas las industrias y, al igual que la electricidad, requerirá que cada nación construya la infraestructura para impulsarla". Esta metáfora ilustra la visión de la inteligencia artificial como servicio básico, similar a las *utilities* tradicionales, que necesitará una red global de infraestructuras para alcanzar su pleno potencial. La alianza entre Brookfield, Nvidia y Kuwait representa un punto de inflexión en la consolidación de la inteligencia artificial como pilar fundamental de la economía global, marcando la transición desde el desarrollo tecnológico hacia su implementación física a gran escala.
La participación de Nvidia, que se posiciona como proveedor tecnológico y socio capitalista, asegura que la infraestructura será óptima para sus sistemas. La de KIA, por su parte, aporta no solo capital, sino una visión a largo plazo y estabilidad, características de los fondos soberanos. En definitiva, el nacimiento del BAIIF marca el inicio de la segunda fase de la revolución de la IA: la fase de su materialización física y su consolidación como pilar de la economía global del siglo XXI.