Barcelona inicia un proyecto estratégico que podría transformar radicalmente la fluidez del tráfico y la calidad ambiental de la ciudad. El Ayuntamiento de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) han unido fuerzas mediante un convenio para evaluar y diseñar la implementación de la inteligencia artificial (IA) en la gestión de los semáforos. Esta iniciativa no se limita a una simple actualización tecnológica, sino que pretende establecer una hoja de ruta exhaustiva para convertir Barcelona en un referente europeo en movilidad inteligente, sostenible y eficiente.
El objetivo final es ambicioso: desarrollar un plan de acción detallado con intervenciones concretas basadas en IA, aplicadas a corredores específicos y servicios de transporte. Esto supondrá un salto cualitativo respecto a los sistemas de control actuales, pasando de programaciones estáticas o reactivas a una gestión dinámica, predictiva y adaptativa en tiempo real.
Para llevar a cabo esta tarea compleja, la UPC ha movilizado a un equipo de investigadores de alto nivel, especializados en áreas complementarias y cruciales para el éxito del proyecto: movilidad urbana, inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Esta visión integral asegura que las soluciones tecnológicas se desarrollen con una comprensión profunda de las dinámicas urbanas y las necesidades ciudadanas.
Como elemento clave para enriquecer el proyecto, se contará con la colaboración y el asesoramiento del Center for Research and Technology Hellas (CETH) de Grecia, un centro de investigación de internacional reconocido en tecnologías de la información, incluyendo la inteligencia artificial y los sistemas inteligentes de transporte. Su experiencia aportará una perspectiva comparada y acceso a las últimas innovaciones a escala global.
Las cuatro fases del estudio
El convenio establece una metodología, estructurada en cuatro tareas o fases diferenciadas que garantizarán un diagnóstico sólido y unas propuestas efectivas:
- Radiografía del sistema actual: La primera fase consistirá en una evaluación a fondo del estado actual del sistema semafórico de Barcelona. Los investigadores analizarán no solo la infraestructura física, sino también las complejas interrelaciones entre todos los agentes de la movilidad: peatones, ciclistas, vehículos privados, transporte público y mercancías. El objetivo es identificar con precisión tanto las potencialidades como las limitaciones existentes para la integración de la IA.
- Análisis de referentes internacionales: El proyecto no partirá de cero. En esta etapa, se investigarán de manera exhaustiva las estrategias y tecnologías de control semafórico más avanzadas que ya se están implementando en ciudades pioneras de todo el mundo. Se valorará específicamente si estos sistemas inteligentes han demostrado una mejora medible en dos indicadores clave: la fluidez del tráfico global y la reducción del tiempo de viaje de los vehículos de transporte colectivo, como autobuses o tranvías.
- Diseño de nuevas estrategias adaptativas: Fruto de las dos fases anteriores, surgirán las propuestas de innovación. El estudio definirá nuevas estrategias de control inteligente, capaces de adaptarse automáticamente a diferentes situaciones de tráfico (horas punta y eventos especiales) y a las particularidades de las zonas críticas de la ciudad. Estas estrategias se alinearán ineludiblemente con los pilares fundamentales del Plan de Movilidad Urbana de Barcelona.
- La hoja de ruta definitiva: La fase final culminará con la elaboración del documento estratégico: una hoja de ruta con actuaciones específicas de priorización semafórica para el territorio. Este plan marcará las prioridades de actuación, estableciendo acciones a corto plazo (pruebas piloto en corredores) y a largo plazo (escalabilidad a toda la ciudad), asegurando una implantación ordenada y eficaz.
En definitiva, el acuerdo entre el Ayuntamiento y la UPC representa el primer paso, fundamentado en el conocimiento y la planificación, hacia un cambio de paradigma en la gestión del tráfico, donde los semáforos dejarán de ser elementos aislados para convertirse en las neuronas de un cerebro urbano inteligente al servicio de las personas y del medio ambiente.