Cuando aún resonaban los ecos del descorchar de botellas de cava por el año récord de creación de empleo y la reducción del paro a niveles de 2008 de primera hora de la mañana, a la hora de comer H&M anunciaba un cierre de 28 tiendas en España que puede afectar a 588 empleados este mismo viernes. Desde que, a principios de año, Telefónica cerró un ERE para 3.421 trabajadores, muchos de los cuales se acogerán a prejubilaciones, se han sucedido noticias de grandes firmas que en España se disponen a llevar a cabo despidos colectivos en 2024. Aunque en el último trimestre la creación de empleo se frenó en relación con el resto del año en España, las cifras de despidos colectivos no eran por entonces preocupantes y en general los economistas no vienen augurando un mal año para la economía y el mercado laboral. ¿Son estos ERE anécdotas o presagio de una tendencia, síntoma de un problema? 

Al cierre de la planta de Danone, en Parets, con 157 trabajadores, y la de Bimbo, en Alicante, con 113 trabajadores hace un par de semanas, se han sumado en esta última el cierre de Venca, en Vilanova i la Geltrú con 155 trabajadores, y el de H&M. Altamira DoValue, Barcelona, con 119 despidos, Telepizza, con 50, o Altadia, en Castellón,185, son otras de las empresas que han anunciado recortes importantes y que podrían aventurar un 2024 movido en el ámbito laboral. El runrún ya llega a los despachos de abogados, pero no todos, y tampoco los sindicatos tienen claro si estamos ante un aluvión. 

Si sumamos todas las cifras de las empresas mencionadas anteriormente, damos con un total de 4.788 despidos posibles por ERE que podrían finiquitarse en los próximos meses. Algunos cerrados y otros en negociación, podrían presagiar una tendencia para este año, pero los signos macro por ahora no van por ahí. Aparte de un buen ritmo de creación de empleo, "la salud financiera de las empresas es buena en España", apuntaba recientemente en entrevista con ON ECONOMIA la economista de Funcas María Jesús Fernández

Sucede, sin embargo, que no siempre una buena salud financiera es suficiente para evitar recortes. En el caso de Danone, por ejemplo, la planta que se cerrará en Parets del Vallés era considerada como rentable y su cierre formaba parte de una estrategia a medio plazo de relocalización para que otras fábricas absorban el grueso de producción. "Este proceso de desindustrialización no es nuevo, es un goteo que viene de hace años y su mayor exponente fue el cierre de Nissan", apunta Nacho Parra, abogado laboralista del Col·lectiu Ronda, aludiendo al cierre de la histórica factoría que dejó en la calle a 1.400 trabajadores que están viviendo un largo proceso de readaptación mientras se intenta completar la reindustrialización del área ocupada antes por la automovilística. 

En el caso de H&M, aunque la situación económica de la firma de moda sueca no es la mejor, existe otro factor que empuja al cierre. "El comercio on-line está afectando a la empresa desde hace ya más de dos años, como también ha sucedido con otras firmas", apunta Esteban Sanabria, secretario de negociación colectiva de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras. En el mismo sector, Venca, que justamente fue pionera en la moda por catálogo no ha sido capaz de competir con las nuevas firmas de venta on-line y la semana pasada anunció su cierre ahogada en deudas y pérdida y después de 45 años de historia. "No me atrevo a decir que en el sindicato se esté escuchando un mayor ruido de recortes que en otras épocas, es un goteo habitual", afirma Sanabria convencido.

Las causas económicas y productivas, en el caso de Venca, eran clave, pero estaban de nuevo vinculadas a la tecnología, en su caso por no haber sido eficaz en la digitalización. El año pasado, el vendaval de tecnológicas que presentó grandes Expedientes de Regulación de Empleo alrededor del mundo, con Spotify, Meta o Amazon entre las implicadas, se llevó 262.595 empleos en todo el mundo, bastantes más de los 164.969 que hizo perder en 2021. A enero de este año, ya van 24.499 empleos en un mes, según la web que los contabiliza layoffs.fyi. 

En España, aunque se trasladaron algunos de estos despidos, fue de forma anecdótica y no lo hicieron con una fuerza suficiente como para disparar las bajas por despido colectivo. Los 28.257 afectados por despidos colectivos hasta noviembre (última cifra disponible) de 2023 eran poco más que los 26.106 del mismo periodo del año anterior y muchos menos de los 53.426 en 2021, año en el que sí que se notó un repunte significativo con respecto a las 22.719 bajas por despidos colectivos de 2018 (siempre en cifras hasta noviembre para equipararlas con las disponibles de 2023).

El mes más ruidoso del año pasado contó con 5.696 bajas por despido colectivo, por lo que los 5.000 anunciados durante un mes (luego, se ejecutan a lo largo de diferentes periodos) no tienen por qué suponer un gran sobresalto al final del año y simplemente pueden haber coincidido con un inicio del año ruidoso para empresas importantes. Ahora bien, cabe dar un vistazo a las causas y la situación por sectores. 

Tecnología, aumento de costes y tipos de interés

El año pasado, más allá de las grandes tecnológicas, startups como Wallbox (96 despidos), Heura (20) o Factorial, que con 30 se quedó a punto del ERE, pasaron la tijera a sus plantillas, aunque las causas son diferentes a las de otros sectores. "Con la subida de tipos de interés, a los inversores les entró prisa por obtener rentabilidad, así que retiraron sus fondos cansados de estas start-ups cuyo modelo de negocio no es conseguir beneficios en estos primeros años", apunta Parra, del Col·lectiu Ronda. "Esto supone una diferencia con respecto a otras empresas, porque la regulación se justifica cuando hay unas pérdidas sobrevenidas y no cuando el modelo de negocio ya lo prevé", añade. 

En el caso de Altadia, un importante conglomerado de seis empresas azulejeras de Castelló, los sindicatos desconfían de las causas financieras defendidas por la empresa y se niegan por ahora a aceptar los 215 despidos propuestos, según informa Castellonplaza. La compañía aludía a una crisis de demanda en el sector. 

En la industria, "el aumento de los costes productivos" ha sido uno de los factores que ha tocado a algunas empresas, que además van reorganizándose a medida que incorporan avances tecnológicos. Estos costes también se verán afectados por la crisis del Mar Rojo, que ralentizará algunas entregas por mar. Estas reorganizaciones, además, irán afectando a los trabajadores de oficina a medida que las empresas vayan incorporando cada vez más la Inteligencia Artificial, que ya estaba detrás de los despidos de las grandes tecnológicas y que, según todos los expertos, irán absorbiendo algunas tareas humanas en despachos en los próximos años. 

La IA, amenaza relativa

Pero esta misma tecnología debe aumentar la productividad y generar nuevas necesidades que a su vez creen nuevos puestos de trabajo, por lo que por sí sola no debe desencadenar en grandes oleadas de despidos, a priori, más allá de los que las grandes tecnológicas vienen anunciando. En el caso español, el de Telefónica está menos relacionado con esta Inteligencia Artificial que con el cambio radical de un mercado más fragmentado y con más competencia y por un cambio de enfoque en que la prestación de servicios a empresas gana peso frente al clásico servicio de llamadas que dio nombre a la compañía.

En ese sentido, Vodafone, gran víctima del auge de nuevas compañías telefónicas y perdedora en la fusión de Orange con Másmovil, ya ha anunciado que hará grandes cambios en España y la plantilla se teme que se pueda traducir en miles de despidos. Por ahora, Zegona ya ha anunciado que hará despidos selectivos. 

Con todo y con eso, "no hay signos que apunten a un auge de los despidos colectivos", apunta el economista experto en mercado laboral Florentino Felgueroso. El efecto de la subida de tipos en las start-ups, la Inteligencia Artificial en los despachos, la digitalización del comercio en los servicios, la distribución y la moda, la desindustrialización de algunos sectores o la fragmentación de mercados puede derivar en algunos procesos colectivos, pero la mayoría de fenómenos son equiparables a otros que han sucedido en años anteriores. 

Cabe resaltar, por último, que aunque los despidos colectivos puedan servir como termómetro del estado de algunas compañías y del mercado laboral, son anecdóticos si lo comparamos con el peso de los despidos individuales. Tan solo en noviembre de 2023, hubo más despidos individuales (77.000) que colectivos en todo el año