Considerado el padre de la innovación abierta, aunque se tiene que pensar dos veces si se siente cómodo con esa definición, Henry Chesbrough (Michigan, 1956), es profesor y director ejecutivo del Center for Open Innovation en la Haas School of Business de la Universidad de California (Berkeley), que se dedica a la investigación y la docencia relacionadas con el impacto del conocimiento repartido mundialmente sobre crecimiento, estrategia e innovación. Chesbrough ha sido profesor visitante de ESADE Business School y durante seis años fue profesor adjunto en la Harvard Business School, donde impartió clases en materia de tecnología, gestión de operaciones y gestión empresarial. Residente en los Estados Unidos, pero con segunda residencia en los aeropuertos de todo el mundo, el profesor Chesbrought conversa con ON ECONOMIA a su paso por Barcelona. 

Su libro salió hace 20 años, ¿antes no se hacía innovación abierta?
Mi libro salió hace dos décadas y me dediqué a exponer varios ejemplos de empresas que innovan. Mostré ejemplos de compañías que exponen sus ideas para que otros negocios las usen. Documenté sus prácticas, las estrategias que usan y de cómo estas organizaciones obtienen ideas tanto de fuentes externas como internas. Estas prácticas no las inventé yo, pero sí creé un lenguaje para describirlas, me dediqué a documentarlas y articulé una lógica que mostraba por qué tenía sentido hacer esto. Esa lógica era bastante diferente de la lógica de ejecución.

¿Se suele ver más en grandes o pequeñas compañías?
Creo que la innovación abierta es fácil de entender pero difícil de aplicar, de hacer. Tú puedes describirla y estudiarla, pero ponerla en uso en una organización es lo complicado. La razón por la que es difícil es porque se deben cambiar muchas partes de su organización para utilizarla correctamente. Muchas grandes empresas lo hacen, pero no todas, aunque hay excepciones. Las empresas más pequeñas y las pymes están tratando de utilizarla, así que podría decir que no es solo para las grandes empresas, sino también para las pequeñas. 

Apple no es que sea muy abierta, ¿no?
Apple es muy cerrada precisamente para mantener un fuerte control y para brindar una excelente experiencia de usuario. Apple controla todo el proceso para garantizar una mejor experiencia de usuario. Pero incluso ella ha hecho algunas cosas que han sido muy abiertas. Cuando lanzaron el iPhone en 2007, crearon la App Store para obtener cientos de aplicaciones. Hoy en día hay millones de aplicaciones y no están hechas por Apple, estas aplicaciones están hechas por otros. Ese es un ejemplo de que Apple es muy abierta de una manera y muy cerrada por otra. Tesla sería otra excepción. Ellos mismos diseñan y fabrican los coches. Están trabajando con un socio para las baterías, pero están construyendo fábricas para hacer su propia batería. Hacen su propio software, las estaciones de carga son todas de Tesla, por lo que nuevamente es un enfoque muy cerrado, y Tesla ha tenido mucho éxito. Así que no podemos decir que Tesla haya sufrido porque no ha estado utilizando la innovación abierta. En los inicios de la historia de Tesla, el diseño inicial del Tesla Roadster provino de Lamborghini. Así que usaron el diseño de otra compañía para hacer el Roadster y obtuvieron inversiones tanto de Mercedes como de Toyota. De esta manera estaban bastante abiertos. Entonces, tanto Apple como Tesla, para mí, son excepciones. Pero incluso con las excepciones, hay algunas áreas en las que también han estado abiertas.

Entonces, ¿es posible que una empresa sea abierta y cerrada a la vez? 
Sí, y esta es una de las cosas que hablo con las empresas. La innovación abierta no es una religión. No tienes que estar abierto todo el tiempo. De hecho, puede ser bastante inteligente para estar abierto en algunas áreas, pero cerrado en otras áreas, por lo que Apple y Tesla serían dos buenos ejemplos. 

¿Inditex sería un buen ejemplo? 
Inditex sería un muy buen ejemplo. En una industria es fácil preguntarse dónde está la innovación abierta, pero empresas como Inditex han sabido encontrarla. La compañía toma el conocimiento de las nuevas tendencias de moda, tiene un sistema para traducir ese nuevo conocimiento en prendas y, tras un desfile en Milán, París o Nueva York, los clientes pueden tener esas prendas en las tiendas de España al cabo de pocas semanas. Y esos artículos salieron de la inspiración de un espectáculo, eso es innovación abierta.

Henry Chesbrough | Foto: La Perspectiva
Henry Chesbrough | Foto: La Perspectiva

Por lo tanto, tiene ventajas y desventajas
Exacto. Una gran ventaja es que con internet, con la digitalización, es más fácil acceder a la información y conocer mundo. Puedes conectar con personas brillantes desde cualquier parte en diferentes idiomas y de diferentes sectores. Hay que aprovecharlo, es la clave y me parece útil y fundamental. Una de las desventajas que le veo es que tus propios competidores se pueden aprovechar de ese conocimiento. Una de las ventajas de la innovación abierta puede ser también una desventaja. Una segunda ventaja es la colaboración, ya no solo compartir los conocimientos, sino también los recursos. En este sentido también hay una desventaja porque al compartir te enfrentas a más riesgos

¿Cuál es el rol de las start-ups en todo este proceso? 
Para mí, una start-up es un experimento y, por supuesto, como en un laboratorio, muchos de los experimentos fallarán. Estas empresas están tratando de aprender cosas nuevas, tienen éxitos y también fracasos. La parte positiva es que trabajan con otros negocios para aprender, colaboran con ellos para mejorar. Lo más importante, por eso, es que estas start-ups aprendan sobre lo que la gente quiere, que cometan errores y que aprendan de ellos.

Aquí tenemos el ejemplo de Telefónica, ellos tienen una aceleradora de start-ups que usa innovación abierta
Creo que una de las cosas que me gustan de Telefónica es cuando colabora con estas start-ups. No toman al negocio emergente, sino que dejan que arranque y si les gusta la idea, se la dan a Telefónica. Así que creo que la compañía de telecomunicaciones está siendo muy inteligente y muy abierta en la forma en que está trabajando con las start-ups. 

Luego están las grandes empresas que, en vez de colaborar, se dedican a comprar estas start-ups
Las grandes compañías compran estas start-ups para matarlas. Creo que eso no es bueno ni para los consumidores ni para la sociedad. Sin embargo, cuando compran una start-up y los fundadores se embolsan el dinero, muchos de ellos invierten en otras start-ups y otros vuelven a ser emprendedores, pero con más dinero y experiencia. Aunque las grandes empresas traten de matar ideas o negocios, no pueden matar al fundador, no pueden matar la oportunidad de hacer el próximo negocio.

¿Cuál cree que es la clave del éxito de Silicon Valley?
La gente más exitosa de Silicon Valley no se muda, se queda allí. Tras montar una empresa o invertir se convierten en inversores de nuevos negocios y así su conocimiento, experiencia y también el dinero se transmiten. Esto genera una dinámica muy positiva para fortalecer el emprendimiento. Aquí, sin embargo, no es habitual verlo, algunos lo hacen, pero no es lo más habitual. Recientemente, leí un estudio en el que decía que, en España, el 70% de los estudiantes en high school querían ser funcionarios, trabajar para el gobierno porque es un trabajo estable, seguro y con buena remuneración. Esa mentalidad es la contraria a la de un empresario. El hecho de que tanta gente piense eso, aspire a eso, me dice que culturalmente no se está apoyando tanto al espíritu empresarial. Además, otro problema en España que no existe en los Estados Unidos es que si tienes una start-up y falla, en España el fundador todavía tiene la deuda de la empresa. No puede pasar por la bancarrota, pagar a los acreedores y comenzar desde cero, sino que un empresario de aquí llevará la deuda a su próxima empresa. Se debe aprender y reintentar, y creo que aquí no se hace y eso es otra parte del problema. 

En una crisis, el tiempo es más importante que el dinero

En tiempos de crisis, ¿cuál cree que es el papel de la innovación abierta?
Emprender significa estar en crisis todo el tiempo. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la pandemia por el covid-19. Por supuesto que el covid-19 sigue aquí, pero según la Organización Mundial de la Salud, nuestra inmunidad es lo suficientemente alta, nuestros hospitales no están tan ocupados, las vacunas son lo suficientemente buenas como para que ahora ya no tengamos que estar en crisis. En las primeras semanas de la pandemia no había vacunas, nadie sabía exactamente cómo se transmitía, había mucho miedo y fue aterrador. Aquí es donde entra en juego la innovación abierta. En situaciones de crisis necesitamos ideas y las necesitamos ahora. No se puede empezar de cero, sino que se puede tomar una idea que tenemos y analizarla. No había vacunas del covid-19, pero había vacunas para el cáncer. Fue entonces cuando las empresas trabajaron conjuntamente con los laboratorios para aprovechar los recursos. Cuando colaboras con otros, compartes conocimientos que ellos ya tienen, no empiezas de cero, sino que partes de un trabajo que ya está hecho. En una crisis, particularmente con una enfermedad que aumenta exponencialmente, el tiempo es más importante que el dinero.

La innovación abierta trasciende más allá de las empresas. ¿Qué pasa con los países?
Es interesante comparar lo que pasó con China y su vacuna. Ellos no compartía ni colaboraban con nadie, tenían diferentes compañías tratando de hacer su propia vacuna. Estaban compitiendo para ser los primeros, solo para ser los primeros. No compartieron con las organizaciones externas y el resultado ya se vio, la vacuna no fue la mejor. En Estados Unidos, por ejemplo, había mejores vacunas y las empresas se ofrecieron a venderlas a China. Pero China se negó. Eso no es muy abierto. Además, funciona diferente en los Estados Unidos respecto a España o Italia. En energía, por ejemplo, Europa está a la altura o por delante de EE.UU. en este sentido. Israel sería otro ejemplo, ya que están surgiendo muchas start-ups y es un país de poco más de nueve millones de personas. Es pequeño en comparación con España o Italia, pero probablemente tengan más start-ups que nosotros. Eso demuestra que se puede ser pequeño y seguir siendo innovador, no hace falta ser una economía giganteCreo que la innovación abierta en Israel funciona diferente. Las nuevas empresas desde el principio saben que tienen que vender fuera del país, se vuelven rápidamente internacionales. En España es interesante porque compañías como Endesa, BBVA o Telefónica tienen muchos negocios en América Latina y Sudamérica, pero es por el idioma. Lo que no se puede hacer es pensar solo en su país, sino que desde el principio se debe pensar en la internacionalización. Eso es de tener una mentalidad muy abierta.

Algunas veces ha comentado que para que la innovación sea sostenible tiene que ser para todo el mundo. ¿No lo es actualmente? 
Todavía hay 2 mil millones de personas en el mundo que no tienen un teléfono inteligente o incluso acceso a internet. Necesitamos crear programas para que todo el mundo pueda acceder al Wifi y dotar de smartphones a todo el mundo. Sin eso, creo que la capacidad de mejora de la vida de las personas con innovación abierta es bastante restrictiva.

¿No cree que esa gente tiene otras necesidades antes que tener un iPhone o hablar sobre estos conceptos? 
Evidentemente, sí. Hay gente que no tiene recursos, agua o alimentos o que no tiene derecho a voto. En África y en algunos sitios de Asia tienen otro tipo de problemas. De hecho, una de las cosas que hemos creado con innovación abierta en algunas ciudades de la India son las aldeas inteligentes. La idea es que utilicen principios de innovación para erradicar la pobreza rural y tener un impacto positivo en esas zonas. Eso nos demuestra que con el apoyo de los gobiernos y la colaboración con las empresas se puede crear un mejor futuro, incluso para personas en áreas rurales muy pobres. Hemos arrancado en la India, pero en Vietnam o China también se podría aplicar. Recientemente, tuvimos una reunión con el Secretario General de la Mancomunidad Británica de Naciones, que tiene 56 países del antiguo Imperio Inglés. De estos, 32 son muy pobres, por eso, en realidad, están interesados en trabajar con empresas que la utilicen para tratar de crear más oportunidades para estos 32 países de la antigua Commonwealth. No puedo decirle todavía que tendrá éxito, pero es un muy buen experimento para probar. Estamos estudiando innovación, estamos experimentando y probado. A veces tienes éxito y a veces fallas, pero los fracasos te enseñan mucho y, a veces, te llevan al éxito más adelante porque has aprendido de esos fallos. 

¿Cuál es la relación entre el ChatGPT y la innovación abierta?
Con la innovación abierta estudias el conocimiento y cómo acceder a él tanto en tu propia organización como fuera. Paralelamente, con el ChatGPT puedes acceder a ese conocimiento desde cualquier lugar. Por lo tanto, con el ChatGPT el conocimiento puede fluir más, está más disponible y te permite que sea aún más abierta. Sin embargo, hay que tener en cuenta que con el ChatGPT hay sesgos, ya que te hace resumen de cosas e incluso te puede escribir artículos, pero se debe tener cuidado porque el ChatGPT, a veces, se inventa cosas. 

¿Cómo nos la podemos imaginar en cinco o en 10 años?
Creo que se aceptará cada vez más como una forma de innovar. El futuro pasará por saber cuándo estar abierto y cuándo cerrado y auguro que cada vez más empresas verán que es mejor estar abierto.