La fusión, a contrarreloj, de los bancos suizos UBS y Credit Suisse el pasado fin de semana creará un ‘gigante’ bancario de casi 123.000 empleados. Pese a la magnitud de la cifra, sus principales rivales en Europa le superan holgadamente en plantilla, el Banco Santander por ejemplo cuenta con 206.000 trabajadores pese a llevar a cabo tres Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) desde que en 2017 rescatara al Banco Popular en una operación similar a la suiza.

El británico HSBC, el más grande del Viejo Continente roza los 220.000 trabajadores y los competidores franceses BNP Paribas o Credit Agricole, emplean a 190.000 y 147.000 personas respectivamente. En la nueva entidad, UBS aportará unos 72.600 empleados a nivel mundial y Credit Suisse otros 50.000, pero el banco comprador ya ha adelantado que la plantilla se hará aún más pequeña cuando se integren.

En todas las fusiones suelen buscarse sinergias, lo que lleva a negociar ajustes de personal por las duplicidades y también para recortar gastos. En España, cuando Bankia se integró en CaixaBank la plantilla se redujo en un 15% tras la salida de más de 6.500 trabajadores. Pero en el caso de los bancos suizos, el ajuste será mayor, pues la compra de Credit Suisse por parte de UBS se ha producido para evitar su caída dada su delicada situación financiera.

El domingo, UBS anunciaba que pagaba por su rival unos 3.000 millones de euros, un precio muy por debajo de su valor de mercado, con el que se trataba de transmitir confianza al mercado antes de que las bolsas abrieran el lunes y evitar que se desencadenara una nueva crisis bancaria como la de 2008. Desde entonces, los trabajadores de uno y otro banco afrontan con incertidumbre como se materializará esta operación.

La cúpula de Credit Suisse ya ha advertido al personal que habrá recortes, lo ha hecho mediante un comunicado interno donde explican a los trabajadores que la fusión se cerrará previsiblemente a fines de 2023 y hasta ese momento deberán seguir operando con normalidad, según adelantó Financial Times. El banco suizo ya tenía previsto llevar a cabo 9.000 despidos para mejorar su situación financiera. De hecho, había provisionado 530 millones de euros en sus cuentas de 2022 para pagar estas salidas, que a priori se materializarían entre 2023 y 2025 según su memoria anual. Pero UBS ya ha dejado ver que el número de salidas muy superior.

En el comunicado de prensa publicado tras cerrar la fusión de emergencia, adelantaba que los ahorros de costes alcanzarán los 8.000 millones en 2027. Así, este martes la Asociación de Empleados Bancarios de Suiza defendía la necesidad de minimizar la destrucción de empleo, llamaba a las entidades a "congelar los despidos hasta finales de 2023" y a apostar, siempre que sea posible, por la jubilación anticipada y no por despidos forzosos.

La Asociación también ha pedido que los empleados tengan prioridad en la operación dada la inyección de dinero público que van a recibir, pues la Confederación Suiza otorgará una garantía equivalente a más de 9.000 millones de euros para reducir los riesgos en los que incurre el UBS.

Santander recortó el 80% de la plantilla del Popular

El caso más parecido a este rescate de emergencia que ha tenido que efectuar USB para salvar Credit Suisse se vivió en España en 2017, cuando Santander compró el Banco Popular por un euro para evitar su caída. El banco que preside Ana Botín ha realizado desde entonces tres ERE, el primero de ellos se activó el mismo año que el banco integró la plantilla del Popular y afectó a 1.100 trabajadores. El segundo se produjo en 2019 y concluyó con 3.069 bajas, y el tercero se anunció en 2020 y terminó con la salida de otros 3.572 empleados.  

En total, Santander ha reducido su plantilla en España en más de 7.700 personas en apenas tres años, lo que corresponde aproximadamente al 80% de la plantilla que tenía el Popular. Si UBS siguiera los pasos y recortara plantilla en la misma proporción podría acabar con casi 13.000 puestos de trabajo en Suiza, donde se produce más solapamiento porque Credit Suisse cuenta con 16.000 trabajadores.

En España, donde la entidad suiza está presente bajo las filiales de banca privada y banca de inversión Credit Suisse Bank (Europe) y Credit Suisse AG, trabajan más de 500 personas y de momento, se desconoce el impacto que puede tener en ellos la reciente fusión. El banco comprador, UBS, vendió su negocio de banca privada en nuestro país el pasado mes de julio a Singular Bank.

Y en el marco de esta operación firmó un pacto de no competencia que le impide operar en España, según explica Europa Press, que conforme a la valoración de la consultora financiera Accuracy destacan que lo "razonable" sería que USB vendieran este área de negocio, lo que haría que Credit Suisse saliera por completo del país.