Tanto CC. OO. como UGT han celebrado con rotundidad la finalización de la opa del BBVA sobre el Banc Sabadell y han reclamado que el foco se desvíe definitivamente de las altas esferas financieras para centrarse en los intereses de las plantillas, la clientela y el conjunto de la sociedad. En un comunicado emitido este mismo día, Comisiones Obreras ha instado a "pasar página de forma inmediata" tras un proceso que consideró, desde su inicio, injustificado desde el punto de vista de la eficiencia y la competitividad. El sindicato que dirige Unai Sordo argumentó que cualquier operación de concentración de este alcance, en un sector financiero aún resentido tras las reestructuraciones iniciadas en 2008, resulta "no deseable para la economía productiva".
La victoria, según su visión, no es solo el fracaso de la operación, sino la oportunidad de redirigir las energías. CC. OO. ha exigido un "reconocimiento" para las plantillas de ambas entidades, a quienes atribuye haber actuado con la máxima profesionalidad durante meses de incertidumbre. Ahora, señalan, este reconocimiento se tiene que traducir en hechos, "abordando las reivindicaciones y problemáticas laborales que han quedado aparcadas durante estos meses". Su demanda de fondo es la construcción de un sistema financiero "que cumpla con su finalidad social, orientado a la economía real", alejado de las lógicas especulativas.
Por su parte, la Unión General de Trabajadores ha calificado el resultado sin rodeos como "una victoria para el empleo, la competencia y la estabilidad del sistema bancario". El sindicato que encabeza Pepe Álvarez recordó su oposición frontal desde el primer momento, alegando que la operación implicaría "la destrucción de empleo directo e indirecto, el cierre masivo de oficinas y la contracción del crédito a pymes y autónomos". UGT dio peso científico a sus advertencias con un informe encargado a la Universidad Autónoma de Madrid, que cuantificó en más de 30.000 los puestos de trabajo en peligro. Este estudio, junto con las reservas expresadas ante el Gobierno y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), sirvió para sustentar su postura crítica.
El sindicato también ha recordado el pasado reciente de las dos entidades, recordando que tanto el BBVA como el Banc Sabadell fueron rescatadas con dinero público. Este hecho, según UGT, "refuerza la necesidad de exigirles un compromiso firme con el interés general y con la economía real". Su conclusión es contundente: "Las fusiones de esta naturaleza no han demostrado mejorar la eficiencia ni la competitividad, sino que han generado reducción del crédito, encarecimiento de los servicios y mayor exclusión financiera". Con el episodio de la opa cerrado, los sindicatos abren ahora un nuevo debate sobre el modelo de sector financiero que necesita el país. La coincidencia entre CC. OO. y UGT es total al señalar que la función de la banca debe ir más allá de los beneficios accionariales para comprometerse con el tejido productivo, la generación de empleo de calidad y la atención a las necesidades de la ciudadanía. El mensaje es claro: ha llegado la hora de priorizar a las personas sobre las operaciones corporativas.