La plataforma de venta online de ropa Shein está planteándose devolver su sede central desde Singapur a China en un intento de convencer a las autoridades del país asiático de que autoricen su salida a bolsa en Hong Kong tras no lograrlo en Nueva York y Londres, según informa Bloomberg este martes y recoge EFE.
Ese medio, que cita a fuentes anónimas, asegura que Shein se ha puesto en contacto con abogados sobre la posible apertura de una compañía matriz en China, donde fue fundada en 2012 en la ciudad oriental de Nanjing; Desde 2022, la sede central de la empresa se encuentra en Singapur.
Por el momento, la plataforma no ha confirmado esta posibilidad, y las fuentes matizan que se trata únicamente de contactos "preliminares" y que "no hay garantías" de que Shein finalmente decida regresar a China, país donde no vende productos, pero en el que mantiene la mayor parte de sus cadenas de suministro.
A principios de julio, el diario británico Financial Times (FT) aseguró que Shein había presentado una solicitud para salir a bolsa en Hong Kong aunque de forma confidencial, en parte parta presionar a la dirección del parqué de Londres, donde había iniciado el proceso para ofrecer acciones hace año y medio.
A pesar de tener su sede en Singapur, la compañía aún se encuentra bajo supervisión del regulador chino del mercado de valores, la CSRC, al igual que cualquier otra firma con vínculos importantes con el país asiático, por lo que necesitaría la autorización de Pekín para ofrecer acciones en cualquier lugar del mundo.
Según Bloomberg, la CSRC no dio luz verde a la salida a bolsa en Londres, y eso fue lo que hizo que Shein optase por el parqué de la antigua colonia británica. Volver a ubicar su sede central en China -y situar, por tanto, a sus empresas en Singapur y cualquier otro lugar como filiales- podría ayudar a Shein a obtener el visto bueno de las autoridades, en parte porque podrían gravar sus ingresos y elevar la supervisión sobre la gran cantidad de datos que obtiene de su plataforma, agrega ese medio.
Shein vio cómo su popularidad se disparaba durante la pandemia gracias al gran repunte en esos años de las ventas por internet, aunque eso también atrajo el escrutinio acerca de su posible vinculación con la región noroccidental china de Xinjiang, importante productora de algodón y foco de denuncias sobre supuestas violaciones de derechos humanos.
La plataforma siempre ha defendido que opera bajo una "política de tolerancia cero" contra los trabajos forzados. Shein llegó a alcanzar una valoración de unos 100.000 millones de dólares hace tres años, pero ahora afronta presiones por parte de sus inversores para que rebaje la cifra hasta unos 30.000 millones ante la fuerte competencia de rivales como Temu y los obstáculos en mercados como EE. UU., que buscan acabar con los mecanismos que este tipo de plataformas chinas emplean para hacer envíos baratos.