Según el último ranking de millonarios de Forbes, la chilena Iris Fontbona es la mujer más rica de toda América Latina, la única latinoamericana dentro del TOP 100, con un patrimonio de 28.100 millones de dólares que la sitúa en la posición 70 de las grandes fortunas mundiales. Incluso, Forbes se podría haber quedado corto porque el índice Bloomberg Billionaires calcula que alcanza los 29.200 millones de dólares. Pero eso no es lo más relevante de Iris Fontbona, sino su poder, que ejerce desde la más absoluta discreción. Y como se deduce de su apellido, la reina de las minas de cobre tiene ascendencia catalana.
Iris Balbina Fontbona González, de 82 años, nació en Antofagasta, en el norte de Chile, a 1.300 kilómetros de Santiago, la capital del país. Es nieta de Joaquim Fontbona y Maria Buxallen, nacidos a mediados del siglo XIX en la comarca de la Selva (Girona), en Arbúcies y Santa Coloma de Farners, respectivamente, que de jóvenes emigraron a Chile, primero a Santiago y, posteriormente, a Valparaíso. Según bases de datos genealógicos consultados por ON ECONOMIA, en este país tuvieron siete hijos, el más pequeño de los cuales era Luis Alberto Fontbona Buxallen (1901-1980), el padre de Iris, que durante muchos años trabajó de agente de aduanas a Antofagasta.
Iris era una chica de clase media, hija única, instruida, de gran belleza, que cuando tenía 17 años conoció a Andrónico Luksic Abaroa (1926-2005), un espabilado empresario de origen croata, 15 años mayor, viudo y con dos hijos, que entonces se estaba haciendo rico con el negocio de la minería y que acabó siendo el hombre más acaudalado de Chile. Del primer matrimonio de este empresario con Ena Craig (1930-1959) nacieron Andrónico (1954) y Guillermo Lucsik Craig (1956-2013); y del segundo con Iris Fontbona, con la que se casó en 1961, otros tres hijos más: Paola (1962), Jean Paul (1964) y María Gabriela Luksic Fontbona (1965). Iris ejerció de madre de todos.
A través de las redes sociales, el primogénito, que también se llama Andrónico, de 71 años, acostumbra a agradecer en el Día de la Madre que ha tenido dos: la que le dio la vida y la que todavía le acompaña. Su madre biológica, Ena, falleció a los 29 años, al día siguiente de una complicada cirugía cardiaca en un hospital de Suecia, el más avanzado en aquel momento. Curiosamente, Andrónico hijo es muy activo en la red X –donde tiene a cerca de 640.000 seguidores–, lo que contrasta con el hermetismo del resto de la familia.
A raíz del fallecimiento de su esposo en el año 2005, Iris se convirtió en heredera y matriarca de la familia Luksic. Los tres hijos varones se situaron al mando de las grandes áreas de negocio, pero Iris, si bien no ejerce funciones ejecutivas en el grupo empresarial, controla la propiedad a través de las sociedades y fundaciones tenedoras de las acciones. Según Bloomberg, alguna de estas sociedades está domiciliada en Liechtenstein.
En estos últimos 20 años, con Iris como matriarca, el grupo empresarial familiar ha disparado el crecimiento hasta convertir los Luksic en los más ricos de Chile. Su fortuna proviene de la compañía minera Antofagasta PLC (de la que controlan el 70%), que es uno de los grandes productores mundiales de cobre; de Quiñenco (80%), el holding donde agrupan todas las otras actividades –banca, transporte marítimo y ferroviario, agricultura, bebidas... – y de las empresas que poseen en muchos otros países. Entre estas últimas destaca Plava Laguna, una cadena de resorts turísticos de lujo que cotiza en la bolsa de Zagreb (Croacia).
En España no han sido muy activos, pero los Luksic mantienen una reclamación judicial por cerca de 217 millones de euros contra Banco Santander y PwC por la quiebra, en 2017, de Banco Popular, del que llegaron a controlar el 3%. El Santander se quedó esta entidad por el precio simbólico de un euro. Por otra parte, un año después de la caída del Popular trascendió que una sociedad de Paola Luksic Fontbona –una de las hijas de Iris– y de su marido había invertido 30 millones de euros en la compra de suelo urbanizable en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Aunque no concede entrevistas a la prensa y ha adoptado un perfil bajo, Iris Fontbona es muy popular en su país, no solo para ser la persona más rica sino, sobre todo, por sus acciones filantrópicas a través de las fundaciones familiares. Y también por las apariciones televisivas en Teletón, una organización benéfica, para anunciar la donación de miles de millones de pesos chilenos a causas sociales. Con motivo de los incendios forestales que castigaron Chile el año pasado, donaron un avión cisterna. Pero la familia también presenta una cara oscura. Han aparecido en trabajos del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) como los Papeles de Panamá.
Iris acostumbra a viajar todos los años a Europa. Posee residencias en Croacia –su difunto marido tenía un pasaporte croata gracias a su amigo Franjo Tudman, primer presidente después de la independencia– y en el barrio londinense de Belgravia, donde precisamente se establecieron después del golpe de estado de Augusto Pinochet. La dictadura no veía con buenos ojos a los Luksic porque habían llegado a acuerdos con el gobierno de Salvador Allende, pero nunca fueron perseguidos y, en realidad, continuaron la actividad empresarial habitual. Un tiempo después abandonaron Londres para regresar a Chile.
Este linaje empresarial empieza con Policarpo Luksić Ljubetić (1890-1969), nacido en un pueblo de Dalmacia (Croacia), que emigró a Chile con 16 años y se casó con Elena Abaroa, de una rica familia de la industria del salitre. Pero fue su hijo Andrónico Luksic Abaroa (1926-2005), casado en segundas nupcias con Iris Fontbona, quien levantó el actual imperio minero. Según el obituario que publicó The New York Times hace 20 años, él mismo explicó que, de joven, vendió su participación en una mina de cobre a inversores japoneses que pensaban que les estaba dando un precio en dólares cuando, en realidad, el importe que había propuesto era en pesos chilenos. Este error significó que se embolsó 500.000 dólares de la época, diez veces más de lo que había pedido. Tenía buena nariz para las inversiones en explotaciones mineras y sus derechos.
Andrónico padre siempre mantuvo conexión con Croacia, especialmente después de su independencia, cuando participó en la privatización de empresas públicas. Su hijo, Andrónico Lusik Craig, ha profundizado en las raíces croatas más allá de los negocios. Viaja a menudo a este país europeo y, en su cuenta en X, se le ve con la camiseta a cuadros blancos y rojos de la selección de fútbol siguiendo en directo el mundial de Qatar.
Después de algunas divergencias con sus hermanos –sobre todo por el intento de vender la cervecera familiar a Heineken–, Andrónico hijo ha cedido paso a sus herederos, miembros tercera generación, entre los cuales destaca Andrónico Luksic Lederer, al que la prensa chilena distingue con el mote "Andrónico Tercero", que aparece como vicepresidente de desarrollo del grupo minero Antofagasta.
Después de la muerte de Guillermo Luksic Craig en 2013, a los 57 años a causa de un cáncer de pulmón, sus hermanos asumieron más responsabilidades pero bajo la mirada de Iris, la madre. En la actualidad, a los hermanos de la segunda generación –a destacar el peso que tienen ahora Jean Paul y Paola Luksic Fontbona (imagen superior, presidenta de la Fundación Luksic) después del paso al lado de Andrónico 'Segundo'– ya se han añadido los primos de la tercera generación. Algunos nombres que ocupan posiciones destacadas en las empresas familiares son el mencionado Andrónico Tercero y su hermano Davor Luksic Lederer –dirige el negocio hotelero en Croacia–, Nicolás Luksic Puga –hijo de Guillermo, en la dirección de Quiñenco– o Isabella Luksic James –hija de Jean Paul, socióloga, que está en las fundaciones familiares–.