Una delegación de la Comisión Europea ha visitado esta semana la planta de Reig Jofre en Sant Joan Despí (Barcelona). La visita, encabezada por Csaba Gáli, jefe adjunto de Contramedidas Médicas de la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta a Emergencias Sanitarias (HERA), y Laura Rahola, representante de la oficina de la Comisión en Barcelona, quería constatar in situ la capacidad tecnológica de una de las instalaciones designadas como punto clave del programa EU FAB.
Este programa, una pieza fundamental del nuevo escudo sanitario europeo postcovid, pretende crear una red de reservas de capacidad productiva para poder actuar con celeridad en caso de una emergencia sanitaria, garantizando el suministro de millones de dosis de vacunas para la población de la UE. La visita no es solo un trámite, sino la constatación física de una colaboración estratégica entre el consorcio formado por Reig Jofre y la biotecnológica gallega CZ Vaccines (filial del Grupo Zendal) y las instituciones comunitarias.
La comitiva fue recibida por Ignasi Biosca, consejero delegado de Reig Jofre, y Pascual Rey, director global de Marketing y Ventas de Zendal. Durante el encuentro, tanto las autoridades europeas como los representantes de las compañías subrayaron la importancia de esta alianza para reforzar la autonomía estratégica de Europa en el ámbito farmacéutico.
En un contexto global marcado por las tensiones en las cadenas de suministro y la competencia geoestratégica, la Unión Europea ha aprendido la lección de la pandemia: no puede depender exclusivamente de productores externos para tecnologías médicas críticas. El programa EU FAB, y el acuerdo específico con Reig Jofre y Zendal, nacen de esta necesidad de crear un ecosistema resiliente, con actores de capital 100% europeo y centros de producción dentro de las fronteras comunitarias.
El punto central de la visita fue el recorrido por la planta de producción aséptica de Reig Jofre en Barcelona. Estas instalaciones, descritas como "una de las más avanzadas de Europa", constituyen un activo estratégico dentro del panorama farmacéutico comunitario. Están equipadas con tecnología de última generación en aisladores, sistemas automatizados y robotización, y están diseñadas para la fabricación de medicamentos inyectables de alta complejidad. Su versatilidad es clave: puede producir tanto vacunas basadas en las nuevas tecnologías como el ARNm y los vectores virales, como las más tradicionales de proteínas recombinantes. Con una capacidad anual de 45 millones de viales liofilizados y 50 millones de viales líquidos, la planta se convierte en un seguro vital para la respuesta rápida que exige una emergencia.
Más allá de la tecnología, Reig Jofre ha querido transmitir su compromiso operativo con el programa. La compañía ha destinado capacidad productiva específica y personal altamente cualificado, y ha priorizado esta iniciativa dentro de su planificación estratégica. Esto incluye inversiones en instalaciones especializadas, la optimización de procesos y la formación continua de sus equipos para asegurar una respuesta inmediata cuando se requiera.
El diálogo entre las partes fue más allá del mero reconocimiento de las instalaciones. Se abordaron retos de fondo como la continuidad de la producción farmacéutica en Europa, el refuerzo de la competitividad de la industria comunitaria y la garantía de acceso a tratamientos esenciales para la ciudadanía. La visita finalizó con una invitación abierta para futuros seguimientos, una muestra de la voluntad de transparencia y colaboración continua. En un mundo incierto, Barcelona, y concretamente la planta de Reig Jofre, se consolida como uno de los baluartes desde donde Europa se prepara para proteger la salud de sus ciudadanos, convirtiendo la lección de la pandemia en una acción concertada y con visión de futuro.