Los principales banqueros del país se han dado cita este martes en un encuentro financiero celebrado en Madrid donde han rechazado, de nuevo, que el impuesto temporal a la banca se haga permanente, algo que ocurrirá si el PSOE consigue formar gobierno, tal y como recoge su acuerdo con Sumar. La banca se siente discriminada desde que se anunció este tributo, pero ahora más porque ha recibido una oleada de críticas por parte de algunos miembros del Gobierno después de presentar resultados y conocerse que solo los seis bancos cotizados, han batido un nuevo récord al ganar 19.761 millones en nueve meses del año, casi un 24% más que el año pasado.

Las cifras, respaldadas por las subidas de tipos de interés, han hecho que algunos dirigentes políticos reafirmen su idea de alargar el impuesto a la banca más allá de 2024. Pero también han elevado la tensión social, porque las entidades siguen sin remunerar los depósitos a pesar de las diez subidas de tipos de interés, al menos de forma generalizada. Para esto también ha tenido respuesta el sector, que ha pedido más libertad y menos intervencionismo. Y en general, dejar de estar en el ojo de huracán.

El tono más duro lo ha empleado la banca local, los que tienen la mayoría de su negocio en España. De hecho, los ejecutivos de Santander y BBVA no se han pronunciado sobre el tema en esta ocasión, aunque sí lo han hecho en el pasado. “Hemos sido bastante claro, nos parece discriminatorio porque estigmatiza al sector”, declaraba hace unos días Héctor Grisi; “El impuesto no es ni ha sido una buena idea”, indicaba Onur Genç en la presentación de resultados.

El que volvía a pronunciarse era Gonzalo Gortázar, que recientemente dijo que alargar el impuesto, "era pegarse un tiro en el pie". El consejero delegado de CaixaBank (el banco más grande del país por número de clientes y activos) defendía que los resultados de este año han mejorado la rentabilidad de la banca, pero esta sigue estando por debajo del valor en libros y en su caso, todavía no se acerca a la que tenían antes de la crisis financiera. La entidad catalana tenía entonces un ROE del 17% y ahora roza el 12%.

“Evidentemente hemos tenido una mejora importante en la rentabilidad de manera generalizada como consecuencia inmediata de la subida de los tipos de interés, pero hay que preguntarse si esa clara subida de los resultados es sostenible o no, vamos a intentar que lo sea. Pero no es una subida exagerada porque convive con otra realidad y es que las cotizaciones bursátiles no han acompañado. Y nos encontramos con un sector rentable que cotiza a unos múltiplos bastante bajos”, justificaba el consejero delegado.

María Dolores Dancausa era la más crítica, como suele ser habitual. En el pasado, la CEO de Bankinter ha llegado a “pedir perdón” de manera irónica por presentar “unos beneficios sólidos” cuando se ha acusado a la banca de ganar mucho dinero con las subidas de tipos. Y este martes pedía al Gobierno español que recupere “unas normas básicas” donde haya “más libertad y menos intervencionismo” hacia el sector bancario.

También se pronunciaba sobre los depósitos. “No creemos que vaya a haber ofertas generalizadas entre los bancos medianos y grandes, al menos en el corto plazo, aunque todos los bancos mejoramos las ofertas progresivamente”. Dancausa se mostraba “convencida” de que dentro de unos meses no se hablará del tema porque según se acabe el exceso de liquidez habrá mejoras en depósitos, pero advertía, “la estrategia comercial de los bancos no debe responder a presiones externas, sino a la competencia”.

Con este comentario respondía, no solo a la presión social, también a los supervisores. Pues el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos (que también estaba en el encuentro) recordaba a la banca que cuando se suben los tipos se hace “para el activo y para el pasivo". Es decir, no solo para que los bancos ingresen más con las subidas de las hipotecas o los créditos, también para que remuneren el ahorro de los clientes. Mientras que la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, insistía en que se está produciendo una menor traslación de la subida de tipos tanto a depósitos de empresa como de particulares.

Sobre los depósitos también ha hablado Isidro Rubiales, consejero delegado de Unicaja. “Si los estamos remunerando”, defendía, pero también reconocía que hay un retraso “lógico” en el sector financiero que tiene que ver con la posición holgada de liquidez. “Se irá ajustando”. En cuanto al impuesto a la banca, el malagueño aseguraba que “fuera del sector financiero, casi nadie nos quiere escuchar”. El CEO cree que el impuesto temporal está mal planteado porque se basa en una idea “que no es la correcta”. En este sentido, recordaba que 2023 es el primer año con una subida de tipos completa tras años de tipos negativos, y esto es lo normal, no lo anormal.

Rubiales advertía que el tributo puede tener dos efectos negativos, uno en cuanto a competencia. “Nosotros no competimos solo con bancos nacionales, nuestros inversores están más allá de nuestras fronteras y es una desventaja”. Y el segundo es estigmatizar al sector, “hay riesgo reputacional, todavía se está pagando por la crisis financiera de 2008 y parece que no vamos a terminar nunca de pagar los efectos”.

Al respecto, desvelaba que Unicaja ganó 260 millones el año pasado y, sin embargo, la carga contributiva ascendió a 400 millones sin contar con el impuesto a la banca, que lo ha pagado por primera vez este ejercicio. “Este 2023 será aún más llamativo”, aseguraba.