La banca tiene muy poco en cuenta si las empresas son marrones, verdes o están en transición a la hora de conceder financiación. Al menos de momento, según pone de relieve el Banco de España en su última Encuesta de Préstamos Bancarios. El supervisor indica que las compañías se han endeudado prácticamente al mismo precio en el último año, tanto si son de sectores contaminantes como si no lo son. Es decir, que las entidades no las han castigado con créditos más caros o condiciones más duras, como suelen defender cuando alardean de criterios ESG. 

Para el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, las empresas “marrones” son aquellas que contribuyen muy sustancialmente al cambio climático y que no han comenzado aún (o han avanzado poco) con su proceso de transición. Las empresas “verdes” son aquellas que no contribuyen o contribuyen poco al calentamiento global. Y las que están “en transición” son aquellas que ya no contribuyen tanto al cambio climático porque están avanzando de forma importante en el proceso de transición ecológica.

Teniendo en cuenta estos criterios, el Banco de España explica en dicha encuesta que “los riesgos asociados al cambio climático” han tenido en los últimos doce meses “un impacto muy reducido” sobre la política crediticia de las entidades financieras. Pues solo han aplicado “un ligero endurecimiento” en los criterios de concesión de préstamos a las empresas denominadas “marrones”.

Sin embargo, las empresas “en transición” sí han aumentado la demanda de crédito en el mismo tiempo, creyendo que serían favorecidas por ser menos contaminantes que las anteriores. Pues la banca siempre presume de valorar con más rigor la repercusión medioambiental de los proyectos presentados para conceder crédito.

Según la misma encuesta, las entidades financieras sí prevén que para los próximos doce meses haya una relajación de los criterios de aprobación de préstamos y de las condiciones aplicadas para las empresas “verdes” y “en transición”, y un endurecimiento significativo para las “marrones” (ligado, fundamentalmente, a los riesgos físicos que afectan al valor de los activos de los prestatarios).

En cuanto a la demanda de crédito, el Banco de España recoge que las entidades anticipan que esta crecerá en las compañías “verdes” y, sobre todo, en las que están “en transición” (principalmente para acometer inversiones en activos fijos), y que habrá un ligero descenso de las solicitudes provenientes de compañías “marrones”.

Ecologistas en Acción lleva años insistiendo en que algunas entidades, como el Santander, no cumplen con sus compromisos climáticos porque siguen financiando a las empresas y sectores más implicados en la deforestación mundial, como la madera, el papel o el aceite de palma. Aseguran que entre los años 2010 y el 2022 el banco ofreció crédito por valor de 11.000 millones de dólares a estos sectores.

Asimismo, el último informe Banking on Climate Chaos alertaba de que todavía hoy, que la banca está tan comprometida con las finanzas sostenibles, 60 bancos internacionales financian más de 670.000 millones de dólares en combustibles fósiles y tres de ellos son españoles, Santander, BBVA y CaixaBank. Solo el año pasado concedieron más de 11.000 millones a empresas dedicadas al carbón, petróleo y gas.