La caída de precios del acero castiga a la metalúrgica catalana Bamesa, propiedad de la familia Arasa Figueras, que ha perdido facturación y beneficios, si bien continúa exhibiendo ganancias y dividendos millonarios. El año pasado, Bamesa ingresó 1.933 millones de euros, cerca de un 10% menos de los 2.135 millones de 2023, que ya fueron un 8% inferiores a los del ejercicio anterior. En la misma línea, los beneficios se quedaron en 76,68 millones de euros, algo menos de los 78 millones de 2023, pero muy lejos de los 173 millones de 2022.
A pesar de este retroceso, Bamesa exhibe una salud de acero porque el año pasado repartió un dividendo de 15 millones de euros, el doble que un año antes, y redujo la deuda bancaria a 26 millones, la mitad que en el ejercicio anterior.
En el informe de gestión que acompaña a las cuentas del año pasado, Bamesa atribuye la pérdida de facturación –se quedó por debajo de los 2.000 millones de euros– y beneficios a la “debilidad” de la demanda y a la “negativa evolución” de los precios. Cuando en 2022 estalló la guerra en Ucrania, se disparó el precio del acero, pero poco después inició una progresiva caída. Encima, alertan de que “las tensiones internacionales y el auge del proteccionismo”, desatado por la acción de Donald Trump, “amenazan con frenar el comercio internacional y debilitar las cadenas de suministro”.
A pesar de esta situación, Bamesa subraya que el año pasado “mejoró su ya sólida estructura financiera": el fondo de maniobra se situó en 695 millones de euros al cierre de 2024 (707 millones en el de 2023) y con una baja deuda financiera.
Bamesa Aceros, con sede social en Barcelona, reúne a 22 empresas suministradoras de acero para la industria ubicadas en ocho países (España, Portugal, Francia, Rumanía, Chequia, Marruecos y Turquía) con una plantilla global de cerca de 1.200 personas. Proveen de acero plano a empresas de los sectores de la automoción, electrodomésticos, renovables, infraestructuras o de la construcción.
En 2023 compraron una participación mayoritaria (80%) de la empresa valenciana de corte de acero con láser Lasertall, de Paterna, por 13,5 millones de euros. Esta es la quinta planta en España, después de las de Sagunto (Valencia), Dos Hermanas (Sevilla), Pancorbo (Burgos) y la de El Prat de Llobregat. También tienen en Palmela (Portugal), Bonneuil sur Mame (Francia), Topoloveni (Rumanía), Tánger (Marruecos) y las de Bursa e Izmir (Turquía).
Este grupo tiene su origen en 1962 con Barcelonesa de Metales (Bamesa). En la actualidad es una empresa propiedad de la familia Arasa Figueras si bien, en el pasado, han tenido otros socios como un grupo de inversores catalanes, la francesa Usinor (que llegó a controlar el 49% en la década de los noventa) o la turca Borusan.
Esta familia es un ejemplo de ricos sin cara por su discreción, de la cual casi no circulan fotografías en los medios de comunicación. Aparecen en el puesto 85 de la lista de grandes fortunas españolas del diario El Mundo, pero Forbes se ha olvidado de ellos en el ranking que ha hecho público este martes.
Al frente de Bamesa están Jorge Arasa Figueras (presidente), Alberto Arasa Figueras (consejero delegado) y Alejandro Quintanilla Cornudella (consejero delegado), que son los miembros del consejo de administración. Los dos primeros son hijos de Jorge Arasa Masclans (1934) y Ana Figueras Nohet (1936). La empresa matriz del grupo es Armasfi, nombre que surge de los apellidos del matrimonio fundador. También tuvieron tres hijas, que están en la propiedad pero no en la gestión: Esther, Míriam y Ana Arasa Figueras (que falleció en 2012).
