La construcción en Barcelona de la torre de la Virgen María de la Sagrada Familia, la rehabilitación del mercado municipal de Sant Antoni, o las palmeras que sustentarán el Hall Zero de Fira de Barcelona, ideadas por el arquitecto Toyo Ito, en L'Hospitalet; la planta de tratamiento de aguas, en Marsella (Francia); los silos industriales de la empresa portuguesa Edimarante, en Torres Vedras (Lisboa); y el metro elevado de Bombay (India) son obras de ingeniería de edificación y obra civil que no hubieran sido posibles sin la intervención del grupo empresarial Alsina -antes Encofrados J Alsina-.
La intervención de la compañía ha sido indispensable para ejecutar estas obras con calidad, eficiencia y sin riesgos porque, a pesar de que su actividad es el servicio de alquiler en soluciones de encofrados industrializado, Alsina está diseñando y desarrollando soluciones técnicas "que hacen posible estas grandes y singulares obras de ingeniería que necesitan más procedimientos de precisión, cálculos de milímetros, de presión, de resistencia.., .". Este es uno de los tres ejes, el del valor añadido, en que Alsina centra su plan estratégico para 2032, cuando ya habrá superado los 80 años de historia.
Los otros dos hitos implican crecer en África subsahariana, desde Marruecos, que es hoy por hoy uno de sus principales mercados exteriores, y consolidar la India como un hub de fabricación, ingeniería y crecimiento del negocio para la zona asiática. Alsina aterrizó en la India hace 10 años y ahora tiene allí tres centros de producción, "pero queremos crecer más, no por un tema de costes, que no es lo más determinante, sino porque desde allí podemos abastecer Oriente Medio y Filipinas", explica Jaume Alsina, vicepresidente del grupo y representante de la tercera generación de la familia fundadora y propietaria. La empresa ha encontrado buenos proveedores en la India y quiere convertir su filial en el segundo polo de desarrollo para todo el grupo.
En el primero y consolidado, el de Montcada i Reixac, "un municipio en el que estamos muy arraigados", dice Alsina, ahora tienen entre manos la construcción de una nueva área de tecnología donde tomará protagonismo la impresión 3D para prototipajes, y habrá una sala de exposición de sistemas y procesos, con auditorio incluido. Para sacar adelante el proyecto han desmantelado una antigua nave y están "invirtiendo lo necesario" -sin dar más concreción- para adecuar los espacios.
Mientras tanto, casi una docena de técnicos e ingenieros del departamento de I+D+I trabajan para encontrar nuevos materiales para fabricar piezas y sistemas para la larga tender a la sustitución "quizás parcial" de la madera que se usa para los encofrados. Hay que procurar por el planeta y fomentar la sostenibilidad con esta y otras medidas.
La división tecnológica para perfeccionar el servicio al cliente
La división Alsina Tech crea soluciones de software BIM personalizadas para la gestión de proyectos. También han desarrollado Metalearning, una aplicación de realidad virtual y aumentada para una formación inmersiva en la utilización de las piezas y el montaje de los encofrados, que se usa tanto para los clientes como para escuelas de Formación Profesional. A su vez, Alsina In Touch es una herramienta para la instrucción remota en tiempo real de los montajes en la obra.
También han diseñado y creado los sensores de obra, que son unos dispositivos electrónicos diseñados para recopilar datos en tiempo real sobre variables físicas relevantes en el proceso constructivo (como la temperatura, la presión, la humedad o el movimiento estructural). Integrados en diferentes fases del proyecto, permiten supervisar de manera precisa y continua aspectos clave como el endurecimiento del hormigón, la seguridad estructural o las condiciones del entorno.
En definitiva, a la creación de proyectos a medida de los clientes respondiendo a los retos de la edificación que presenta cada proyecto, especialmente en obra civil; el grupo también dedica esfuerzos a estandarizar buena parte de sus avances en innovación para la nueva era de la construcción sostenible e industrializada. En el departamento de diseño e I+D+I, la compañía ha desarrollado una gran variedad de productos -tiene unas 3.000 referencias- para la construcción en hormigón tanto para residencial como para obra civil. Depende de los países, pero, de media, el 60% del catálogo se aplica a edificación y el 40% a obra civil. El producto estrella, la gama Alisply -un muro muy versátil-, copa el 30% de los ingresos.
El 75 aniversario y el freno de Estados Unidos
Este año, coincidiendo con el 75 aniversario, el negocio alcanzará la cifra de 170 millones de euros, con el objetivo de llegar a los 250 millones en 2032. Casi el 75% de la facturación se genera en el exterior, con un peso importante de mercados como Polonia, Estados Unidos, Portugal y Marruecos. En Norteamérica, donde también había planes de expansión, los aranceles del gobierno de Donald Trump los han detenido. "Tenemos dos delegaciones en Miami (Florida) y Texas y unos ocho distribuidores repartidos por Estados Unidos y mucha demanda, pero los aranceles a las importaciones nos frenan a la hora de aceptar más pedidos porque disponemos de un determinado stock que, a veces, no es suficiente", manifiesta Jaume Alsina.
El vicepresidente comparte la gestión de la compañía con su primo, Josep David Alsina, que ejerce de consejero delegado. Ellos representan dos de las seis ramas familiares que tienen la propiedad del grupo, "a partes iguales, porque es lo que decidió mi abuelo, Joan Alsina Albareda, que fundó Maderas Alsina, en 1950, con un capital de 150 euros de la época". La asamblea familiar, con descendientes también de la cuarta generación, se reúne dos veces al año para conocer la estrategia y nuevos proyectos de la compañía y el consejo de administración -con un representante de cada rama familiar y tres consejeros independientes- va tomando las decisiones del día a día.
Buscando oportunidades de compra
Ahora mismo, sobre la mesa del órgano directivo está la consigna de completar el crecimiento orgánico con la adquisición de empresas dentro del mismo sector. Seguramente de fuera de España, "pero hay que analizar mucho cada oportunidad que surge; las dos últimas que hemos valorado, al final se descartaron porque nuestro sector tiene mucho estoc, mucho inmovilizado, y hay que adecuarlo a nuestras necesidades económicas y de negocio". Porque si algo tiene la empresa familiar es el cuidado del nivel de endeudamiento.
Mientras tanto, innovación, digitalización, sostenibilidad y... seguridad. El grupo es propietario de la compañía Servicio de Implantación de Protecciones (SIP), con sede en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), dedicada a la gestión integral de la prevención y la implantación de líneas de vida definitivas, protecciones colectivas y medios auxiliares. Con esta empresa han ideado un método de seguridad colectiva para todos los trabajadores de una obra -el sistema de pantalla de protección perimetral manual- que "ha sido una revolución en el sector por sus prestaciones". En seguridad individual, también. "Hemos diseñado una protección que, dejando libertad de movimiento al obrero, se activa en caso de caída, evitando que se precipite al vacío".
