En el conjunto del mercado laboral español, la adopción de la IA generativa dará lugar a la pérdida de cerca de 400.000 empleos en los próximos diez años, según los cálculos de Randstad Research. Esta cifra surge de la diferencia entre los empleos que potencialmente pueden desaparecer con la adopción de la IA por parte de las empresas (2 millones) y los que se crearán fruto de las nuevas oportunidades económicas surgidas a raíz del uso general de este tipo de tecnología (1,61 millones).
El análisis considera que la IA irá poco a poco penetrando en la economía, las empresas y el mercado laboral y, según los cálculos realizados, el 9,8% de los empleos en España (2 millones) están en riesgo de ser automatizados. En paralelo, un 15,9% de los puestos de trabajo actuales (3,24 millones) verán incrementada su productividad por la adopción de la IA.
Para el resto de los empleos actuales (15,19 millones), prácticamente tres de cada cuatro, no se esperan efectos significativos. Según este informe, hay un grupo de sectores que en líneas generales experimentarán un impacto limitado con la llegada de la IA, como son la agricultura, ganadería y pesca, las actividades asociativas y algunas tareas con labores mucho más complicadas o prácticamente imposibles de sustituir. En este grupo destacan, principalmente, los trabajos manuales, como los de fontanero, electricista o mecánico, debido a que son tareas muy complicadas de automatizar y, por lo tanto, la IA tardará mucho más en llegar.
Esta conclusión la suscribe y difunde José Elías, empresario y presidente de Audax Renovables y propietario de La Sirena, que lanza una advertencia sobre el futuro laboral: los empleos que la IA no pueda sustituir serán los mejor pagados, porque la relación demanda/oferta no se corresponderá. En parte, esta es una idea que ya se aprecia en determinados oficios como el de carpintero, fontanero, electricista… En la actualidad, en algunas poblaciones ya existe escasez de este tipo de profesionales, y los que trabajan en estas actividades tienen tal demanda que pueden incrementar las tarifas de sus servicios.
Según la opinión de Elías, “la IA se va a cargar el 80% del trabajo de oficina… Y nadie quiere ser electricista, fontanero o carpintero”. Así, estos profesionales podrán llegar a cobrar tarifas de "50, 60 o 200 euros la hora". En sus explicaciones difundidas a través de su newsletter para empresarios, Elías evidencia un problema más profundo: el desprestigio social de los oficios técnicos. “Seguimos sin dignificar los oficios manuales. Todos queremos comer lechuga, pero no conozco a nadie de menos de 30 años que quiera ir al campo a plantarla”, añade en su mensaje.
"No sé cuánto tardará la IA en cargarse los puestos administrativos, pero sí sé que nadie va a llamar a ChatGPT para plantarte la lechuga que te comes o cambiar un enchufe. Volvamos a valorar los oficios antes de que sea demasiado tarde. Porque la inteligencia artificial podrá hacer muchas cosas, pero por el momento no va a solucionarte una fuga de agua", concluye el empresario José Elías.
Un informe de The Valley Business and Tech School admite que la IA, lejos de sustituir a las personas en tareas creativas, actúa como catalizador. Gracias a ella, por ejemplo, un profesional del marketing puede testar cientos de versiones de una campaña en tiempo récord, un ingeniero puede prototipar múltiples soluciones antes de construir, y un perfil de negocio puede analizar escenarios con mayor agilidad. "La tecnología permite que la intuición y la creatividad se enfoquen en decisiones estratégicas, con más información y menos fricción operativa", se destaca.