El Ibex-35 ha abierto la sesión de este jueves inmerso en una atmósfera de prudencia y expectación. La pantalla muestra un ligero retroceso del 0,3%, una respiración contenida después del ascenso eufórico de los últimos días. Con este movimiento, el índice se mantiene, casi de manera ceremonial, sobre la cuota psicológica de los 16.100 puntos, concretamente en los 16.100,5. Se trata de un territorio conquistado recientemente, los tan anhelados niveles récord que ahora se ponen a prueba. El contexto no es ajeno a esta contención inicial. El Instituto Nacional de Estadística (INE) acaba de publicar los resultados del IPC para octubre, y los datos hacen saltar las alarmas con suavidad, pero de manera innegable.
La inflación interanual sube una décima y se sitúa en un 3,1%, el nivel más alto desde junio. Las causas de este repunte son palpables para cualquier ciudadano: el precio de la electricidad, una factura que no deja de pesar sobre la economía familiar, y las subidas en el transporte aéreo y ferroviario, que encarecen la movilidad, actúan como los principales motores de este incremento. Esta cifra, aunque moderada, introduce una sangrante duda en el mercado sobre la solidez de la recuperación y la futura actuación de los bancos centrales. En paralelo a este escenario macroeconómico, la bolsa late con fuerza gracias a los resultados corporativos que varias compañías del Ibex han hecho públicos antes de la apertura. Se dibuja un panorama de robustez, aunque con matices muy diferentes:
- BBVA consolida su posición con un beneficio de 7.978 millones de euros, un 4,7% más que el año pasado. La entidad financiera demuestra una salud de hierro, navegando con solvencia en un entorno aún complejo.
- Repsol vive un momento dulce, con unos beneficios que se disparan un impresionante 34%, alcanzando los 1.177 millones de euros. La compañía energética parece beneficiarse del escenario de precios de los hidrocarburos y de su propia estrategia de diversificación.
- Indra es, sin duda, una de las grandes protagonistas. La multinacional tecnológica cierra el período con unas ganancias netas de 291 millones, un salto del 58% que deja patente la fuerte demanda en su sector. No obstante, en una paradoja típica de los mercados, los inversores reaccionan con venta después de conocer las cifras (un fenómeno conocido como "comprar el rumor y vender la noticia"), y su valor cae un 2,52% en las primeras negociaciones.
- Fluidra, especialista en equipamiento de piscinas, también presenta números enrojecidos, con un beneficio de 163 millones, un 33% superior, reflejando la buena marcha del sector del ocio doméstico.
Esta riada de resultados crea un enjambre de actividad. En la apertura, las mayores subidas se concentran en Ferrovial (+1,35%), Unicaja Banco (+0,94%) y CaixaBank (+0,91%), mientras que en la cola del selectivo, aparte de Indra, destaca con baja Inditex, que se deja un 2,23% a raíz de su paso por el 'exdividendo', un movimiento técnico que ajusta el precio de la acción tras el pago del beneficio a los accionistas. La sesión no puede entenderse sin una mirada al contexto europeo, y aquí el panorama es un mosaico de colores. Las principales plazas europeas abren con signo mixto: Fráncfort intenta avanzar con un débil 0,15%, mientras que París y Milán retroceden con más decisión, un 0,47% cada una, y Londres cede un 0,41%. Esta falta de direccionalidad única refleja las incertidumbres compartidas sobre el crecimiento global y la política monetaria.
En el mercado de materias primas, el crudo, siempre sensible a los cambios de humor, muestra signos de debilidad. El barril de Brent, referente en Europa, baja un 0,72% hasta los 63,86 dólares, mientras que el West Texas Intermediate (WTI), referente en Estados Unidos, retrocede un 0,73%, situándose en 60,04 dólares. Estos movimientos sugieren una cierta expectativa de una ralentización en la demanda. Finalmente, en el mercado de divisas, el euro se mantiene en una posición de relativa debilidad frente al dólar, con una cotización de 1,1608. Por otro lado, el mercado de deuda responde con cierto optimismo, y el interés exigido al bono español a 10 años baja hasta el 3,159%, indicando una confianza estable en la solvencia de la economía española. En conjunto, la jornada se presenta como un delicado equilibrio entre los sólidos fundamentales empresariales y las sombras que proyectan los indicadores macroeconómicos, un duelo entre el optimismo de los resultados y la prudencia que impone la inflación.