El jefe de la misión para España del Fondo Monetario Internacional (FMI), Romain Alexandre Duval, ha abogado este viernes por modificar el gravamen bancario, de manera que su base la constituyan los beneficios extraordinarios. Se suma, así, a las críticas del Banco Central Europeo. En un encuentro con medios españoles, Duval ha reconocido que el FMI no es partidario de los impuestos sobre los beneficios extraordinarios, pero dado que el Gobierno quiere convertir el gravamen extraordinario sobre la banca en un impuesto permanente, ha recomendado reducir sus potenciales efectos distorsionadores.

Para ello, el dirigente del FMI recomienda "cambiar la base" del futuro impuesto para que se ajuste de manera estricta a una definición clara de beneficios extraordinarios. El gravamen bancario -inicialmente previsto para los ejercicios 2022 y 2023, pero extendido a 2024 y que se pretende convertir en impuesto permanente- grava al 4,8% el margen de intermediación, es decir, los intereses netos (diferencia entre los que cobra y los que paga) y las comisiones netas (diferencia entre las cobradas y pagadas). En su primer año en vigor -el ejercicio 2022, abonado en 2023-, la banca española pagó 1.264 millones por este tributo. Numerosas entidades han llevado a los tribunales el gravamen.