Los ayuntamientos de Riudecanyes, Montbrió del Camp, Vinyols i els Arcs y Riudoms han lanzado un duro comunicado conjunto exigiendo a la Generalitat la inmediata paralización del proyecto eólico impulsado por la empresa Tesera Energía S.L. La iniciativa, que se presenta bajo la figura de "miniparques", esconde según los municipios una realidad mucho más agresiva: la instalación de seis aerogeneradores de más de 150 metros de altura, el equivalente a un edificio de 50 plantas, y una red eléctrica de evacuación que, con sus 91 torres de "gran formato", trazaría una herida de casi 30 kilómetros a través de doce municipios del Baix Camp.

La magnitud de la operación es faraónica. Conjuntamente, los seis aerogeneradores, cuatro ubicados en Montbrió del Camp y dos en Riudecanyes, generarían una potencia de cerca de 30 MW. No obstante, el auténtico corazón del proyecto, y lo que ha generado una alianza comarcal tan amplia, es la línea de alta tensión diseñada para transportar esta energía hasta las instalaciones de Repsol en la Pobla de Mafumet. Su recorrido, una verdadera barrera infraestructural, se extendería por los términos municipales de Riudecanyes, Mont-roig del Camp, Montbrió del Camp, Cambrils, Vinyols i els Arcs, Riudoms, Reus, Vila-seca, la Canonja, Constantí y la Pobla de Mafumet. De los 27,7 kilómetros de trazado, solo 8,1 estarían soterrados, mientras que los 19,6 kilómetros restantes volarían con cableado aéreo sostenido por las 91 torres, cada una con una altura mínima de 20 metros.

Los alcaldes y sus equipos de gobierno han expuesto un detallado listado de agravios que, aseguran, harán del proyecto un punto de inflexión negativo para la comarca:

-Fragmentación del territorio y la agricultura: La línea eléctrica no es una simple línea en un mapa. "La creación de esta línea eléctrica supondrá ubicar 91 torres eléctricas a lo largo de todo su recorrido. Parte de estas torres se ubicarían en caminos públicos y muchas otras en campos agrícolas", han denunciado. Esto significa, en la práctica, la división física de fincas rústicas, la obstrucción de caminos tradicionales y la dificultad de las tareas agrícolas mecanizadas. "Se estaría alterando la fisonomía de nuestro entorno y perjudicando los valores identitarios y productivos del término", han insistido. Los municipios subrayan que "todavía mantienen una estructura agrícola relevante que hay que preservar", un tejido económico y social que se vería irreparablemente dañado.

-Colisión paisajística y ambiental: La instalación de estructuras de tal magnitud en un entorno con un paisaje agrario mediterráneo consolidado supone, según los consistorios, una agresión visual sin precedentes. Los 150 metros de los aerogeneradores se convertirían en el elemento dominante del horizonte, visible desde múltiples puntos de la comarca, incluyendo espacios de gran valor natural y recreativo.

-Efecto acumulativo y falta de visión global: Una de las críticas más severas se dirige contra la "degradación progresiva" que ya sufre el territorio. Los ayuntamientos ponen de manifiesto "el efecto acumulativo", recordando que en el Baix Camp ya existen otras instalaciones similares "que consumen suelo y recursos naturales". Afirman que "se está produciendo una degradación progresiva del paisaje agrario y una posible afectación a actividades tradicionales (agricultura) sin que se haya valorado adecuadamente el impacto socioeconómico global". Es decir, se está avalando proyecto a proyecto, sin una visión estratégica que evalúe el límite de saturación del territorio.

Más allá del impacto físico, los municipios cuestionan la misma naturaleza jurídica del proyecto. Expresan su sospecha fundada de que el hecho de que la compañía haya presentado seis parques eólicos independientes en lugar de un único macrocomplejo "podría responder al objetivo de acogerse a la figura de los miniparques eólicos y simplificar trámites". Esta estrategia, conocida como "fraccionamiento" de proyectos, permitiría eludir una evaluación ambiental y un debate público más exhaustivos propios de una iniciativa de mayores dimensiones.

Ante esto, los ayuntamientos son contundentes: "se deben valorar los efectos sumados de los seis aerogeneradores y de toda la línea eléctrica de evacuación". Consideran que el proyecto debe ser analizado en conjunto, como lo que realmente es: una única y gran intervención infraestructural. La respuesta no se ha hecho esperar. Los ayuntamientos afectados no se limitan a una queja, sino que han iniciado una ofensiva administrativa. Como primer paso, han anunciado la redacción y envío de informes técnicos y jurídicos detallados a la Generalitat, donde se recogen todos los alegatos expuestos, con la demanda explícita de que el Departamento competente rechace totalmente el proyecto.

La batalla está servida. Por un lado, Tesera Energía y su inversión de 4,3 millones de euros; por otro, una comarca unida que se ve a sí misma en una encrucijada: optar por un modelo energético que, aunque sea renovable, considera depredador con su territorio, o defender un paisaje, una economía y una identidad profundamente ligadas a la tierra. Lo que se decida en los próximos meses en el Baix Camp podría marcar un precedente para muchas otras comarcas de Catalunya que se enfrentan a dilemas similares.