El Banco de España ha publicado su Informe de Estabilidad Financiera para el otoño de 2025, un documento ampliamente esperado que radiografía la salud del sistema financiero en un contexto de crecimiento del crédito y cierta incertidumbre global. La conclusión principal es tranquilizadora, pero llena de matices y advertencias: no se detectan señales de una burbuja inmobiliaria, a pesar de la fuerte subida de los precios de la vivienda en los últimos años, pero se insta a la vigilancia y se están preparando herramientas macroprudenciales para futuras eventualidades.
El regulador es categórico al afirmar que, a pesar del crecimiento del crédito hipotecario nuevo, las condiciones de concesión no se han relajado de manera peligrosa y no se perciben señales de excesos en las ratios clave. Concretamente, el informe menciona que las ratios del crédito inmobiliario sobre el PIB y sobre el total de saldo de crédito bancario al sector privado se mantienen en niveles sostenidos. Estos indicadores, que se dispararon antes de la crisis de 2008, ahora presentan un comportamiento prudente, alejando los fantasmas del pasado.
Uno de los datos más esperanzadores es que las vulnerabilidades inherentes al mercado inmobiliario español se sitúan en niveles significativamente inferiores a los años previos a la crisis inmobiliaria. Esta afirmación refleja un cambio estructural profundo. El mercado actual parte de una base más sólida, con unos hogares menos endeudados y una banca con requisitos de capital mucho más estrictos. Esta mejora estructural no impide que el Banco de España insista en la necesidad de seguir monitorizando los riesgos.
Por un lado, el precio de la vivienda, a pesar de haber mostrado una cierta desaceleración, continúa en niveles elevados. Por otro lado, el informe señala que el mercado ha llegado al tercer trimestre de 2025 con unos precios que todavía se encuentran un 17,5% por debajo de los máximos históricos de 2007, una cifra que pone de manifiesto la largura y profundidad de la corrección pasada y el camino que todavía podría recorrer el mercado actual.
El impacto en los hogares más vulnerables
El Banco de España también revela que está avanzando en la metodología para imponer potenciales restricciones a la concesión de hipotecas a los hogares más vulnerables. Estas limitaciones, conocidas como medidas macroprudenciales, buscarían controlar el nivel de endeudamiento máximo de los clientes bancarios en relación con sus ingresos o con el valor del inmueble. Es relevante destacar que España es uno de los países de la Eurozona que no cuenta con medidas de este tipo.
Países como los Países Bajos, Dinamarca o Finlandia las han implementado durante años. El organismo supervisor español afirma que se está estudiando en profundidad la experiencia internacional en este ámbito. El informe distingue entre países que han utilizado estas herramientas para frenar vulnerabilidades crecientes y otros que han actuado de manera preventiva, antes de que los estándares crediticios se relajaran peligrosamente. Esto sugiere que el enfoque español sería más preventivo que correctivo.
El informe ofrece una visión generalmente positiva de la salud financiera de los agentes económicos. En cuanto a los hogares, su situación financiera se califica de favorable, con un bajo nivel de endeudamiento y una carga financiera moderada. Este saneamiento es fruto de los años de contención poscrisis y se ve sostenido por un crecimiento continuo de la renta disponible, con un incremento del 5,9% en el primer semestre. La tasa de ahorro, aunque se ha reducido hasta el 12 %, continúa en niveles históricamente altos, una herencia del shock de la covid-19 que ha proporcionado un colchón de seguridad adicional.
En cuanto a las empresas y autónomos, muestran una evolución favorable en sus beneficios, con un incremento del resultado económico bruto del cinco por ciento y nueve. No obstante, el crecimiento es desigual. Sectores ligados a la construcción y a las actividades inmobiliarias presentan aumentos notables, mientras que la industria y especialmente la hostelería registran disminuciones, reflejando un cambio en los patrones de consumo y las presiones inflacionistas específicas.
El endeudamiento del sector público
No todo son buenas noticias. El informe señala varios frentes abiertos que requieren atención. El sector público continúa con un alto nivel de endeudamiento, por encima del 100% del PIB. El Banco de España prevé una reducción del déficit al 2,5% del PIB en 2025, pero admite que los planes de consolidación fiscal están indefinidos. Las presiones por el aumento del gasto en defensa y el envejecimiento demográfico amenazan la sostenibilidad a medio plazo.
Los mercados financieros internacionales representan otro punto de preocupación. El regulador alerta con énfasis del riesgo de una corrección brusca, abrupta y pronunciada. Este peligro se atribuye directamente a la elevada capitalización bursátil global concentrada en un número reducido de empresas tecnológicas de Estados Unidos. Una corrección en estos valores podría propagarse rápidamente al resto de mercados.
Finalmente, el sector bancario, aunque muestra rentabilidad positiva, se enfrenta a retos en su margen de intereses, que ha disminuido diez puntos básicos en términos interanuales. Esto refleja un entorno de tipos de interés más estable pero también más competitivo. Por otro lado, el aumento de los aranceles comerciales internacionales ha tenido un impacto moderado en la actividad económica de los países donde opera la banca española, siendo México y Turquía los más afectados.
No obstante, el Banco de España concluye que, de momento, el efecto derivado del incremento de aranceles es contenido. En conclusión, el informe del Banco de España pinta un cuadro de recuperación sólida pero incompleta. El fantasma de la burbuja se ha disipado, pero el regulador no baja la guardia y ya prepara las herramientas para asegurar que el crecimiento futuro no se construya sobre los desequilibrios del pasado.