Muchos propietarios, la mayoría pequeños y no grandes tenedores, están optando cada vez más por una vía de seguridad en caso de impago del alquiler por parte de los inquilinos. Esta vía es el aval solidario y consiste en pedir una garantía de uno tercero que responda a la mensualidad si el inquilino no puede pagar el alquiler. Así pues, los abogados recomiendan, según ha podido saber ON-IA, esta metodología que es utilizada, especialmente, en perfiles de personas jóvenes o estudiantes con pocos ingresos. El aval mujer garantizaba si el tercero es una persona con solvencia, un jubilado o un perfil diferente del inquilino.
De esta manera, muchos expertos consideran que la garantía esta es mayor que mirar una nómina o los ingresos brutos del último año, ya que una persona puede tener un buen trabajo, pero dejar de tenerla y la seguridad la puede dar más el aval. Además, el retraso administrativo de los juzgados también favorece esta vía. Un inquilino con impagos puede alargar hasta un año la estancia sin pagar hasta que un juez decrete que no puede seguir viviendo allí y, en el mientras tanto, el avalador tiene la obligación de dar respuesta. Este método existe a otros países, pero con diferencias. A modo de ejemplo, en Francia se puede pedir un aval, pero el propietario tiene que pagar una cuota media de 20 euros mensuales para tener esta garantía cubierta que, en muchos casos, viene derivada del mismo banco.
En el caso concreto de España, el aval solidario es un compromiso legal que asume una persona (avalador) para garantizar el cumplimiento de las obligaciones del inquilino en un contrato de alquiler, tal como subrayan a los expertos de Wolo. Eso incluye no solo el pago de la renta mensual, sino también otros gastos asociados como suministros, reparaciones y posibles daños al inmueble. La figura del avalador solidario tiene que aparecer al contrato de alquiler, el cual también tendrá que firmar esta persona. Mediante esta cláusula, se regulan sus obligaciones hacia el propietario y, muy importante, el periodo de tiempo por el cual será avalador del inquilino.
¿Cómo funciona un aval solidario de alquiler?
El funcionamiento del aval solidario se basa en un acuerdo previo entre el propietario, el inquilino y el avalador, que se formaliza al contrato de alquiler. Así, el avalador se compromete a:
- Hacerse cargo de la renta si el inquilino no paga el alquiler.
- Asumir los gastos adicionales que el contrato especifique, como suministros o gastos de comunidad.
- Responder ante posibles daños ocasionados en la vivienda.
- La duración del aval tiene que quedar claramente estipulada en el contrato. En general, el avalador sigue siendo responsable mientras el contrato de alquiler esté vigente, incluyendo prórrogas automáticas si no se especifica el contrario.
No obstante, también se puede indicar que solo será avalador durante el tiempo que dure el contrato, quedando libre de sus obligaciones una vez que el contrato entre en prórroga. En caso de incumplimiento por parte del inquilino, el propietario puede reclamar directamente al avalador. Este paso no requiere agotar previamente a otras vías legales, cosa que simplifica el proceso para el propietario, pero incrementa el riesgo para el avalador.
Ventajas del aval solidario para el alquiler
Para el propietario:
- Mayor seguridad: garantiza el cobro de las mensualidades y otros gastos.
- Simplicidad en la reclamación: el propietario puede dirigirse directamente al avalador sin necesidad de gestionar procesos largos.
- Confianza en el contrato: facilita el cierre de acuerdos de alquiler.
Para el inquilino:
- Facilita el acceso al alquiler: en casos donde el inquilino no tiene bastante solvencia, contar con un aval solidario puede permitirle alquilar la vivienda.
- Flexibilidad en la negociación: podéis sustituir el pago de otras garantías, como el depósito de alquiler o el aval bancario.