Esta semana hemos visto cómo parecían abrirse las cloacas del Estado. Como si algunos las descubrieran ahora. Debe ser que se escandalizan porque ahora les toca sufrirlas a ellos. Pero cuando las hemos sufrido otros, su silencio era ensordecedor.
También ha llegado el escrito de la Fiscalía sobre la petición de condena a Laura Borràs. Viendo lo visto y el Estado de las Cloacas de la Nación, cabría preguntarse si no sería el momento de poner en valor, de una vez por todas, la presunción de inocencia, y no llevar a la hoguera a quienes pueden estar siendo víctimas de una represión que ya ha demostrado tener una red muy amplia.