Joaquim Gay de Montellà Ferrer-Vidal es un hombre huesudo y risueño, con unas cejas arqueadas y una nariz de ave de presa prominente que le da personalidad y lo hace parecer más alto que no es. El carácter y la trayectoria del presidente de Foment del Treball me parece que no se pueden explicar sin una visita atenta a su árbol genealógico. Este detalle, en una ciudad como Barcelona, que se ha visto obligada a despreciar su historia pero que al mismo tiempo valora las personas por quiénes son y por cuáles son sus amistades, más que por su talento o por el trabajo que hayan hecho, es especialmente significativo.

A través de Gay de Montellà es fácil explicar la psicología de esta burguesía que siempre ha vivido con un pie dentro y un pie fuera del Estado, y que a base de recibir bofetadas se ha vuelto hermética y arcaica, y un poco extraña a su país. Por parte de padre, los antepasados del presidente de la patronal vienen de Figueres. En esta ciudad hicieron de notarios y hay una calle dedicada a Narcís Gay i Vinyes, que en la guerra del Francés levantó un batallón con su dinero y lo bautizó con el patriótico nombre de "Batalló dels Almogàvers". Viniendo más para acá, su tío abuelo, el jurista y político Rafael Gay de Montellà, volvió del exilio de Argentina con el equipaje de Cambó y cuando llegó a Barcelona se encontró con que el líder de la Lliga había muerto antes de coger el avión por culpa de una vacuna mal puesta.

Narcís Gay i Vinyes, antepasado del presidente de Foment levantó un batallón en la guerra del Francés con su dinero y lo bautizó con el patriótico nombre de "Batalló dels Almogàvers"
Este familiar suyo, que escribió tanto como pudo en catalán, no ha sido muy estudiado. En sus libros ya vaticinaba la creación de espacios transfronterizos, y hablaba del papel que Catalunya tendría que jugar en el Mediterráneo. El discurso de Joaquim Gay de Montellà conecta con la obra de este familiar y también con la idea de Europa y del Estado que defendían antecesores más antiguos, de la época de Víctor Balaguer o de los tiempos de Eugeni d'Ors. Por la vía materna, Gay de Montellà es descendiente de Josep Ferrer Vidal, fundador de Foment del Treball, uno de los lobbies pioneros del continente y uno de los más eficaces, dadas las circunstancias políticas de Catalunya. Un hijo de este señor, Lluís Ferrer-Vidal, también presidió la patronal. Además, fundó a La Caixa con el gran Francesc Moragas y, después del cierre de cajas y de los hechos del Cu-Cut, fue diputado de la Lliga y de Solidaritat Catalana, el Junts pel Sí del 1900.

Vinculado a la estirpe de los Godó, y pariente de los hermanos Goytisolo y de un exvicepresidente del Tribunal Constitucional, Gay de Montellà es hijo de una historia épica y de un microcosmos decadente y endogámico que ha ido perdiendo el control moral e ideológico del país. Aun así, el sucesor al frente de Foment del ahora presidente de la patronal española CEOE, Joan Rosell, ha actuado con bastante olfato político, desde que fue nombrado en el 2011. Por lo menos, no ha caído en la tentación de tomarse el independentismo a broma o con menosprecio, cosa habitual en sus círculos, o de hacer declaraciones prepotentes para contentar a Madrid. Todo lo contrario, ha sido capaz de decir: "No se engañen, el movimiento soberanista en Catalunya es una propuesta política en el marco de una nación que mueve mayorías sociales". El año pasado también reconocía que las inversiones habían aumentado en Catalunya en el último lustro, es decir, desde que el independentismo empezó a crecer.

Por lo menos, el presidente de la patronal catalana no ha caído en la tentación de tomarse el independenstismo a broma o con menosprecio, cosa habitual en sus círculos
Desde el 2011, Gay de Montellà ha pronunciado siempre el mismo discurso. Catalunya es una nación, Catalunya necesita un pacto fiscal y un acuerdo institucional con Madrid, y la independencia es demasiado costosa en la Europa de los Estados. Según dice, los catalanes podríamos completar el proceso soberanista cuando la integración europea haya quedado terminada de aquí unas cuantas décadas y el continente empiece a organizarse por regiones. Este mensaje, que ya hace tiempo que circula entre los periodistas informados, se puede interpretar como una manera de lanzar pelotas fuera, pero es fruto de una mentalidad muy catalana y fácil de explicar en términos históricos. Yo me imagino que las élites que sobrevivieron en 1714, viendo que el mundo estaba gobernado por psicópatas y locos, renunciaron a determinadas formas de poder para contribuir al progreso de la humanidad de una manera más segura.
El aumento de la tensión política ha reavivado el pulso que Gay de Montellà mantiene con  Abad, presidente de la CECOT, soberanista, que aspiraba a suceder a Rosell en Foment
Gay de Montellà es el votante prototipo del PP que se ha quedado sin partido con la polarización de la política. Si lo escuchas, siempre se cuida de hablar "de Estado español". Este detalle resulta significativo en una persona que ha sido educada en la escuela de Franco y que dice, en catalán, "llenga", "periodu" o "deslocalisació". El presidente de Foment está convencido de que el nuevo acuerdo entre España y Catalunya llegará antes de dos años. Pero aunque hasta ahora ha mantenido la calma, el rostro a veces se le crispa sutilmente cuando habla de la independencia, sobre todo los últimos meses. Parece que el aumento de la tensión política ha dado aire a las rivalidades. Por ejemplo, ha reavivado el pulso que mantiene con Antoni Abad, el presidente de la CECOT, que aspiraba a suceder Joan Rosell, cuando Gay de Montellà pasó a hacerse cargo de Foment. Abad, el presidente de la patronal de Terrassa, es soberanista y aprovecha el margen de maniobra que le da representar pequeños y medianos empresarios para criticar las posiciones de Gay de Montellà y ganar apoyos en el área del Vallès, que industrialmente es muy fuerte. La tensión entre las dos figuras ha llegado a un punto difícil. Foment estudia expulsar a CECOT de su organización, acusándola de "violentar" los estatutos, mientras que Abat se dedica a reunirse con Carme Forcadell y entidades independentistas. Otra figura que le disputa cuotas de poder es Josep González, el presidente de la PIMEC, que está ganando terreno a Foment en los organismos de la Generalitat. Casado con Maria Estany i Bufill, Gay de Montellà también tiene un cargo en la CEOE. Un amigo suyo me comenta que ahí tiene mucho trabajo porque ayuda a Rosell a modernizar las estructuras, que aún son herederas del franquismo.
En la CEOE, la patronal española, Gay de Montellà ayuda a Rosell a modernizar las estructuras, que aún son herederas del franquismo
En resumen, el presidente de Foment es una reminiscencia de la confluencia que se produjo entre la aristocracia mercantil que perdió la guerra de Sucesión y la burguesía cosmopolita que hizo la revolución industrial. Con 24 años empezó a trabajar en la Banca Masaveu, fundada a mediados del siglo XIX por un catalán que emigró a Asturias y que mantuvo siempre los vínculos con el país. Después, pasó a representar durante veinte años una banca holandesa por los territorios de la antigua Corona de Aragón, es decir en Zaragoza, Barcelona, Palma y Valencia. Tiene un castillo en Hostalrich, en el cual organizaba comidas políticas con el exministro y exlíder del PP en Catalunya Josep Piqué, y un hotel en Puigcerdà, que es una villa recurrente en la obra de su tío abuelo. En la Torre del Veguer, una fortaleza de origen medieval, reconstruida en la época del Renacimiento, ha montado unas viñas que lleva su señora, enóloga y subcampeona de Europa de golf. Como no podía ser lo contrario, antes de convertirse en una figura importante del puente aéreo, durante unos años también trabajó en Abertis.