Es probable que no exista otra tecnología tan importante para la vida diaria como nuestro móvil. Nos mantiene conectados. Contiene todos nuestros datos confidenciales. Podemos, incluso, sentirnos paralizados sin él. Por eso es importante que llegado el momento de cambiar de dispositivo, sepamos identificarlo.

Aquí hay algunas señales reveladoras que nos ponen sobre la pista de ello.

No puedes actualizar al último sistema operativo

Si el fabricante de un dispositivo no ofrece una actualización a la versión más actual del sistema operativo, es hora de mover ficha. Es posible que su hardware esté tan desactualizado que simplemente ya no sea compatible. Por ejemplo, es posible que tenga un procesador antiguo. Un dispositivo con un procesador de 32 bits no puede ejecutar un sistema operativo de 64 bits.

Ya no puedes instalar parches de seguridad

Si no puede actualizar a un nuevo sistema operativo, al menos mantente en una versión del sistema operativo que reciba los parches de seguridad actuales. Si prefieres Android, elige un fabricante que sea un buen socio de Google y automáticamente lance estos parches frecuentemente. O quédate con Apple, ya que tienden a ofrecer soporte durante un período de tiempo más largo.

El fabricante deja de admitir tu dispositivo

Aunque Apple tiende a admitir actualizaciones de seguridad por más tiempo, si el móvil tiene más de cinco años, estás en problemas. Consulta la web de Apple para ver si tu iPhone se considera obsoleto. Estos dispositivos pueden ser tan antiguos que es posible que el tráfico de la red no esté cifrado con los protocolos más actualizados. Esto puede exponer tus datos confidenciales a cualquiera.

El móvil es tremendamente lento

Incluso después de un reinicio completo del teléfono, no responde. Estás abriendo aplicaciones o presionando botones y parece que estás iniciando Windows 95. Estas son señales de que es hora de un procesador más rápido que pueda manejar su nueva y brillante actualización de sistema operativo. Apple ha reconoció que los iPhone se estaban ralentizando para ahorrar batería, pero si tu móvil sigue lento después de reemplazar la batería (si es reemplazable), es hora de considerar actualizar tu teléfono.

Las aplicaciones parecen fallar más

Si las aplicaciones de más peso se bloquean con frecuencia, pero no en los móviles de otras personas, el problema puede ser tu teléfono y no la aplicación. Hay dos tipos diferentes de memoria en los dispositivos. Uno es para almacenamiento y el otro, llamado RAM, es para ejecutar el sistema operativo y sus aplicaciones. Dentro de la RAM, hay diferentes asignaciones, incluido un umbral de memoria para ejecutar cada aplicación individual. En dispositivos de gama baja, este umbral puede ser muy bajo. Como resultado, puede experimentar más problemas que el de esos amigos que optaron por móviles de gama media o alta con una mejor asignación de RAM.

La batería dura solo unas pocas horas

Las baterías están preparadas para 300-500 ciclos completos antes de que alcancen el 70 por ciento de su capacidad. A partir de ahí, si la duración baja mucho, conviene cambiar de móvil, salvo que se pueda reemplazar la batería.